El país al revés (La serpiente devoró al águila)
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STAFF / LIBRE EN EL SUR
Nuestro país es un cementerio. Qué triste que esta sea una aseveración sin cuestionamientos. Qué triste que hayamos normalizado tanto la violencia, qué triste que nos hayamos acostumbrado a estos niveles de crueldad. Y no se trata de lamentarnos, se trata de entre todos salir de este espiral de violencia.
Para ello hay que aceptar que no saldremos mañana, ni pasado, ni en este año que apenas empieza. Tendremos noticias terribles, de más desaparecidos, de mujeres ultrajadas, de matanzas espantosas que más nos vale sentir algo.
La Secretaría de Gobernación en específico, la subsecretaría de derechos humanos liderada por Alejandro Encinas, acaba de presentar un informe que confirma la realidad del capitalismo gore tan bien expuesto por Sayak Valencia que padecemos. No son personas, son números, son canjes, son mercancías, son órganos, son esclavas y esclavos.
Estamos viviendo un escenario de terror. Más de 61,000 desparecidos. E insistimos en que no son números, son personas de carne y hueso. La derecha desde que inició su guerra contra el narcotráfico jugó a la narrativa de los buenos contra los malos. Pues la realidad dista mucho de ese discurso absurdo y ramplón secundado por Calderón, García Luna y Medina Mora. Funcionarios que ahora tiemblan ante las averiguaciones de nuestro vecino espía y metiche.
Las cosas no van a cambiar con la Guardia Nacional. Las cosas tampoco cambiarán con asistencia social, que, si bien es muy importante, justo y necesario; la realidad violenta de nuestro capitalismo gore no va a cambiar con becas ni apoyos. O entendemos que estamos inmersos en un negocio internacional y que nuestra diplomacia tiene que ir encaminada a liderar un cambio geopolítico que despenalice las drogas y criminalice al mercado armamentístico o seguiremos en esta locura que ha cobrado más muertes que la dictadura chilena.
El crimen organizado no solo controla el mercado de las drogas, controla la piratería, la prostitución, el tráfico de órganos, el tráfico de esclavos, porque llamarle trata de blancas es justamente negar lo que son: esclavos del mundo moderno.
Una mente conservadora solo buscará mitigar estos crímenes más no cortar la cabeza de la serpiente. Y la cabeza se encuentra en los pasillos de wall street, en el mercado financiero mundial donde se lava todo el dinero posible.
O atacamos el dinero, acabamos con la criminalización de las drogas y entramos en el terreno de la salud, o seguiremos acumulando personas asesinadas, desaparecidas y seremos el país en donde la serpiente devoró al águila.