Ciudad de México, abril 20, 2024 03:01
Nancy Castro Opinión

Nada que celebrar

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Cada año nos cuestionamos si hay algo que celebrar el 12 de octubre.

POR NANCY CASTRO

Hace poco más de un siglo, en 1913, se estableció el día para la celebración de la unión entre España y los pueblos de América. El impulsor del Día de la Raza o Día de la Hispanidad, el político español Faustino Rodríguez-San Pedro, dijo que era un homenaje “a la intimidad espiritual existente entre la nación descubridora y civilizadora y las formadas en el suelo americano”.

Las fechas históricas conmemorativas son un recordatorio de nuestra integridad social y cultural. Y si hacemos una revisión del colonialismo en América, se reconocen los daños causados por los horrores cometidos que el imperio español trajo a nuestros pueblos pone en duda el término civilización y progreso; cuando en realidad el régimen al que se sometió a los indígenas fue de terror y barbarie.

Cada año nos cuestionamos si hay algo que celebrar.

Por colonialismo se entiende a la forma de relación de dominación política, social y económica que existe una potencia extranjera (la metrópoli) y otros países considerados periféricos, los cuales son explotados por la potencia y pasan a llamarse “colonias”. La explotación de esa fuerza de trabajo era el principal objetivo de los colonizadores.

La colonia española en América. Probablemente es el proyecto colonial más grande y ambicioso de la historia, que abarcaba desde México hasta la Patagonia, sometido al poder de la Corona Española luego de una cruenta guerra de conquista en el siglo XVI. Las colonias españolas se organizaron en cuatro virreinatos, existentes en distintas épocas: el de Nueva España (que abarcaba México y Centroamérica), el de la Nueva Granada (Colombia, Venezuela, Ecuador, Panamá y Guayana), el de Perú (Perú, gran parte de Sudamérica y algunas islas de Oceanía) y el Del Río de la Plata (Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia).

La totalidad de estas colonias se independizó de España a lo largo del siglo XIX, a través de una serie de cruentas y largas guerras de independencia.

Pero durante tres siglos de Imperio Español en las “Indias” de América, lo que realmente era una marcada división de clases sociales:
Blancos: españoles peninsulares o nacidos en América.
Indios: habitantes originarios de América. Negros: esclavos traídos de África.

Hoy en día se sigue replicando la mezcla entre esos grupos dando lugar a las castas. Es decir una clasificación de las personas dado su linaje tomando en cuenta a sus progenitores y qué lugar ocupaban en la sociedad medieval de aquellos siglos.

Y de esa mezcla surgió una curiosa lista de 16 combinaciones básicas, aunque las mezclas posibles son innumerables. Otros peculiares nombres como calpamulato, coyote, cuarterón, genízaro, jarocho, tresalvo, zambo, entre muchos otros, hacían más grande la lista.

Los indígenas eran la gran base poblacional de América y por lo tanto eran la base del sistema económico, principalmente en el Virreinato de la Nueva España y el del Perú.

Los blancos ocupaban los puestos privilegiados de la estructura política y económica, mientras quelos indios tenían que trabajar y pagar un tributo a la corona. Los esclavos solo vivían para trabajar.

Hoy en día el símbolo de la Malinche es un estandarte que se utiliza para diferentes combates, tanto para el feminismo, el género queer, el movimiento chicano en E.U.A…”

Que una persona fuera de una casta u otra en realidad no añadía ni quitaba derechos, pues más bien la posición económica y social era la determinante.
“Los mestizos estaban en posiciones intermedias: no tenían que pagar el tributo de los indios, ni eran esclavos como los negros, pero tampoco tenían los privilegios de los españoles”, explica Federico Navarrete, doctor en Estudios Mesoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El flagrante colonialismo sigue subyugando a los pueblos.

En México el legado de la Malinche es un mito mezclado con leyenda que toma en cuenta las opiniones opuestas. Muchos la ven como la figura fundadora de la nación mexicana, sin embargo muchos otros ven a la Malinche como una traidora.

En 1960, intervenciones feministas hacia la figura de la Malinche desde la obra de Rosario Castellanos, la describe como víctima, atrapada entre dos culturas, forzada a tomar decisiones complejas, y que, en última sirvió como madre de una nueva raza. Y sin embargo poco registro hay de Malinche,
en sus “Cartas de Relación” Hernán Cortés poco habla de ella, y que para ser acompañante digna de un español se tenía que casar y desde entonces se castellanizó su nombre a “Doña Marina”. “Marina con la que yo siempre conmigo he traído, porque ahí me la habían regalado con 20 mujeres”. Es el único que podía hablar de ella y poco dice.

La imagen mítica de la Malinche se ha modificado con el tiempo conforme han variado los criterios historiográficos que la han estudiado desde que irrumpió en el proceso de conquista al ser ofrecida como esclava al conquistador hasta más recientemente en que se ha revalorado su aportación a ese proceso que finalmente formó la nueva nación mestiza que hoy es México. En el Laberinto de la soledad, Octavio Paz plantea que todos somos hijos de “La chingada”. encarnizando a la Malinche como la misma chingada, el símbolo del mestizaje fue llevado acabo por medio de violencia y violación, entonces por lo tanto somos eso, hijos de una violación.

Hoy en día el símbolo de la Malinche es un estandarte que se utiliza para diferentes combates, tanto para el feminismo, el género queer, el movimiento chicano en E.U.A.

La imagen mítica de la Malinche se ha modificado con el tiempo conforme han variado los criterios historiográficos que la han estudiado desde que irrumpió en el proceso de conquista al ser ofrecida como esclava al conquistador hasta más recientemente en que se ha revalorado su aportación a ese proceso que finalmente formó la nueva nación mestiza que hoy es México.

En México el 15 de Septiembre se conmemoraba el grito de la Independencia y en Madrid se estrenaba “Malinche el musical”, despolitiza completamente la historia del colonialismo en nuestro país y convierte una historia de esclavitud, violencia y violaciones en una historia de amor en la que Malinche se enamora de Hernán Cortés. Tampoco creo que haya sido por ahí. Nacho Cano ex integrante de Mecano dirige su propio musical, representa a un Hernán Cortés héroe y protagonista de la historia, y a una Malinche libre y dueña de sus decisiones.

Y ya para cerrar. El día de la hispanidad en la madre patria que supuestamente nos dió la lengua y nos sacó de la barbarie, establece para este acto cívico cultural con el lema “ En Madrid caben todos los acentos”. Con una serie de conciertos en La Plaza Mayor, en la que se presentaron grupos musicales latinoamericanos, como banda el Recodo. El supuesto abrazo acogedor de la madre patria que ahora en vez de servir para sostener la violencia material que eliminó pueblos y culturas, se maneja desde la misma fuente de poder con sutileza y seducción. La hispanidad se asienta en un escenario que decreta un discurso rancio y malgastado como las banderas que decoran la fachada del edificio de la sede del gobierno de la Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol, gobernada por la ultraderecha de Isabel Díaz Ayuso, su política se vende colorida, pacificadora y homogeneizante. Si de verdad en Madrid caben todos los acentos ¿por qué nos discriminan a las personas migrantes por nuestra forma de hablar? Estableciendo que su español es el único y universal. Se niega la biodiversidad cultural.

¿Entonces, qué debe celebrarse el 12 de Octubre?

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