Ciudad de México, abril 19, 2024 12:57
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Jefas de familia en la Delegación Benito Juárez

Los hogares encabezados por mujeres han ido en aumento en el mundo, en México y el Distrito Federal, con base datos del INEGI, muestran que uno de cada cuatro hogares lo encabeza una mujer, de estos, el 6.9% de mujeres jefas de familia cuenta con 30 años de edad, el 36.4% son mujeres de 30 a 49 años de edad, un 21.6% tienen una edad de entre 50 a 59 años.[1]

El incremento en el número de este tipo de hogares se debe a varios factores: al aumento de casos de separación y divorcios entre parejas, al embarazo de adolescentes y mujeres jóvenes, al abandono por parte de la figura masculina. Estos aspectos están vinculado a diferentes dinámicas socioeconómicas tales como: el incremento de escolaridad en las mujeres, creciente desempleo en los hombres, sanciones poco efectivas a padres irresponsables, casos de migración o mujeres que eligieron una maternidad en soltería. Por lo menos por una de estas razones, las mujeres se vuelven jefas de familia.

La Delegación Benito Juárez tiene un alto nivel de desarrollo humano que corresponde al 0.917 [2] esto quiere decir que tiene niveles de vida similares a países europeos. Pero también tiene hogares encabezados por mujeres cuya cifra asciende, según datos de la encuesta básica del INEGI 2010 a 51489, de los cuales el 18% de mujeres de familia tienen hijos menores de edad.

Los fenómenos sociales, como el ya señalado, producen modificaciones al interior de las familias: en la diversidad de roles que desempeñan las mujeres, en la ampliación de sus jornadas, dobles o triples, las cuales representan para ellas un desgaste físico, muchas de las veces, tan agobiante que dificulta su labor como madre.

Desde luego la situación de estas mujeres puede afectar, también, su salud psíquica ya que su condición de soltería y madres no responde a la expectativa social aun prevaleciente, misma que las estigmatiza. Por lo cual, es muy probable que algunas mujeres desarrollen sentimientos negativas ante su condición.

Además de estas dificultades, es muy probable que las mujeres no cuenten con suficientes ingresos para sufragar los gastos en los hogares que encabezan; motivo que las hace vulnerables a padecer condiciones de pobreza, ya que la entrada económica a ese hogar se limita a solo una remuneración. [3] Esto representa una merma en la calidad de vida de las hijas e hijos y los coloca en riesgo social.

Los estudios sobre el tema señalan que esta dinámica de hogares uniparentales encabezada por mujeres aumentará en el futuro, debido al cambio demográfico, a la modificación de las pautas sociales y a su impacto a la formación de los distintos tipos de familia; por ello, sugieren la puesta en marcha de políticas públicas que atiendan el tema de las jefas de familia en condición de soltería. Esta situación nos atañe a todos, gobiernos, sociedad y en empresas, ya que estas dinámicas generan problemas sociales de mayor magnitud.

En México, particularmente nuestra ciudad, ya sean puestas en marcha algunas acciones que posibilitan a estas mujeres a ejercer su derecho a la libre maternidad, así como al ejercicio de sus obligaciones de tutela.

Los gobiernos de izquierda del Distrito Federal, han empezado a cubrir pisos mínimos de acciones de política pública, que favorezca a mujeres jefas de familia en condiciones de pobreza y vulnerabilidad, como el programa de apoyo a madres solas residentes en el Distrito Federal. No obstante, aun nos falta más por hacer para posibilitar a esta población una vida digna y de disfrute de sus derechos.

Necesitamos no bajar la guardia y seguir en la lucha para lograr la viabilidad en el aumento en la calidad de vida de esta población, con ello, que estén en posibilidad de ejercer su derecho a la maternidad con apoyos que les permitan sacar a sus hijos adelante. Es importante destacar políticas públicas estatales y delegacionales con enfoque amplio, integral y con perspectiva de género, una política pública incluyente de todas las jefas de familia, las jóvenes, las de media edad, las escolarizadas o no; es urgente elaborar mecanismos que les permitan acceder a mas recursos económicos, a conciliar su vida familiar con la laboral, para que cumplan, cabalmente, con sus obligaciones de cuidado y convivencia; buscar formas efectivas de responsabilizar a los padres de familia que incumplan con sus obligaciones, dar más información y educación sobre sus derechos, ofrecer mayor infraestructura para su autonomía económica y garantizar su acceso a una vivienda.

Si este es tu caso y estas interesada en este tema, te invito a visitar mi modulo de atención en Emiliano Zapata numero 32 bis, colonia Portales Oriente, teléfono 5243-1382.



[1] [1]INEGI. Censos de población y Vivienda 2010. Tabuladores del cuestionario básico

[2] Informe de Desarrollo Humano de 2010.

[3] Los índices de discriminación salarial por ocupación y sector de actividad muestran

que las mujeres ganan un 30.5% menos que los varones. Datos de INEGI Hombres y Mujeres, 2010.

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