Ciudad de México, octubre 5, 2024 10:47
Opinión Rodrigo Cordera Thacker

La prostitución en Benito Juárez

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.

Debemos de impulsar leyes y políticas públicas enfocadas a esta población, que con la pandemia volvieron a una vulnerabilidad oprobiosa.

POR RODRIGO CORDERA THACKER

Sé que es un tema incómodo. En especial para ese cúmulo de la sociedad mexicana que enaltece las supuestas buenas costumbres y se espanta del mundo y la hiper sexualidad humana. También es incómodo para una corriente del feminismo medio mocho o supuesto radical que excluye a las mujeres transgénero, y no debate con las y los trabajadores sexuales. Los excluye.

Pero la prostitución es un tema que debemos de abordar. Y de manera integral. Esto es; con las personas que ejercen la prostitución, no desde un púlpito de supremacía moral, sino acompañando y tratando de encontrar formas legales y políticas públicas que protejan, amplíen sus derechos y mejoren su calidad de vida. Y que quede muy claro, que prostitución no es igual a trata.

No es secreto que la antigua calzada de Tlalpan, con su trazo prehispánico, es una zona rosa, roja, o naranja, en donde se ejerce la prostitución de manera ilegal. Hace 3 años, en un intento de participar en la vida pública, tuve una charla con una representante de una asociación de prostitutas. Fue una plática en donde me di cuenta de mis propios prejuicios, me di cuenta de que tenía ideas fijas en torno a su trabajo. Desde entonces escucho más de lo que hablo, especialmente en temas complejos y desconocidos. Para no hacer el cuento largo, la compañera me dijo claramente: “Este es un trabajo digno. Que les espante es porque seguro quieren contratar, pero no se atreven. Los que más nos juzgan son los primeros en las filas en la noche. Nosotras solo queremos seguridad social, poder acceder a guarderías porque la mayoría tenemos hijos. Queremos poder hacer nuestro trabajo sin miedo a desaparecer y con la seguridad de que la justicia también estará de nuestro lado”.

Ahora existe la prostitución en Tlalpan, que es más que compleja y sujeta a redes, tratas, padrotes y matronas. Pero también está la prostitución de elite, que se encuentra más escondida, es de carácter internacional, y también se debe de abordar con el enfoque de derechos laborales. No derechos de consumo.

Pero en esto si creo y creo debemos de impulsar leyes y políticas públicas enfocadas a esta población, que con la pandemia volvieron a una vulnerabilidad oprobiosa.

Las personas que ejerzan la prostitución de manera libre y consciente deben de tener los mismos derechos que toda persona que trabaja. Seguridad social, acceso a programas de apoyos a las madres trabajadoras (el peje lo eliminó sin diagnóstico y sin sustitución) y todo derecho ganado por las luchas laborales.

Entiendo que es un tema complejo. Pero debemos de discutirlo. Y discutirlo con datos y pragmatismo, Ya que meter nuestras propias ideas en torno a la sexualidad solo enturbian esta conversación. Querer erradicar la prostitución, creo yo, generaría un mercado negro y de trata aún más turbio del que ya existe. Generar derechos y programas para ellas y ellos podría mitigar las figuras de padrotes y matronas y emanciparía al individuo. Al menos ese sería el intento.

Pero este tema, al igual que todos, no puede ser discutido sin trabajadoras y trabajadores sexuales. Es igual de absurdo que escuchar a un hombre hablar del aborto. Este tema tiene que ser abordado y trabajado con ellas y ellos.

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