Entre dietas y fármacos: la violencia médica que viven las mujeres en ‘control de peso’

Control de peso. Martirio y riesgos. Foto: Cuartoscuro.
En lugar de enfocarse en el bienestar integral, procesos de control de peso buscan que las pacientes disminuyan su talla a costa de fármacos desconocidos o de bajar kilos semanales.
El Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales de EU (NIDDK, por sus siglas en inglés) advierte que perder más de 1.5 kilos cada semana puede aumentar la posibilidad del desarrollo de cálculos biliares
DIANA SOTO Y ELIZABETH DORATES/ANIMAL POLÍTICO
Paulina Gallardo, de 75 años, va a consultas constantes por la diabetes. A lo largo de su tratamiento ha recibido comentarios despectivos sobre su corporalidad. Areli Romero, de 29 años, consumió para bajar de peso, sin saberlo, anfetaminas que una bariatra le entregaba en bolsitas transparentes y pastilleros sin el nombre de lo que contenían.
Así es la violencia médica que viven las mujeres en procesos de control de peso, que en lugar de enfocarse en un bienestar integral de las pacientes, sólo quieren que el número de la báscula disminuya.
La nutrióloga Mariana Félix, con un enfoque no centrado en el peso y especializada en Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), explica que es común que en consultas médicas las pacientes sean agredidas de forma física o psicológica.
“Estás muy gorda” y “comes mucho” son algunas de las frases que Paulina y Areli escucharon en los consultorios sin un diagnóstico previo.

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La encuesta Apreciaciones individuales y colectivas de los estándares de belleza, del Centro de Opinión Pública de la Universidad del Valle de México (UVM), refiere que “las expectativas sociales sobre la imagen personal influyen en la satisfacción con el propio cuerpo y en las aspiraciones estéticas”.
Para la mayoría de las personas encuestadas, mantener una apariencia esbelta (67%), juvenil (60%), sin estrías (58%) y con un tono de piel claro (54%) es importante. Estos ideales impactan más a las mujeres, que priorizan una apariencia esbelta (75% vs. 60% de los hombres), una piel sin estrías (68% vs. 49%) y un aspecto juvenil (68% vs. 52%).
Rocío Ivonne de la Vega Morales, doctora en Psicología por la Facultad de Psicología de la UNAM y especialista en TCA, señala que los médicos con estigmas relacionados con el peso podrían desmotivar a pacientes, afectar su autoestima y autoconcepto, lo que también podría derivar en depresión, ansiedad o incluso trastorno por atracón.
Un artículo de la Revista de Obesidad que analiza el enfoque normativo de las consultas médicas, enlista la presión por la pérdida de peso, hostilidad, violencia, microagresiones verbales, conductuales y ambientales como estigmas relacionados con el peso.
“Por ejemplo, sugerirle una dieta a un paciente cuando el paciente consulta por una preocupación no relacionada con el peso sería una microagresión relacionada con el peso”, explica el artículo.
“Te dicen que estás gorda, que deberías de ponerte a hacer ejercicio”
La bariatra que atendía a Areli Romero la dio de alta en cuanto preguntó por las pastillas azules, rosas y cafés que le recetó durante casi un año en bolsitas transparentes y pastilleros sin nombre. En la Clínica 30 del IMSS en Ciudad de México, en una consulta de seguimiento para su disautonomía, —un padecimiento del sistema nervioso que le provocaba desmayos—, tras pasar dos días sin dormir, temblar y llegar con taquicardia al consultorio, las mostró a los doctores y le dijeron que eran medicamentos anfetamínicos.
“Considero que sí viví violencia médica porque parte de un tratamiento responsable es saber qué estás ingiriendo, porque finalmente como paciente te pones en manos del profesional de salud”, señaló Areli Romero, quien años después de esa experiencia se convirtió en nutrióloga.
Sobre los fármacos, Mariana Félix explica que ella no recomienda el uso de medicamentos para bajar de peso porque generan dependencia y otros efectos secundarios como ansiedad, sudoración y taquicardia, que impactan la salud.
Paulina Gallardo cuenta que, durante sus tratamientos con nutriólogos, la mayoría le fija una meta de pérdida de peso. Actualmente, le piden bajar al menos dos kilos por semana.
El Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales de Estados Unidos (NIDDK, por sus siglas en inglés) advierte que perder más de 1.5 kilos cada semana puede aumentar la posibilidad del desarrollo de cálculos biliares y que una dieta de menos de 800 calorías al día por un largo tiempo puede generar problemas del corazón.
Además, siente culpa al comer, y esa sensación se intensifica cuando no logra la meta.
“Me siento triste porque luego se me antoja, por ejemplo, una fruta que no debo comer, y me la como. Y después me pregunto si subí de peso por eso”, agrega Paulina Gallardo.
También ha notado que en varias ocasiones, en sus consultas médicas de seguimiento por la diabetes, minimizan sus síntomas y los atribuyen únicamente a su físico, sin realizar primero un diagnóstico adecuado.
“Pues sí, te sientes mal porque te dicen que estás gorda, que deberías de ponerte a hacer ejercicio”, comparte Paulina Gallardo. Incluso ha tenido experiencias con médicos que la regañan por su peso.
La especialista De la Vega Morales señala que los tratamientos para bajar de peso no deberían centrarse en metas de kilos en un tiempo determinado, ya que esto podría generar presión en el paciente. Explica que, en su lugar, se deben evaluar diversos factores y obstáculos que les impidan bajar de peso y establecer un plan de alimentación.
“El paciente va a sentir esa presión (si lleva una meta de kilos en un determinado tiempo) y se va a estar pesando en su casa. Entonces no, no queremos que el paciente esté rumiando todo el tiempo ‘tengo que bajar, tengo que bajar’. Queremos que se enfoque en la cuestión saludable”, dice.
Aunque los médicos deben priorizar la salud de sus pacientes, los enfoques normativos de control de peso se centran sólo en su pérdida. Sin embargo, NIDDK señala que las dietas restrictivas son difíciles de mantener y la mayoría termina recuperando el peso perdido.
Puede haber salud en todos los tamaños corporales
Tanto Mariana Félix como Areli Romero señalan que los controles de peso restrictivos no son sostenibles a largo plazo y propician el abandono del proceso. Además, algunas personas entran y salen de distintas dietas que no logran completar y ante la presión por la delgadez podrían desarrollar trastornos alimenticios.
“Si yo soy una mujer que cumple factores de riesgo que me predisponen a desarrollar un trastorno alimentario, obviamente el uso de las dietas restrictivas y los medicamentos sólo va a acelerar el desarrollo y la manifestación del trastorno alimentario”, considera Mariana Félix.
De la Vega Morales indica que un caso de violencia médica puede identificarse cuando se presiona al paciente por un número en la báscula, cuando el médico muestra actitudes negativas hacia su cuerpo o emplea un discurso que desmotiva, entre otros.
“El trabajo debe ser integral, con nutriólogos, psicólogos, entre otros, y no nada más enfocado en la baja de peso”, sostiene.
Algunas dietas restrictivas con bajas pronunciadas de peso podrían no proveer los nutrientes necesarios para una persona al satanizar alimentos o restringirlos de forma continua, además de que pueden generar problemas en la salud.
Areli Romero sufrió ansiedad y recuperó el peso perdido tras dejar abruptamente los fármacos para bajar de peso. Paulina Gallardo, por su parte, ha subido y bajado de peso debido a dietas estrictas, lo que la ha llevado a abandonar y retomar tratamientos en varias ocasiones. Ambas han experimentado hipervigilancia con la comida y sienten culpa al comer tras estas experiencias de violencia médica.
“Hoy sabemos que puede haber salud en todos los tamaños corporales, podemos probar otros tipos de tratamiento que no están 100% enfocados en el peso. Es decir, que se enfoquen en qué tan variado está comiendo la paciente. En el caso de la diabetes, qué tanto está prolongando ayunos, la hora en qué come, si incluye todos los grupos de alimentos, qué tan bien está durmiendo, entre otras cosas”, explica la nutrióloga Mariana Félix.
(Publicado con autorización de Animal Político)