Nuestro crédito en riesgo
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Foto: Crisanta Espinoza / Cuartoscuro
La contención artificial del problema crediticio por la suspensión provisional de los servicios crediticios, está por terminar. En el momento en que termine, los deudores serán requeridos, por lo que aumentará la cartera vencida.
POR DINORAH PIZANO
La crisis mundial que vivimos globalmente derivada del Covid-19, nos ha recordado entre otras cosas, la gran importancia de tener acceso a los servicios financieros. El crédito, los seguros, el ahorro y las remesas, son herramientas de las que hemos tenido que echar mano para enfrentar este enorme embate.
Por tal razón y sabedora de los efectos económicos que sufriría nuestra economía, la banca mexicana ofreció en abril pasado como apoyo a las y los cuentahabientes, diversas medidas para mitigar los compromisos contraídos con entidades financieras.
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), dio a conocer las medidas de apoyo que las instituciones bancarias aplicarían a clientes que vieron afectad@s sus ingresos, entre las que se incluían la suspensión de pagos de créditos o diferimiento parcial hasta por cuatro meses, con posibilidad de extenderlo a dos meses más.
Asimismo se ofreció mantener el límite de crédito, preestablecido en las tarjetas de crédito, para apoyar los gastos que pudieran generarse por la eventual pérdida de empleo, la disminución salarial, o simplemente la necesidad de ejercer el crédito sin tener que pagarlo en fecha próxima.
Los tipos de crédito que fueron elegibles para este apoyo fueron: vivienda con garantía hipotecaria; crédito automotriz, personal, de nómina, tarjeta de crédito y microcréditos; así como créditos comerciales de personas morales o personas físicas con actividad empresarial.
Sobre ello abundó Luis Madrigal, Director de Coru: “Estas medidas de apoyo no son nuevas, se aplican en casos de catástrofes nacionales y son una muestra de que la banca tiene solidez para ayudar a sus clientes. No obstante, hay que tener en cuenta que se trata de una medida de alivio o un periodo de gracia temporal, y que tarde o temprano es dinero que deberemos. En particular, con las tarjetas de crédito podemos tener un estricto control para usarlas a nuestro favor en este tiempo crítico, como garantía que piden algunos hospitales al ingresar un paciente, por ejemplo… ”, añadió.
Lo atractivo de este esquema radicó en que no sería necesario pagar el monto mínimo durante el periodo de gracia que el banco estableció, con la ventaja de poder seguir usando la línea de crédito disponible en la tarjeta de crédito, por ejemplo.
Los saldos podrían ser congelados con o sin cargo de intereses, según indicó el comunicado de la CNBV. Cabe mencionar que para acceder a estos beneficios, los créditos debían estar vigentes y al corriente de pago al 28 de febrero de 2020.
En suma, los programas de apoyo de los bancos iban dirigidos al pago mínimo inmediato y hasta por 6 meses, para mantener el historial crediticio sin afectaciones en atención a la clientela para cubrirlo.
Por desgracia casi ha finalizado el periodo de apoyo. El 69% de cuentahabientes que solicitaron el apoyo están a punto de cumplir el plazo de 4 meses otorgado por las empresas de crédito. El resto tendrá aún 2 meses más. A partir de julio y agosto un gran número de deudores entrarán en emergencia en sus finanzas personales en virtud de no poder cubrir tales cuotas.
Por su parte, un gran número de acreedores intentarán en breve el cobro y el recobro de pagos no cubiertos sin éxito, ya que sus deudores se han convertido en insolventes en sólo unos meses, debido a la crisis económica desencadenada por el virus.
La contención artificial del problema crediticio por la suspensión provisional de los servicios crediticios, está por terminar. En el momento en que termine, los deudores serán requeridos, por lo que aumentará la cartera vencida.
Ante esta situación, se vuelve urgente que el Estado mexicano ejecute acciones dirigidas a enfrentar la reducción del ingreso de los hogares y a mitigar el deterioro del sistema productivo de nuestro país.
Es menester apoyar a los hogares que sin distinción de su situación socioeconómica, se pueden encontrar en condición de vulnerabilidad. Para ello se requieren implementar políticas públicas que apunten a limitar el despido de trabajador@s, el fortalecimiento del seguro de desempleo y el de salud.
También significaría un gran apoyo permitir la suspensión transitoria del pago de servicios públicos, el diferimiento y/o condonación de obligaciones fiscales a personas físicas, así como la reducción de cargos a las empresas, entre otros.
En lo que se refiere a las y los usuarios del sistema financiero, se deben tomar también acciones urgentes para que cuenten con suficiente liquidez. Para que las y los deudores continúen siendo sujetos de crédito al generar nuevas medidas para minimizar el incumplimiento de pago, deben aplicarse ajustes transitorios a la regulación que apoyen el desempeño de los deudores, sobre todo de las personas físicas y de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
Lo anterior es fundamental si tomamos en cuenta que en México existen aproximadamente 4.1 millones de mipymes que aportan el 42% del PIB y generan el 78% del empleo formal. Es decir, dan trabajo a casi 8 de cada 10 personas en nuestro país.
Por su parte, la banca ya está buscando formas para enfrentar el fenómeno de la cartera vencida. Enrique Margain Pitman, Director Ejecutivo de Crédito Hipotecario y Automotriz de HSBC informó: “Todo programa tiene una temporalidad pero hoy día se esta previendo que exista un universo de clientes que necesiten un apoyo adicional. Después de julio y agosto, habrá quienes no tengan la posibilidad de empezar a pagar de nuevo, por lo que esta segunda etapa tendría que venir más enfocada a quienes verdaderamente lo requieren”.
Todo lo anterior nos confirma que los efectos económicos de la pandemia aún están lejos de terminar. Por ello es menester cuidar nuestra capacidad de pago para contratar deuda. Estoy segura que saldremos avantes de este enorme reto.