Ciudad de México, noviembre 24, 2024 23:59
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Pistolización ¿la solución?

El artículo 10 de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a la letra dice: “Los habitantes de los Estados Unidos Mexicanos tienen derecho a poseer armas en su domicilio, para su seguridad y legítima defensa, con excepción de las prohibidas por la ley federal y de las reservadas para el uso exclusivo del ejército, armada, fuerza aérea y guardia nacional. La ley federal determinará los casos, condiciones, requisitos y lugares en que se podrá autorizar a los habitantes la portación de armas”.

Para tramitar el permiso en México para la portación de un arma, se requiere llenar una serie de requisitos ante la Secretaría de la Defensa Nacional, entre los que se destaca un pago de 2,124 pesos, carta de antecedentes no penales, y en el caso de los hombres la liberación de la Cartilla del Servicio Militar, así como certificados médicos que demuestren capacidad física y mental para portarla. También, demostrar un modo honesto de vida, no consumir drogas, y explicar por qué la necesidad de armarse.

Del 2009 al 2016, se incrementó de dos millones a casi tres millones el número de permisos que ha otorgado la SEDENA a ciudadanos mexicanos para portar un arma autorizada. La explicación de este aumento, por parte de estudiosos de la materia, es la percepción de inseguridad con la que vivimos actualmente, que en las últimas encuestas, alcanza un 70%. La más alta en la historia reciente: 7 de cada 10 mexicanos se sienten inseguros en este momento.

Esta semana, un vivillo Senador, del Partido Acción Nacional, propuso que se modificara este artículo 10, para que no solamente se permita la portación de armas en los domicilios, sino también en negocios y en automóviles propios. Su principal argumento, el incremento del índice delictivo en todo el país, principalmente en negocios y autotransportes.

Las reacciones en las redes sociales no se hicieron esperar: miles tuitearon, o dejaron sus mensajes en el Facebook, aplaudiendo la propuesta. Ante esta respuesta inusitada, vienen varias conclusiones en mi opinión, que me permito compartirles:

1. Miles, millones de mexicanos no conocen nuestra Constitución Política, porque supongo, que al aplaudir la medida, todos ellos deben ser parte de los tres millones que tienen su arma en su domicilio tramitada legalmente ante la SEDENA.

2. Supongo, igualmente, que los miles que aplaudieron esta propuesta, también deben disparado alguna vez en su vida un arma, o por lo menos, han tomado un curso para hacerlo, ya que al leer sus comentarios, dejan ver que son expertos en el manejo de pistolas y rifles. “Vaya, hasta que proponen algo bueno” leí de un usuario en Facebook que pone una caricatura en su perfil y se hace llamar “Charlie Brown”.

3. Igualmente, los que se desbordaron para opinar sobre la propuesta, deben conocer perfectamente al Senador de Colima que lo propuso, aquel que señalaron por pagar mariachis y alcohol con erario público en su cumpleaños.

4. También pensé: Trump no solamente tiene un gran número de simpatizantes en la Asociación Nacional del Rifle en Estados Unidos, ahora sus propuestas traspasan fronteras y encuentran eco en un Senador, del PAN.

5. Por último me dije: ya me imagino si #LadyOdissey (la lady de la semana, que aventó lámina a peatón y golpeó al automovilista que la grabó) portara un arma.

Es muy fácil que un Senador gane reflectores con este tipo de declaraciones y propuestas. Pero, desde mi punto de vista comete una gran irresponsabilidad: primero, aprovecharse tremendamente de la desesperanza de millones que se sienten inseguros en estos momentos, y que ante la impotencia y decepción por la falta de respuesta de nuestras autoridades para lograr brindarnos seguridad, se van por este tipo de notas. Segundo, aprovecharse también de la ignorancia que hay sobre la pistolización. Sólo dos datos, de los 3 millones que tienen permiso para su portación, 80% afirman no saber usarla ni haber tomado un curso para hacerlo. Y, se calculan, 15 millones de personas que portan un arma ilegalmente, en su gran mayoría dedicados a actividades ilícitas. Un porcentaje importante de nuestra población se encuentra ya armada.

No hay duda de que vivimos en el país de la impunidad, y que tenemos una crisis de inseguridad en todo el país, pero, armar campañas de pistolización por parte de redes sociales y ensalzados por un Senador, no logrará erradicar esto. Al contrario, lo que se generará son mayores matazones y aumento de crímenes, principalmente por los mal llamados daños colaterales (personas muertas en fuego cruzado) que se cuentan por miles ya en nuestro país.

Estados Unidos, país donde es legal portar armar también, tiene tiroteos diarios, y en gran número. No hay un día en el que los medios de comunicación no registren una balacera en algún lugar de nuestro vecino del norte con más de un muerto. Yo le diría, que ahora que estamos con la moda de los “lords” las “ladys” los “arnes” y los “gandallas” en lugar de ver batazos, laminazos y cubetazos, si se aprobara esta propuesta, veríamos ahora riflazos, pistolazos y balazos.

Se imaginan a los ¿Qué no sabes quién soy yo? ¡armados!

Estos senadores ventajosos, en lugar de querer ganar la nota fácil, deberían asumir su responsabilidad por lograr que haya una menor impunidad en nuestro México. Y aquellos valentones que gritan en las redes sociales, los invito a que hagan su trámite ante la SEDENA. Les apuesto que estos activistas de sofá, al conocer que la Constitución te lo permite dirán “no, que flojera”. Como diría el clásico ¡mejor pónganse a trabajar! O estudien los números por portación de armas y asesinatos en nuestro vecino más próximo, Estados Unidos, donde hay más armas que habitantes.

Ya no extenderme en las graves injusticias con aquel porcentaje menor, que sabiendo manejar el arma, teniendo su permiso, por defensa propia, han sido acusados de homicidio calificado. En un país con los niveles de corrupción tan alto, las injusticias se vendrían en cascada con esta mediática propuesta. De ese tamaño es la torpeza del Senador Preciado.

Ciudadano incómodo, para Senadores engañabobos.

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