Ciudad de México, febrero 21, 2025 03:32
Vida

Policía epidemiológica

La policía epidemiológica tiene como función principal la vigilancia epidemiológica activa. Pero enfrenta la desconfianza de la población.

POR NADIA MENÉNDEZ DI PARDO

La policía epidemiológica es un organismo clave ante emergencias de salud pública. Se trata de equipos especializados que vigilan, detectan y responden a brotes de enfermedades, buscando limitar su propagación y mitigar sus efectos nocivos en la población. Su función principal es la vigilancia que incluye la identificación temprana de brotes, el análisis de datos epidemiológicos y la implementación de medidas de control. Según Hernández-Ávila et al. (2019), su trabajo se centra en tres ejes principales la prevención, control y mitigación de riesgos sanitarios. En México esta policía está organizada bajo la coordinación del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SINAVE), que depende de la Secretaría de Salud.

Según la Secretaría de Salud (2020), la policía epidemiológica tiene como función principal la vigilancia epidemiológica activa, es decir,  identificar y notificar casos sospechosos de enfermedades transmisibles y no transmisibles, investigación de brotes, analizar el origen, la magnitud y los factores de riesgo asociados a eventos sanitarios, la capacitación, instruir al personal de salud y a la comunidad sobre medidas preventivas, la intervención inmediata, implementar cuarentenas, vacunaciones masivas o controles sanitarios cuando se detectan emergencias.

Los equipos de vigilancia están compuestos por epidemiólogos, profesionales especializados en la identificación y análisis de patrones de enfermedades, médicos de campo, encargados de realizar diagnósticos iniciales y supervisar la implementación de medidas de control, químicos y biólogos, responsables de analizar muestras en laboratorios, técnicos sanitarios, que apoyan en tareas de desinfección y logística en el manejo de emergencias, enfermeros especializados, asisten en actividades de vigilancia y cuidado en áreas afectadas (SSA, 2020). Un ejemplo destacado es el equipo de respuesta rápida del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (INDRE), que realiza análisis de laboratorio para confirmar casos sospechosos y coordina acciones a nivel nacional (Hernández-Ávila et al., 2019).

Los equipos de la policía epidemiológica están distribuidos en puntos estratégicos del país, particularmente en Aeropuertos internacionales, lugares clave para la detección temprana de enfermedades importadas, como  por ejemplo, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México tiene un equipo permanente que realiza monitoreo de viajeros (SSA, 2020), los puntos fronterizos, como Tijuana, Ciudad Juárez y Tapachula cuentan con vigilancia epidemiológica activa para prevenir la introducción de enfermedades transfronterizas (Gómez-Gómez et al., 2021). Por ejemplo, en los aeropuertos se colocan banners con información de si alguien puede ser posible portador y las características de la enfermedad en cuestión y como proceder para evitar la propagación.

En áreas rurales y marginadas y en localidades con alta incidencia de enfermedades endémicas, como malaria o dengue, cuentan con brigadas móviles (OPS, 2018). Centros urbanos, en ciudades como Guadalajara y Monterrey, existen unidades especializadas para manejar brotes con alta densidad poblacional (Arenas-Monreal et al., 2013). El SINAVE abarca todo el territorio mexicano, con un enfoque descentralizado que intenta tener una respuesta rápida en brotes localizados (SSA, 2020) y cuenta con capacitación técnica ya que México imparte programas de formación como el Curso de Epidemiología de Campo, desarrollado con apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que prepara personal calificado (OPS, 2018). Sin embargo, los problemas de coordinación y comunicación en regiones rurales o de difícil acceso y la falta de infraestructura limita la vigilancia activa.

Paralelamente el SINAVE también incluye enfermedades no epidémicas dentro de su sistema de vigilancia como por ejemplo diabetes e hipertensión y cáncer, a través de sistemas de monitoreo como el Sistema de Información en Salud (SIS). Según Gómez-Gómez et al. (2021), los recursos destinados a estas enfermedades son insuficientes, y los datos recolectados no siempre se utilizan para implementar políticas preventivas, en comparación con las epidemias, el monitoreo de enfermedades crónicas no tiene la misma prioridad, esto es debido en parte a la naturaleza de estas condiciones, que requieren estrategias de largo plazo en lugar de respuestas inmediatas (SSA, 2020). La policía epidemiológica en México mantiene un vínculo con la población a través de programas de sensibilización y comunicación de campañas masivas de información principalmente mediante medios de comunicación. (Hernández-Ávila et al., 2019).

Es importante destacar que la desconfianza hacia las autoridades sanitarias en algunas comunidades, especialmente indígenas, ha dificultado la implementación de medidas de control, como la vacunación. García et al. (2021) destacan que el uso de mediadores culturales, como traductores y líderes comunitarios, ha sido clave para superar estas barreras. Para concluir, según la opinión de distintos investigadores, la policía epidemiológica en México ha sido fundamental en la respuesta a brotes epidémicos, mostrando una capacidad de adaptación y aprendizaje de forma continua. No obstante, enfrenta retos como la falta de recursos, la fragmentación del sistema de salud y las barreras socioculturales.

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