Ciudad de México, diciembre 3, 2024 11:21
Opinión Arantxa Colchero

Ejercicio… con buena dieta

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.

Como todo, el ejercicio debería acompañarse de una buena y sana alimentación y de una vida plena congruente con el cuidado del otro y del ambiente.

POR ARANTXA COLCHERO

A mi no me gustaba nada correr, me cansaba mucho, me parecía una misión imposible. Hasta que un día, no sé bien por qué, le pedí a una amiga que me enseñara. Y lo hizo, empezamos con una vuelta corriendo despacio, otra caminando. Así unos tres días, hasta que me dijo “ahora sí, sin parar”. Pensé que no lo lograría. Me cansaba mucho al inicio, pero no quería dejarlo porque me empezaba a gustar mucho. Y me seguí entrenando yo sola.

Un incentivo muy bueno fue apuntarme a una carrera de 7km, no había otra de menor distancia, así que me puse a entrenar para lograrlo. El día de la carrera estaba muy nerviosa e ilusionada a la vez. Empezó la carrera, eran las siete de la mañana, la sensación era muy especial. La avenida Reforma estaba vacía y se escuchaba el ruido de los tenis de todos los corredores en el pavimento, hasta que ese ruido se fue dispersando conforme algunos avanzaban más rápido y otros más lento. Al km 3, sentí que ya no iba a poder. Me costó mucho remontarlo, pero lo logré y llegué con buen tiempo y feliz a la meta.

Desde ahí no he dejado de correr, no me canso y me sirve mucho para relajarme, pensar, disfrutar del paisaje cuando es un parque o un bosque, es casi una meditación. He corrido en varias carreras, me gusta hacerlo porque te obliga a esforzarte más. El ambiente de las es amable, hay de todo tipo de corredores porque no hacen falta “gadgets” para hacerlo como en otros deportes. La carrera más importante y que disfruté mucho fue el medio maratón de la Ciudad de México en julio del 2019. Mi siguiente meta era entrenar para el maratón completo, pero vino la pandemia. No he dejado de correr, pero extraño mucho hacerlo en carreras. Ya llegará el día.

Correr o hacer cualquier otro ejercicio tiene beneficios. No los que mucha gente piensa. Algunos hacen ejercicio para bajar de peso, lo cuál es un reto enorme. Se necesita hacer ejercicio muy intenso para lograr quemar una cantidad importante de calorías. El problema además es que el ejercicio puede dar hambre y la gente suele comer más calorías de las que quemó.

¿Cuántos corredores se toman un vaso grande de jugo al terminar la carrera? Los jugos, aunque sean 100% naturales, tienen una gran cantidad de calorías porque se necesitan muchas frutas para extraer el líquido y se pierden algunos beneficios como la fibra. Las calorías provenientes de azúcar añadida en líquidos tienen el problema de que “el cerebro no las registra” por lo que no dan saciedad y se consumen en elevadas cantidades. La fruta es mejor comerla y tomar agua para hidratarse, como por siglos lo hizo el ser humano.

Hacer ejercicio puede prevenir o reducir problemas de salud como: diabetes tipo 2, síndrome metabólico, presión elevada, infartos, entre otros. El ejercicio también mejora el estado de ánimo y la autoestima, reduce la ansiedad, incluso puede mejorar el sueño y prevenir depresión. Por supuesto es más saludable cuando no se convierte en una obsesión por lograr una mejor apariencia.

Como todo, la visión debe ser integral. El ejercicio debe acompañarse de una alimentación saludable y de una vida plena congruente con el cuidado del otro y del ambiente. La Comisión EAT Lancet publica un reporte que no se pueden perder El informe explica cómo la producción mundial de alimentos ha tenido un impacto negativo en la sostenibilidad del planeta: amenaza la estabilidad climática y la sobrevivencia del ecosistema.

La Comisión plantea la necesidad de unir esfuerzos para lograr que se cumplan los Objeticos de Desarrollo Sostenible de la ONU. El cambio hacia dietas saludables para el 2050 requiere duplicar el consumo de frutas, vegetales, semillas y legumbres; y, reducir al menos al 50% el consumo de carne roja, carnes procesadas y azúcar. Estos cambios lograrían reducir no sólo la carga de enfermedades crónicas en la población, también permitirían caminar hacia la sostenibilidad del planeta.

La confluencia de múltiples esfuerzos en el mundo podrá lograr esta meta, pero debe empezar con uno mismo. Hacer ejercicio, sí, pero acompañarlo de una dieta saludable, compatible con el entorno y buscar reducir el consumo de bienes que no son necesarios.

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