Cartas a los Reyes Magos / Conservar lo aprendido
Que logremos mantenernos como seres humanos más conscientes y empáticos con nosotros mismos y con los otros: familia, sociedad y hasta consumo.
POR MARIANA MUÑOZCANO
Queridos Reyes Magos:
Como saben, tengo más de veinte años me dedicándome a la investigación de mercados cualitativa. Es una actividad que me apasiona por varias razones: me ha permitido conocer temas diversos, además puedo manejar mis tiempos (casi siempre), pero sobre todo lo que más me ha maravillado desde que inicié esta carrera, y no deja de sorprenderme, es que a pesar de que las estrategias están dirigidas a empresas, marcas y productos, el constante contacto con la gente y sus emociones resulta un termómetro muy claro sobre las percepciones sociales.
Al iniciar la pandemia, como en la mayoría de los rubros, la industria de la investigación de mercados se contrajo. Sin embargo, poco a poco las marcas comenzaron a percatarse de lo importante que era identificar los cambios que se estaban generando en los consumidores, por lo que al cabo de algunos meses, se activaron los proyectos.
Las tecnologías han sido una herramienta fundamental para no detener la vida cotidiana, y para el consumidor y los hacedores de investigación, no ha sido la excepción. Sesiones de grupo y entrevistas a través de plataformas digitales, los alimentos del hogar, productos de limpieza, regalos, ropa, electrodomésticos y hasta servicios, han tenido que ser adquiridos a través de aplicaciones con entrega a domicilio. La televisión, el cine, el teatro, los conciertos, se consumen en un entorno resguardado a través del streaming. Es decir, el consumo mundial, ha dejado de ser masivo, para volverse personalizado.
La experiencia de compra ha tenido que ser traspasada, nada más y nada menos, que a la intimidad del hogar. La exposición de productos, marcas y ofertas, carecen de anaqueles y letreros, y tienen que adaptarse a las pantallas, fomentando mensajes cortos y relevantes, que permitan al consumidor seguir tomando decisiones inteligentes, pero sobre todo, ágiles y seguras. Pasamos de un consumidor masificado, a uno sensible y selectivo.
Eso mismo ha ocurrido en nuestras relaciones personales: la imposibilidad de estar afuera, nos ha orillado a estar adentro, con nuestro entorno más cercano y en lo posible, con nosotros mismos.
Por lo que, les pido, queridos Reyes Magos, que logremos mantener esa selectividad y sensibilidad, aún después de la pandemia.
Que logremos mantenernos como seres humanos más conscientes y empáticos con nosotros mismos y con los otros: familia, sociedad y hasta consumo. Que conservemos los vínculos relevantes, los momentos significativos. Que no sea comprar por comprar o estar por estar, sino que entendamos lo afortunados que somos por seguir aquí. Que valoremos y agradezcamos lo aprendido. Que evitemos la masificación, y que tengamos la capacidad de vernos los unos a los otros, como individuos, como seres sensibles y únicos.
Me he portado muy bien toda la pandemia, así que, ¡espero que puedan cumplir mis anhelos! Tres besos a las estrellas.
Mercadóloga.