EN AMORES CON LA MORENA / Los pozos del engaño
Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.
Parque infantil donde Sacmex construye un pozo de 300 metros de profundidad. Foto: Francisco Ortiz Pardo
Sacmex incumple su compromiso de dotar agua potable –un derecho humano– a través de la reparación de fugas y la captación de agua pluvial.
POR FRANCISCO ORTIZ PARDO
Hay que decirlo claro, directo y así, de entrada: El acceso al agua potable es un derecho humano que el gobierno de Ciudad de México, con sus matices en el tiempo y con variantes geográficas, no ha garantizado a sus habitantes durante los últimos 25 años. El asunto no es menor cuando frente a la actual crisis hídrica que se padece de oriente a poniente, en una de las ciudades más grandes del mundo, es resultado de la negligencia y la omisión. Y la mentira.
La falta de agua que ahora pone un cohete a Morena en vísperas de que inicien formalmente las campañas para la Jefatura de Gobierno, las alcaldías y las diputaciones locales, cuya elección se verificará el mismo día de los comicios presidenciales, el próximo 2 de junio, ocurre después de que en los últimos cinco años del gobierno correspondiente a la gestión de Claudia Sheinbaum Pardo se prefirió gastar en lo que se ve para presumir que en reparar las fugas de agua por donde se desperdicia hasta el 45 por ciento del líquido, provenga del Sistema Cutzamala o de los diferentes pozos de extracción que siguen depredando el medio ambiente en plena época del calentamiento global.
La extracción de agua y el desperdicio de la misma constituyen un crimen. Y en lugar de asumir el costo político que significa gobernar mal, la preocupación de no garantizar los suficientes votos a la candidata oficial Clara Brugada ha llevado a la autoridad –¡oootra vez!— a inventar que el problema es la reducción del caudal procedente del Sistema Cutzamala. La propia Claudia Sheinbaum se comprometió en su respectiva campaña, en el 2018, a atender las fugas de agua y a promover los sistemas de absorción de agua de lluvia para contrarrestar el daño ambiental. No cumplió y ahora es candidata presidencial. Dijo, dijo, dijo…
El problema no es solo que se trata de un líquido vital, sino que la urgencia y la necesidad inmediata de agua hace que los vecinos de diferentes colonias se conviertan en presas de un chantaje infame, que consiste hacer creer que la única forma de tener agua es con la construcción de un número mayor de pozos, sin importar la vida de los que incluso todavía no nacen. El gobierno juega con una falsa disyuntiva, que supone la vida contra la vida, aunque en el caso de los pozos postergue la tragedia y sean otros los paganos.
Así, como la ciudanía no solo se tiene que proteger de los delincuentes sino también de las propias autoridades que recurren a la ocurrencia inmediata regida por los intereses políticos, vemos cómo surgen movimientos contra los pozos de extracción en diferentes partes de la ciudad, que en la mayoría de los planes han logrado impedir su construcción. Pero hay otros casos en que la desesperación de la gente ayuda que un gobierno depredador se salga con la suya, a través del chantaje. Eso, aquí y en China, es lucrar con la necesidad de las personas.
En septiembre pasado, vecinos del Parque de San Lorenzo rechazaron unánimemente en una asamblea la construcción de un pozo. Y también lograron el compromiso del Sacmex de no construir más pozos en la ciudad.
Así lo consignó Libre en el Sur, puntual y con la copia de los documentos en las manos:
En un acuerdo que firmó el director de Construcciones del Sistema de Aguas de Ciudad de México (Sacmex), Eduardo Méndez Aguilar, quedó asentada su exigencia de no explotar más el manto friático de la capital y en su lugar que se reparen fugas de la red secundaria de agua potable, por donde se pierde entre el 41 y el 45% del líquido, así como promover con los recursos económicos al alcance la construcción de pozos de absorción de agua de lluvia.
Además de los funcionarios de Sacmex y setenta vecinos que acudieron a la reunión en el sitio adyacente a las canchas deportivas donde se pretendía construir el pozo de 300 metros de profundidad, firmaron como testigos del acuerdo funcionarios de la Secretaría de Participación Ciudadana del gobierno, entre ellos su coordinadora en Benito Juárez, Mina Matos (…)
Los vecinos de Tlacoquemécatl contaron con el apoyo de habitantes de las colonias de Mixcoac, así como de Narvarte, que recientemente también impidieron la construcción de un pozo de extracción en la glorieta de la SCOP, bajo los argumentos de la depredación.
El éxito de este movimiento –de una colonia que es a la vez un pueblo originario, el de San Lorenzo Xochimanca– no tiene precedentes, pues logró trascender la alerta local y llevarla al plano ambiental, en defensa de toda la ciudad.
Pero el funcionario, que representa a Sacmex en materia de obra de agua potable, incumplió su palabra y en los hechos ha invalidado su firma. A principios de año, la dependencia encontró en la desesperación de los vecinos del Centro Urbano Presidente Alemán (CUPA) la posibilidad de imponer el susodicho pozo, contra todas las recomendaciones de los especialistas que confirman el daño que provoca la extracción de agua con un mayor hundimiento de la ciudad y el consiguiente peligro para sus habitantes.
Esto no trata de vencidas entre un partido político y otro, ni de vecinos que defienden la sustentabilidad contra vecinos que sufren la falta de agua. Se trata de que algún día todos seremos los vencidos.
Y así es que actualmente se construye un pozo que obviamente no solo sobreexplotará el subsuelo del impresionante multifamiliar diseñado por el arquitecto Mario Pani hace casi ocho décadas, sino de toda la zona poniente de la demarcación, donde se han presentado microsismos a causa de una falla geológica que cruza desde la avenida Insurgentes Sur y Félix Cuevas hasta las colonias de Mixcoac.
A fin de cuentas, ya taparán el pozo cuando toda la desgracia haya pasado, varios años después, en que los nietos y bisnietos de quienes ahora habitan el CUPA y otras tantas colonias habrán pagado las consecuencias.
Será el tropiezo con la misma piedra porque con dos pozos viejos allí mismo, el Parroquia 1 y Parroquia 2, se extrajo tanta agua hasta que ya no hubo más, a 90 metros de profundidad. Y como está prohibido desde los años sesenta construir nuevos pozos –dada la evidencia del daño que provocan– el nuevo pozo que se construye corresponde –¡tremenda burla! a una “relocalización” del pozo Parroquia 2. Para ello se han valido del desmantelamiento de un parque infantil, según podemos constatar en la foto que presentamos.
Ya no nos estamos deteniendo en la irrupción del horrendo pozo en la fisnomía de la maravilla arquitectónica de Pani, una pequeña ciudad dentro de la ciudad en la que habitan alrededor de 5,000 personas, basada en un modelo de Le Courbosier en Marsella y que ha resistido tres terremotos devastadores, en 1957, 1985 y 2017.
Además, con la construcción del pozo del CUPA va un engaño del tamaño de su profundidad de 300 metros, si bien somos sensibles al padecimiento que sus habitantes han sido obligados a sortear: El agua que ahí se extraiga no es exclusiva para los habitantes del CUPA. Es el propio Sacmex el que decide de qué forma se distribuye el agua del mismo caudal, a través de un complejo sistema de válvulas.
El pozo Parroquia 1 fue reemplazado en el Deportivo Benito Juárez, en la colonia Santa Cruz Atoyac, hace 14 años, cuando por primera vez el gobierno –entonces encabezado por Marcelo Ebrard— fracasó en su intento por imponerlo en el parque de San Lorenzo. Actualmente los vecinos de Santa Cruz padecen también la falta de agua. ¿Por qué? Tal vez encontrarían la respuesta en la necesidad (electoral) del gobierno morenista de llevar agua hacia Iztapalapa y otras alcaldías que son caudal de votos para Morena.
Justo hace 14 años Libre en el Sur descubrió los documentos en que se establecía que el pozo de San Lorenzo, en la colonia Tlacoquemécatl Del Valle, era para llevar agua a los habitantes de Iztapalapa. Fue la estocada final que dio un nutrido movimiento vecinal contra el pozo.
Todos tenemos derecho al agua –ya se ha dicho aquí y sobra hablar de la necesaria solidaridad que debemos tener con los que menos tienen–, pero la mentira es la misma siempre: que permitir un pozo en tal sitio, garantiza el agua para los habitantes de ese mismo sitio durante los próximos 30 años.
El pozo del CUPA extraerá diariamente un millón de litros, aproximadamente, según nos ha dicho personal del propio Sacmex. Crispa solo imaginar la infame devastación a manos de la autoridad. Y no: Esto no trata de vencidas entre un partido político y otro, ni de vecinos que defienden la sustentabilidad contra vecinos que sufren la falta de agua porque el gobierno simplemente decide a quién abre la llave y a quién no, según los cálculos electorales. Se trata de que algún día todos seremos los vencidos.