Ciudad de México, diciembre 8, 2024 04:05
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Alertó 'Libre en el Sur' en 2009 sobre el peligro sísmico en Del Valle Norte, con base en estudios de la UNAM

Seis de cada 10 edificaciones en BJ posteriores al 2004 presentaban riesgos por estar pegadas unas con otras y tener ‘piso débil’, determinó la investigación de expertos del Instituto de Ingeniería, mientras el GDF había advertido desde 1997 que 24 colonias del oriente juarense estaban consideradas con un impacto del 25% en caso de movimientos telúricos.

Staff / Libre en el Sur

“El grande rompe al chico”, fue una de las premisas con las que el ingeniero civil Eduardo Reinoso advirtió sobre el peligro que significaba el boom de construcciones que detonó en la Delegación Benito Juárez a partir del año 2000.

Sus palabras cobran otro significado después de la tragedia sufrida en esta demarcación por el temblor de 7.1 grados que a las 13:14 horas del pasado 19 de septiembre azotó a Ciudad de México.

El especialista fue entrevistado para un reportaje del periódico Libre en el Sur en octubre del 2009, a propósito de un amplio estudio que coordinaba entre varios expertos del Instituto de Ingeniería de la UNAM y que en ese momento se encontraba en curso.

Ahí, Reinoso explicó que la parte surponiente de la Delegación es una zona segura “sísmicamente hablando”; sin embargo el norte de la Del Valle ya está en los límites que pueden ser afectados por un fuerte movimiento telúrico. Dicho de otra forma –sintetizó— la avenida Insurgentes delimita los peligros.

Su voz resultó de profeta: En el sismo del martes 19 de septiembre, los mayores daños ocurrieron en esa zona, donde tres torres de departamentos cercanos al Eje Vial de Gabriel Mancera colapsaron y provocaron la mayor cantidad de muertes.

El experto lo explicó así: “Estas zonas de riesgo se tienen detectadas desde 1950. Y guardan una relación con el hundimiento urbano: la ciudad se hunde donde hay más lodo y donde hay lodo es donde está el problema sísmico”.

Al momento de la entrevista, en la investigación de la UNAM se habían revisado 68 inmuebles de entre cientos construidos después del 2004 en el marco del Bando Dos decretado por el entonces Jefe de Gobierno Andrés Manuel López Obrador.

Y los resultados ponían a temblar. Para empezar el 57% de las edificaciones presentaban riesgos por estar pegadas unas con otras, lo que fue una de las fallas más comunes en los edificios que se vinieron abajo en el terremoto de 1985.

“Cada edificio se mueve como quiere –explicó el experto a la reportera Sonia Peña—, y si el del lado no se mueve igual es algo muy grave: el grande se parte y le cae encima al chico o el grande rompe al chico”.

La investigación descubrió además que al menos 61% de los inmuebles tienen “piso débil”, lo que también fue trágico en 1985. “Es un defecto constructivo muy delicado en caso de temblor”, alertó Reinoso, quien obtuvo un doctorado de Ingeniería Civil en la Universidad Portmouth, en Inglaterra.

Desde hace 13 años, Libre en el Sur venía alertando sobre el alto riesgo que colapsaran edificios en la DBJ.

En 2004 se consignó un dato de primera importancia: Según el Diagnóstico de Vulnerabilidad y Riesgos publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal del 10 de abril de 1997, diez de las 56 colonias presentan “factores altos de vulnerabilidad”, dados por riesgos sísmicos, de inundaciones o por la existencia de gaseras o gasolineras., entre ellas Álamos, Américas Unidas, Del Valle Norte, Nativitas, Portales y San Simón”.

El documento también advierte que 24 colonias del oriente de la DBJ, incluidas las anteriores, forman una “zona sísmica 3”, cuyo impacto es de 25% en caso de movimientos telúricos.

“Pero nada ni nadie detiene el boom inmobiliario”, remató el reportaje de Libre en el Sur.

(En la foto: Edificio derrumbado en Escocia y Gabriel Mancera, colonia Del Valle; Rodolfo Angulo / Cuartoscuro)

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