Ciudad de México, abril 27, 2024 06:42
Nancy Castro Opinión

Campeonas del Mundo

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Bajo el hashtag “se acabó “las 23 Campeonas del Mundo y medio centenar de jugadoras de toda España anunciaron que de quedarse Rubiales anunciarían su renuncia.

POR NANCY CASTRO.

MADRID.  Son las 19:00 de la tarde del 20 de agosto y la explanada de Madrid Río, a la altura de Príncipe Pío, está ambientada por un templete con música, en él se presentarán las Campeonas del Mundo con ese gol de Olga Carmona en el minuto 29– lo metió sin saber que una noche anterior su padre había muerto­–, acompañadas por miles de personas entre niños, abuelos, padres, adolescentes que portan la camiseta de la selección de España “Son campeonas del mundo” grita un grupo de chavales entre 18 y 20 años.

Lo que ha hecho la selección de fútbol femenil es histórico, han llevado a España a ocupar el lugar número uno.

En una rueda de prensa Irene Paredes, defensa de la selección española, antes de la final: “La mayoría de las que estamos aquí, hemos crecido pensando que no era nuestro lugar…, que te han puesto pegas, que te han puesto los peores horarios, que te ha entrenado gente que casi no estaba preparada para ello (…). Y si esto sirve para que se sepa que es posible, que este lugar también es nuestro, que se puede jugar una final de Mundial y que somos referentes, pues eso también es historia y nos hace verdaderamente felices”.

Avanza la noche y finalmente más de 20 mil personas se congregan en aquel escenario con la emoción a flor de piel, gritan, vitorean y esperan por horas a que las campeonas del mundo arriben en la capital tras un día de viaje desde Australia. Esto nadie se lo esperaba. Son 23 las integrantes de la selección, con nombre propio y con una historia por detrás, cada una luchando por sus sueños, por llegar a donde están ahora, en un lugar, ocupado la mayoría del tiempo por los hombres. La victoria tiene cara de mujer, la victoria es la que con inteligencia y perseverancia ellas han logrado.

Las niñas sostienen carteles apoyando a su favorita. “Alexia Putellas, gracias por no dudar nunca, quiero ser como tú. Te quiero mucho” “Athenea, gracias por ser mi referente en el fútbol, eres una estrella” “Alexia, Salma nos echamos una pachanguita”. Una madre habla con sus amigas, “tenemos muy buenos referentes en España para que las niñas jueguen al fútbol y puedan conseguir lo que quieran”. “No me jodas, ni que fueran novios”, apunta Lucía, de unos 16 años, sobre el abuso cometido por el presidente de la Federación Española de Fútbol con la jugadora Jennifer Hermoso (delantera del Pachuca), mientras se hace fotos con sus amigos.

Porque si se ha asomado la punta del Iceberg, no hay que dejar pasar la oportunidad para deshacerlo desde abajo, y decirlo con todas sus letras: SE ACABÓ…”

Altivas, desacomplejadas y excesivas. Bailan y se maquillan unas a otras, se comen perritos calientes que rebosan tomate y mostaza, devoran patatas fritas de sartén. Una mujer se entromete en la plática de las chicas, “lo del beso de Rubiales a la jugadora y el tocamiento de genitales al lado de la Reina e Infanta, es muy grave, sí, y nos van a querer distraer un buen rato con el tema, pero por ahora celebremos el triunfo” concluye con gesto de: cómo si no conociera yo a estos.

En 1967, en un partido de fútbol femenil español, expresaba el comentarista: “una nota optimista es que cuando se casen, si se casan, cambiarán el balón por una batería de cocina”.

Algo ha cambiado desde entonces, no se trata sólo del fútbol es lo que representa un logro que sólo estaba diseñado para los hombres. “Yo no sé nada de fútbol, vengo por ellas, porque mis nietas admiran a las jugadoras” dice una abuela que acompaña a su familia. Yo vine cuando tenía 12 años cuando ganó la selección varonil en el 2010 tras ganarle a Holanda, 13 años después es un subidón recibir a las campeonas del mundo” termina diciendo un chico que corea al unísono CAMPEONAS DEL MUNDO.

Casi es la media noche y las arterias de la ciudad trasladan a las campeonas para encontrarse con su afición, hace un calor infernal, la sensación supera los 40 grados, pero aun así la gente espera, mantiene el entusiasmo histórico, se abanica o se dan aire con sus ventiladores de mano. Hablan de lo sucedido por Rubiales el presidente de la federación de Fútbol, al besar a Jenni Hermoso en la entrega de las medallas “no hay morreo sin consentimiento que empañe el mérito de estas 23 mujeres”.

Nadie hasta ese momento dimensiona lo que ha ocurrido, ni lo que representa ese beso ni lo que supone que el representante de una institución se haya tocado los genitales al lado de la Reina y la Infanta Sofía en un gesto de dominación, de lo que se impone.

Diría Rita Segato “El mandato de masculinidad es un mandato de violencia, de dominación, el sujeto masculino tiene que construir su potencia y espectacularizarla a los ojos de los otros.”

Lo importante es ser congruente con el posicionamiento. Si las mujeres queremos estar a la altura de lo que podemos lograr entonces habrá que ser consecuentes, la indulgencia refleja miedo a ser, miedo a tener lo que nos corresponde y no valorar todo el esfuerzo y el trabajo.

Ha sido una semana con la mirada expectante, enseguida se empezó a hablar de la dimisión de Luis Rubiales.  Al día siguiente de la celebración en el Palacio de la Moncloa con el Presidente en funciones Pedro Sánchez, reprobó la conducta.

La presión y los apoyos resquebrajados fueron debilitando su posición, diversas denuncias han dejado ver los códigos y pactos a través de la falta de respuesta de integrantes de la Federación, y de la comunidad, entre jugadores ha imperado el silencio.

Las últimas horas del día 24 han sido decisivas para que Rubiales presente su dimisión. Una vez que sea oficial, habría elecciones para un mandato corto una especie de Interinato. Viernes 25  por la mañana la Asamblea está esperando que en el momento que Luis Rubiales se levante de su silla sea, para dar seguido de una disculpa, las gracias por los años laborados como presidente de la federación española de fútbol. La sorpresa se la llevaron la mayoría de los directivos y gran mayoría de la comunidad deportista al escuchar no una vez, cinco veces “no voy a dimitir”, seguido de un discurso donde se posicionó como víctima, y  a Jenni Hermoso dejándole la responsabilidad absoluta de sus actos como respuesta a una incitación, diciendo que ella fue la que le puso el cuerpo y él pidiendo un  piquito (roce de labios) como muestra fraterna, casi paternal, “fue un beso como el que le da un padre a una hija… porque mucho daño ha hecho el falso feminismo a este país, es una lacra… No se está tratando de hacer justicia se está ejecutando un asesinato social a mi persona— señalando a sus tres hijas— les quiero dar una lección de igualdad, la igualdad no es diferenciar cuando hay una opinión entre lo que dice el hombre y lo que dice la mujer, hay que diferenciar lo que es la verdad de la mentira, vosotras sí sois feministas”.

Por lo tanto Jenni Hermoso desmintió el haber sido ella la responsable hablando de la vulnerabilidad y agresión que sintió al haber recibido el beso.

Bajo el hashtag “se acabó “las 23 campeonas y medio centenar de jugadoras de toda España anunciaron que de quedarse Rubiales anunciarían su renuncia.

El cuerpo habla y el de Rubiales tocándose los genitales, para después sujetarle la cara a la jugadora y darle un beso sin consentimiento, es la representación de un movimiento del que nos debemos liberar: que es el del dominio masculino y el machismo como bandera del mundo.

Porque si se ha asomado la punta del Iceberg, no hay que dejar pasar la oportunidad para deshacerlo desde abajo, y decirlo con todas sus letras: SE ACABÓ.

Mientras sigamos celebrando a las CAMPEONAS DEL MUNDO y que nadie nos distraiga.

Luis Rubiales ha sido suspendido 90 días por la FIFA.

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