Ciudad de México, mayo 3, 2024 00:13
Laura Ballesteros Opinión

Contra el Día Cero: Hacia una Ley General de Aguas

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.

La falta de tratamiento de aguas residuales, la sobreexplotación y contaminación de acuíferos y cuerpos de agua, la obsolescencia en técnicas agrícolas y deficiencias en infraestructura son sólo algunas de las problemáticas que deben abordarse con urgencia.

POR LAURA BALLESTEROS MANCILLA

México enfrenta una crisis hídrica inminente que requiere acciones concretas, que no sólo aborden el problema sino que lo prevengan, por lo cual, esta agenda no se puede seguir postergando ni a nivel local ni federal.

Simplemente en la Ciudad de México y en su área metropolitana, se está viviendo una de las peores crisis, y es que el Sistema Cutzamala (vital para el abastecimiento de agua en la región) se encuentra al borde del colapso con un déficit del 36%. Esta situación no sólo afecta a la capital, sino que plantea una alerta nacional, como ha sucedido en otros estados como Nuevo León o Chihuahua que en los últimos años han sido severamente afectados.

El cambio climático agrava esta crisis, con sequías recurrentes y escasez de agua que amenazan a millones de personas. El 2030 se vislumbra como una fecha crítica, marcada como la “hora cero” por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU. Si no actuamos con determinación antes de esta fecha, las consecuencias serán devastadoras.

Lamentablemente, no se han visto acciones por parte ni del gobierno federal ni del poder legislativo, ya que el presupuesto federal correspondiente a este 2024, el monto asignado a CONAGUA fue de 63 mil millones de pesos. En términos reales, esta cantidad representa una reducción del 13% de la cantidad aprobada para el año pasado.

La falta de acciones concretas y efectivas en los últimos sexenios, nos ha llevado a esta encrucijada. La falta de tratamiento de aguas residuales, la sobreexplotación y contaminación de acuíferos y cuerpos de agua, la obsolescencia en técnicas agrícolas y deficiencias en infraestructura son sólo algunas de las problemáticas que deben abordarse con urgencia.

Es inaudito que en pleno 2024 y con la crisis hídrica que se tiene, se siga invirtiendo en refinerías o en energías fósiles en vez de invertir en soluciones a algo que es tan fundamental para la existencia humana como lo es el agua.

Ya lo decía Carlos Urzúa en su última columna “en comparación con esos modestos 63 mil millones de pesos, tan sólo la aportación presupuestada para mantener este año a flote a Pemex será del orden de 140 mil millones de pesos. Más aún, como la compañía petrolera tiene problemas financieros muy graves y no pudo pagar sus obligaciones tributarias el año pasado, en particular el llamado derecho por la utilidad compartida, el presidente acaba de firmar un decreto para condonarle más de 80 mil millones de pesos.”

Ante esta realidad, la necesidad de una Ley General de Aguas se vuelve urgente. Es fundamental despartidizar este tema y trabajar en una legislación integral que garantice una gestión justa y sostenible del agua en todo el país. A pesar de múltiples iniciativas presentadas desde 2012, ninguna ha sido aprobada, lo que demuestra una omisión legislativa preocupante.

El Estado mexicano tiene la responsabilidad de garantizar el derecho humano al agua potable y su saneamiento. No podemos permitirnos seguir postergando esta tarea vital. Es hora de actuar con determinación y compromiso para evitar llegar al “Día Cero” y construir un futuro donde se garantice el acceso al agua como un derecho universal y protegido por ley.

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