DAR LA VUELTA / La cafetería innombrable
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Cuando una se citaba en la cafetería del parque jamás pensaba en investigar cómo se llamaba, aunque poco a poco se fue sabiendo y, para sorpresa de muchos, nunca ha cambiado su denominación. El nombre del café es quizá resultado de la unión entre Germán y Belén: Gebel, que además, para incrementar la desgracia, la gente lo dice en plural, Gebels.
POR ANA CECILIA TERRAZAS
Hace ya muchos años está abierta una cafetería-restaurante-bar, con una suerte de doble fachada, frente a uno de los parques más agradables de la colonia del Valle Sur, Acacias.
Restaurante algo informal del lado izquierdo y cafetería más de pastel, helado y desayunos del otro, este lugar flanqueado por árboles (salvo los días de tianguis) está en la Calle Dos número 28, extendiéndose sobre la calle Comunal.
Vecinas del parque decían tener, hace algunas administraciones, grandes influencias en la entonces delegación por lo que comentaban que se había remozado ese espacio. El resultado, nada distinto a otros parques de la alcaldía; luces de colores; fuentes con agua sólo los primeros días después de estrenarse; un espacio-corral para perros, con el suelo no apto para las patas caninas y juegos infantiles de plástico, en espacio exclusivo para tutores e infantes.
Al lugar, entre José María Olloqui, Acacias y Adolfo Prieto, le vino muy bien un café (que con el tiempo dejó de ser pet friendly, quién sabe por qué).
Recuerdo que no fue fácil abrir el local; se anunciaba, pero demoraba la inauguración. Quizá se complicaba el trámite del uso de suelo.
El caso es que, una vez abierto, monísimo. Cocina aceptable y servicio de regular a bueno, este café se ha vuelto emblemático para el área cercana a la Avenida Coyoacán.
Cuando una se citaba en la cafetería del parque jamás pensaba en investigar cómo se llamaba, aunque poco a poco se fue sabiendo y, para sorpresa de muchos, nunca ha cambiado su denominación. El nombre del café es quizá resultado de la unión entre Germán y Belén: Gebel, que además, para incrementar la desgracia, la gente lo dice en plural, Gebels.
Sea como fuere que se pronuncie –Jebel, Guebel, Gébels o Gebél– el nombre recuerda al abominable publicista de Adolfo Hitler, operador de medios de comunicación durante el exterminio nazi.
Paradoja aparte, desde su absurdo antisemitismo, el propio Joseph Goebbels odió un fantástico café en Berlín, el Romanisches, a donde acudieron personajes de la talla de Bertold Brecht, Walter Benjamin, Joseph Roth[1].
Eso sí, no se apure, nada grave, si usted da la vuelta por ahí, siempre puede referirse a la cafetería del parque.
[1] https://elpais.com/cultura/2018/04/17/actualidad/1523978920_612022.html