Ciudad de México, abril 23, 2024 06:32
Nancy Castro Opinión

El escozor de la h en Conacyt

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“Es sumamente preocupante que Sedena esté en la partida de decisiones aunque sean con dos puntos; ¿con qué finalidad? ¿qué necesidad hay en darle más participación a los militares?”

POR NANCY CASTRO

Durante la madrugada del pasado 29 de abril, y en fast track, el Senado aprobó una serie de reformas impulsadas por AMLO, entre ellas la Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación. La comunidad científica califica el nuevo ordenamiento como una “ley ilegítima y antidemocrática”, que se votó “de espaldas a la comunidad, es centralista, regresiva, autoritaria y discriminatoria”, ha condenado gran parte de la comunidad científica en México.

La ley para la ciencia le da un cambio a los ejes para los que se creó el Consejo Nacional para las Ciencia y Tecnología. De estos cambios se viene hablando desde el año pasado, la iniciativa de ley en materia de ciencia, tecnología y humanidades y que implica la desaparición o sustitución del Conacyt.

Su política pertinaz para erradicar la delincuencia con su tan popular eslogan “Abrazos, no balazos”, terminó  aceptando que se había equivocado, ¿y cuál fue su respuesta?, plagar el espacio público de militares…”

Los argumentos para la creación de esta ley es que durante años —en los sexenios de Vicente Fox, Felipe Calderón y EPN— el Estado se olvidó de incentivar la producción científica y tecnológica desde un punto de vista “humanista”. La Ley de Ciencia trae bajo la manga la creación del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación en sustitución del Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología), creado en diciembre de 1970.

Ha habido problemas de malversación de fondos, lavado de dinero etc, etc, como en todos los sectores ¿Quién tendría que resanar las heridas que han dejado los anteriores gobiernos? Las consecuencias de cambios tan bruscos, pueden generar una polarización entre la comunidad científica, habría que pensar en las consecuencias si AMLO piensa que va a dejar como herencia  una política científica sólida. Porque seguramente la gente que lo suceda en el poder no le dará seguimiento y ocurrirá lo de siempre. Un fracaso de proyecto.

La simiente de esta ley parte de sus políticas populistas “la ciencia debe estar al alcance de todos”  y para ello en su junta de gobierno ha integrado a 13 instituciones gubernamentales integrada por la Sedena, Marina, las Secretarías de Agricultura y Desarrollo Rural, Bienestar, Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, Cultura, Economía, Educación Pública, Energía, Hacienda y Crédito Público, Medio Ambiente y Recursos Naturales, Relaciones Exteriores, y de Salud, mismas que tendrán injerencia en el presupuesto y  desarrollo de la ciencia y la tecnología del país.

Es sumamente preocupante que Sedena esté en la partida de decisiones aunque sean con dos puntos ¿con qué finalidad? ¿Qué necesidad hay en darle más participación a los militares? El proceso de militarización que enfrenta el país no es casual, es una manera de mantener el control en una situación que es cada vez más convulsa e insostenible, particularmente para la juventud. Los militares no tienen nada que hacer en los espacios académicos ni científicos. Su función es resguardar los intereses de la clase dominante, mantener a raya y atemorizar a la población.

¡El desarrollo y presupuesto científico no debe estar al servicio de esos intereses!

Mientras tanto la comunidad científica y académica  no tendrán voto en las decisiones del Conahcyt, sólo serán escuchados mediante invitación de la propia Junta de Gobierno. Si AMLO piensa que manteniéndolos fuera de la toma de decisiones es darle un sesgo de credibilidad a su ley. O en el fondo lo hace con la intención de reprimirlos a manera de castigarlos.

Lo que ha ocurrido en todo este tiempo desde que ocupó la Presidencia han sido una serie de arbitrariedades, la primera: cuando asumió que en su gobierno las fuerzas militares no tendrían participación y ahora los tenemos hasta en la sopa. Su política pertinaz para erradicar la delincuencia con su tan popular eslogan “Abrazos, no balazos”, terminó  aceptando que se había equivocado, ¿y cuál fue su respuesta?, plagar el espacio público de militares

Si el cambio supone cambiar la H por militarización en las ciencias y tecnología, qué escozor nos dará la H, Señor Presidente.

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