El poder de la cultura
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POR RODRIGO CORDERA THACKER
Tuve la fortuna de asistir a uno de los foros convocados por Alejandra Frausto, la próxima secretaria de cultura. Fue un evento cálido a diferencia de los foros sobre política o economía. En estos foros la multiculturalidad era la norma. Aunque estos foros fueron en las zonas de clase media alta de la ciudad, el gremio artístico y de gestores culturales es amplio, diverso y plural.
Alejandra nos compartió un documento rector en donde el eje central se puede resumir en esta frase: “de la cultura del poder al poder de la cultura”.
El trabajo de la próxima secretaría de cultura tiene varias metas, pero una de las que más me emocionan es que la cultura llegue a todo el país. Dejar atrás la discriminación y generar puentes culturales entre ciudad, campo, pueblo y rancherías. Digámoslo de otra manera: bajar unas nueve rayitas al esnobismo y generar pisos parejos para que todo aquél que tenga el impulso creativo lo pueda llevar acabo, y ser artista no sea sinónimo de pobreza.
Como en la cuestión económica el gran problema del país es la mala distribución de la riqueza, pues en el ámbito cultural es el mismo diagnóstico. La Ciudad de México es el centro cultural más grande del país, pero no distribuye equitativamente. El nuevo gobierno propone las misiones culturales que a primer golpe generan incertidumbre, será por el nombre, o será por el recuerdo Vasconcelista de generar un hombre nuevo, científico e internacional. Creo que aquí se propone otro asunto; se trata de promover el intercambio cultural entre regiones, aunque yo me iría un poco más lejos y propondría aprovechar este trabajo, para apoyar el censo del próximo gobierno y poder tener un diagnóstico más certero de lo que cada comunidad realmente necesita.
Otra parte que realmente me parece importante y absolutamente necesaria es: “la cultura para la paz y la convivencia”
Todos sabemos que vivimos en un país extremadamente violento. El narcotráfico en todas sus vertientes, el machismo, la desigualdad y su racismo/clasismo son problemas que nos tienen en vilo como nación, y un buen paliativo podría ser la cultura, lo lúdico y la creación.
Fuera de que Venezuela se encuentre en una crisis política terrible, el programa de orquestas juveniles desarrollado por el Maestro Dudamel, logró sacar a varios jóvenes de la pobreza, la violencia y la exclusión y los llevo a un horizonte más prometedor. La cultura puede ayudar a mitigar el enojo y la violencia.
El programa cultural es vasto y ambicioso, y creo que pueda ayudar a nuestro país a sentirse orgulloso, a verse en un espejo y entender al otro como una extensión de uno mismo y generar comunidad, para ya parar en seco al clasismo y racismo que tanto daño nos han hecho y poder generar una patria para todas y todos. No de unos cuantos.