Ciudad de México, noviembre 21, 2024 07:28
Gerardo Galarza Opinión Reporte especial Revista Digital Noviembre 2022

Un soñador de pelo largo

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.

Más que discos de oro o platino, Joan Manuel Serrat Teresa, que se despide de los escenarios, ha coleccionado oyentes, seguidores, fanáticos… y doctorados honoris causa de universidades de aquí y de allá. Pero en este relato del periodista Gerardo Galarza el lector descubrirá cosas desconocidas de su historia.

POR GERARDO GALARZA

En 1971, el escribidor tenía 15 años. Entonces se unió a una caterva de adolescentes un poco malhechores que hacían y vendían en las calles un periódico quincenal llamado, con toda modestia por supuesto, Juventud 71.

Bajo ese cabezal, así se dice en el argot periodístico, se cobijó un grupo de jóvenes de Apaseo el Grande, Guanajuato, famoso nacional y casi internacionalmente hace unos meses porque ahí merodeada un tigre fugitivo, por el que hasta hubo alerta oficial. (Si no lo creen, Google se ocupó del caso en la portada de su buscador).

Muchas y variadas fueron las razones de unidad de ese grupo disímbolo. Todas importantes, tanto que lo siguen siendo. Una de ellas es que todos cantábamos o tarareábamos las canciones de Joan Manuel Serrat, por quien leímos a Antonio Machado en su Antología poética, en edición popular (hoy joya bibliográfica) de Salvat, con el número 16 de su colección Biblioteca Básica, con su portada naranja, que nos costó siete pesos de entonces y que se nos deshizo en las manos de tanto usarla.

El 27 de diciembre del 2022, Juan Manuel Serrat cumplirá 79 años, de los cuales ha utilizado 57 para cantar en público.

Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat en uno de sus conciertos. Foto: Rogelio Morales / Cuartoscuro

Entonces, ustedes disculparán que el escribidor traiga hasta aquí un asunto de podría parecer meramente personal, pero resulta que El Nano de Poble Sec y cantó públicamente por última vez en México el viernes 21 de octubre en el Zócalo de la Ciudad de México, donde nunca había actuado.

Según la revista The Rolling Stone, una canción del cantautor catalán es una única en español que aparece en el recuento e investigación de la misma publicación sobre las cien mejores canciones del pop mundial.

Y esa canción no es Cantares, los versos de Antonio Machado a los que les puso música y que desde 1969 es un himno universal, aun cuando quienes la escuchen o la canten no sepan ni quién es el autor de la letra, de la música o quién lo canta, porque universalmente se sabe ya que el camino se hace al andar, golpe a golpe, verso a verso… 

La canción “top” cien del pop es Mediterráneo, aunque no era su nombre original, porque pudo llamarse Amo el mar o Hijo del mediterráneo.

Sus amigos le dicen El Nano. Era hijo de Ángeles y Josep. Ella aragonesa; él, catalán. Ama de casa y obrero. Charnergo por parte de madre; anarquista por parte de padre. La madre lo arrulló con boleros, mientras el padre cantaba tangos. Nació en el Poble Sec, barrio de Barcelona y, como tal, buen culé, es de esos que son socios del club y van a la tribunas a exigir triunfos a los blaugranas. Lo quieren tanto que fue el quien cantó el himno del Barça en el centenario del equipo.

Serrat conduciendo “La radio con botas”

Hoy Serrat se va de los escenarios. Aunque todavía ses capaz de llenar teatros, auditorios, plazas, estadios en España, Argentina, Chile y México. Su último concierto será en diciembre en Barcelona y seguramente será apoteótico.

Es bueno para escribir, para leer, para cantar, para hacer vino y quienes lo conocen personalmente también alaban su buen comer, su amistad y su solidaridad. A sus conciertos, contra lo que se esperaría, no sólo asisten los “viejitos” que lo oyeron por primera vez en los años 60 del siglo pasado; van los hijos y los sus nietos de esos viejitos, y también premios Nobel de Literatura, como Gabriel García Márquez. Y siempre en la taquillas cuelgan el letreto aquel de “no hay billetes” en español de España o “boletos agotados”, en mexicano.

Más que discos de oro o platino, Joan Manuel Serrat Teresa ha coleccionado oyentes, seguidores, fanáticos… y doctorados honoris causa de universidades de aquí y de allá. La República Francesa le concedió la Orden de la Legión de Honor, aquella que en su canción  obtuvo El tío Alberto  (un industrial catalán llamado Alberto Puig Palau, mecenas de artistas), a quien en su vejez le esperó “una dulce piel de veinte años, donde olvidar los desengaños…”

Se sabe mucho que Serrat comenzó su carrera influido por los cantautores franceses de su época; que fue parte la Nova Canço catalana; que irrumpió en la popularidad cuando fue seleccionado para representar a España en la versión 1968 del Festival de Eurovisión. Ahí debía interpretar la canción La, la, la, de la autoría de El Dúo Dinámico (Manuel de la Calva Diego y Ramón Arcusa Alcón, ambos catalanes y pioneros del rock y del pop en España).

Básicamente, Serrat había hecho su carrera cantando en catalán. Los españoles no aceptaban que su representación fuera en catalán, porque Serrat anunció que cantaría en su lengua. Y se armó la de Dios es Padre. Lo menos que se dijo fue que era un ardid publicitario de su representante José María Lasso de la Vega, que también lo era del Dúo Dinámico.

Portada de su primer disco, “La Paloma”. Foto: Especial

Serrat hablaba catalán por su padre y español por su madre. No fue a Eurovisión. La televisión española de la dictadura lo impidió. La canción sí representó a España y, en voz de Massiel, obtuvo el triunfo. En 1991, durante su programa La radio con botas, afirmó que lo que hizo en 1968 fue por congruencia y dignidad y nada más. Massiel Serrat  siguieron siendo amigos.

En 1991, la cadena Radio 5 produjo y difundió el programa La radio con botas, 60 capítulos, de lunes a viernes, casi en la medianoche, en donde en cada programa se hizo “la historia sentimental” de España y el mundo año por año, a partir de 1940. La radio con botas fue conducido totalmente por Serrat.

Un año después vendría la explosión. El joven Serrat publica un disco dedicado a Antonio Machado, poeta, un republicado exiliado, víctima de la Guerra Civil Española, nada grato al franquismo. De las 12 canciones, once son versos del sevillano y una, En Colliere, del propio Serrat. Desde entonces Cantares es himno universal y el catalán es reconocido como el musicalizador de Machado.

En el año 2000, cuando Serrat recibió el primer Premio Internacional Audiovisual Antonio Machado por su disco producido hacía 31 años se refirió en el discurso a la creencia de que ha contribuido a la difusión de la poesía de Machado.

“Les aseguro que, cuando me puse a musicalizar estos poemas, no tenía la más mínima pretensión de que con ello yo iba a colaborar a la difusión de la poesía de Machado. Es más, sigo pensando en que no he colaborado. Si había una pretensión detrás de todo aquello era la de colaborar a la difusión del nombre de Antonio Machado y que, a partir de ahí, la curiosidad de la gente hiciera el resto”.  Eso nos pasó a los de Juventud 71.

Machado no es el único poeta musicalizado Serrat. Le ha dedicó discos completos a Miguel Hernández, a Joan Salvat Papasseit, a Mario Benedetti, y en sus diferentes producciones musicales ha incluido poemas de Rafael Alberti, León Felipe, Ernesto Cardenal, José Agustín Goytisolo, Jaime Sabines, Eduardo Galeano, Luis Cernuda, Federico García Lorca, Juan Marsé, entre otros. También habrá que recordar que cantó a autores como Violeta Parra, Víctor Jara, Enrique Santos Discépolo y al gran José Alfredo Jiménez…

La foto de Juan Miranda: Joan Manuel Serrat y Sonia Morales. De espaldas, Gerardo Galraza

Ya se sabe, al menos desde las épocas de don Alonso de Quijano, que la lectura no es muy buena consejera, por lo menos frente a lo establecido. Serrat lo vivió en carne propia.

Fue declarado casi como enemigo personal de dos sangrientos dictadores, de los de a deveras: Augusto Pinochet, de Chile, y Jorge Rafael Videla, de Argentina, quienes lo proscribieron en sus países. Por si hiciera falta, en Chile se decretó la misma pena a su letrista, un señor llamado Antonio Machado, quien seguramente en el cielo fue informado que no debería viajar al país andino. Al término de esas dictaduras, Serrat regresó aclamado a Argentina y a Chile. De su letrista no se sabe nada, aunque sí se sabe que se le sigue leyendo. Fue la manera de pisarle sus terrenos a ambos dictadores.

Una historia menos conocida es que el 29 de septiembre de 1975 aterrizó en el aeropuerto de la Ciudad de México, proveniente de La Habana. Al llegar, como se acostumbraba en aquellos tiempos, ofreció una conferencia de prensa en el aeropuerto.

Ahí estuvo el reportero Miguel Cabildo de “Últimas Noticias”, la edición vespertina de Excélsior. En España, en sus estertores, Franco había mandado fusilar a tres militantes de las FRAP y a dos de ETA. Serrat dijo allá: “Declaro mi absoluto repudio a la pena de muerte y a la violencia establecida y oficial”. El moribundo régimen decretó el ostracismo para el cantautor: desapareció de la prensa, la radio y la televisión, se dejaron de vender sus discos y hubo orden de aprehensión contra él. Decidió quedarse en México con los, en ese momento, siete integrantes de su grupo, cuyas familias dependían del trabajo musical. Su exilio, de acuerdo con él mismo, no fue comparable con los de los republicanos vencidos en la guerra civil española. Fueron once meses vividos principalmente en México, pero también Estados Unidos y Francia.

En México hizo una gira de más de cinco meses por unas 90 ciudades y pueblos de la República, en una camioneta-casa, La Gordita le llamaron, que se compró en Los Ángeles, mediante la intervención de aquél quien es el protagonista (Constantino Romero, de acuerdo con la historia) de la canción Hermano que te vas a California… Discreto de esos días, Joan Manuel ha dicho que le sirvieron para conocer México más de lo que lo conocen muchos mexicanos.

Otra faceta casi desconocida es su actividad como conductor radiófonico:

En 1991, la cadena Radio 5 produjo y difundió el programa La radio con botas, 60 capítulos, de lunes a viernes, casi en la medianoche, en donde en cada programa se hizo “la historia sentimental” de España y el mundo año por año, a partir de 1940. La radio con botas fue conducido totalmente por Serrat y en el participaron como guionistas, escritores de la talla de Manuel Vázquez Montalbán, Mario Benedetti, Eduardo Galeano, Juan A. Goytisolo, Terenci Moix, entre otros.

El programa correspondiente al año de la muerte de Francisco Franco, inició así en voz de Serrat:

“Buenas noches. No hay ninguna duda que 1975, año por el que esta noche nos toca transitar, fue especialmente importante así en la tierra como en el cielo. Lo de la tierra se lo vamos a contar entre La radio con botas y un servidor de ustedes a lo largo y ancho de este programa. Y de lo que ocurrió en el cielo el 20 de noviembre de 1975, les vamos a poner al corriente ahora mismo:

“Andaba san Pedro, barba blanca y sandalias de pescador, atareado en sus quehaceres en la puerta del cielo jugando con su manojo de llaves con la habilidad de un maraquero cubano, cuando recibió un visitante de postín. Era uno que aseguraba haberlo dejado todo atado y bien atado en la tierra; uno que anduvo bajo palio, como la hostia, y por quien se rezaba especialmente en todas las iglesias del país; uno que era amigo de papas, de obispos y de monseñores.

“Y aquel día, el buenazo de san Pedro se vio en apuros: por un lado, el hombre no quería perder el puesto y, por otro, siempre le había costado tanto decir que no. Aquel tipo venía con unas recomendaciones excelentes, pero con su historial, con su historial nadie había alcanzado jamás la gloria eterna… hasta que se le encendió una luz:

“Excelencia, le dijo con una amplia sonrisa, lo mejor será que se pase usted por el purgatorio. Sabe, aquí en el cielo se nos ha colado mucho rojo y con usted están especialmente quemados; son gente resabiada a los que su excelencia les privó de la experiencia de morir en la cama, y aquí en el cielo su excelencia se sentiría francamente incómodo.

“Y el viejo general tomó el volante que san Pedro le ofrecía y, por primera vez en su vida, tuvo que ir de ventanilla en ventanilla tratando de que los ángeles que estaban de servicio pusieran en el impreso los sellos de conforme para ser aceptado en el purgatorio…

“Y zanjemos aquí la historia. No queremos ir más allá, ni saber más del asunto. Que conste que nosotros, los de La radio con botas, el infierno no se lo deseamos a nadie.”

Sabina, Serrat y Bosé en una corrida de toros en el callejón de la Plaza México. Foto: Especial

Tal vez, sólo tal vez, Serrat y sus guionistas decidieron ser generosos y no desearle el infierno al dictador pensando en aquello de “al volver la vista a atrás/ se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.

Los que le llevan las cuentas, afirman que Joan Manuel Serrat es autor de unas 300 canciones. Y en ellas están incluidas aquellas que se siguen cantado día a día como Vagabundear, SeñoraLa saetaLa mujer que yo quieroLucíaPara la libertadSoneto a mamáPalabras de amorNo hago otra cosa que pensar en tiDe cartón piedraMuchacha típica, Cuando me vayaPoco antes de que den las diezNanas de cebollasBarquito de papelDe partoLa aristocracia del barrioA quién correspondaLas malas compañíasUna de piratasSinceramente tuyoCiudadano, Llegar a viejoEspecialmente en abrilUna mujer desnuda y en lo oscuro entre muchas otras o esos Locos bajitos que era la preferida de mi Sonia Elizabet, aquella que casi me obligó a entrevistarlo so pena de divorcio.

El primer disco de Serrat data de 1967 y fue grabado totalmente en catalán, como los dos que le siguieron. Serrat tenía entonces 24 años y ese disco llevó por título Ara que tinc vint amys (Ahora que tengo 20 años), canción que sigue cantando en catalán, porque como dice ese puñado de versos, aún tiene fuerzas, su alma no está rota y siente hervir la sangre y “quiero alzar la voz/ para cantar a los hombres/que han nacido de pie/que viven de pie/y que de pie mueren./ Quiero y quiero cantar/hoy que aún tengo voz/quién sabe si podré mañana”. 

Y ha podido.

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