Ciudad de México, abril 26, 2024 18:03
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Líderes vecinales de Narvarte se oponen a ‘desmanes’ en Casa Tajín; acusan maltratos de mandos policiacos

Por oponerse “de manera pacífica” al funcionamiento de la Casa Tajín, un espacio cultural que para vecinos es en realidad sitio de “escándalos y desmanes”, integrantes del Comité Ciudadano de Narvarte 2 denunciaron que fueron insultados por mandos de la policía.

Según el proyecto oficial, “Casa Tajín es un espacio de arte y cultura en todas sus manifestaciones, un lugar donde las expresiones artísticas convergen e inetractúan entre ellas: Diseño, música, multimedia, arquitectura, fotografía, teatro, circo, danza y literatura, son partes de un todo integral”.

Pero la profesora Blanca Moga, quien encabeza la protesta contra ese lugar y que en su momento lideró a los vecinos que se opusieron a la instalación de un paradero del Metrobús en Diagonal San Antonio, envió una carta a Libre en el Sur en la que describe “los escándalos y desmanes” prevalecientes en Casa Tajín –ubicada en la calle Tajín 150–, que se extienden hasta las seis de la mañana los fines de semana.

“Los jóvenes de ambos sexos llevan a cabo en el interior y exterior de ese inmueble actos diversos como consecuencia de la ingestión de alcohol y otras adicciones, las luces y ruido son verdaderamente insoportables, lo cual provoca las molestias consecuentes a los vecinos de la calle”, se queja. “Adicionalmente la basura, botellas y otros residuos que dejan en las casas del vecindario, así como la invasión de nuestros accesos domiciliarios con vehículos de su propiedad se han convertido en una situación totalmente fuera de nuestro control y propicia la violencia al reclamarles su actitud. La suciedad que dejan en nuestras áreas verdes como jardineras y prados producto de orines y defecaciones, ya se las puede usted imaginar”.

Explica que el pasado 11 de agosto, Alejandro Bravo Olivares, jefe del Departamento de la Unidad Graffiti, perteneciente a la Subsecretaría de Participación Ciudadana y Prevención del Delito de la Secretaría de Seguridad Pública del DF, le comunicó verbalmente que se pretende abrir en el domicilio una Casa de la Cultura del Graffiti.

Bajo la preocupación de que en el lugar incluso se pudiesen estar consumiendo drogas, los vecinos han solicitado la intervención de diversas autoridades, de cuyos oficios Moga entregó copias a este medio, a fin de que se realice “una visita de inspección verdaderamente minuciosa, verificándose los permisos con que se cuente para aperturar el centro de cultura del graffiti, usos de suelo, cajones de estacionamiento, y permisos para la celebración de eventos”.

También denunciaron que el inmueble no cuenta con los servicios básicos, como suministro de agua, la cual fue cortada por el Sistema de Aguas hace más de tres meses por falta de pago, y tampoco tiene uso de suelo para el giro planeado. “La persona que está a cargo de estas fiesta clandestinas, que se identificó como Alejandra del Río –asegura Moga—no es ni siquiera dueña de la propiedad, por lo que solicitamos sea clausurado.

La vecina cuenta que el 25 de agosto los vecinos realizaron una junta en que acordaron “que no deseamos que se lleve a cabo este proyecto de la casa de cultura del graffiti, ya que estimamos que no aporta beneficio a nuestra comunidad pues no hay persona alguna interesada en desarrollar el manejo del graffiti. Tampoco estaríamos interesados en alguna otra actividad pues no tenemos empatia de ingresar al lugar con la fachada que muestra. Por eso firmamos para que se proceda a su clausura”.

Al día siguiente –continuó Blanca Moga–, se llevó a cabo una reunión con Alejandra del Río y Juan Antonio Araiza Martínez, director de Coordinación Interinstitucional y Territorial de la Secretaría de Seguridad Pública, en donde supuestamente presentarían el proyecto completo. Pero lo que presentaron, dijo, fue un documento “inconsistente, sin mencionar nombre de encargados, horarios ni permisos”.

La vecina acusa que cuando los vecinos manifestaron “de manera tranquila y pacífica” su inconformidad, Araiza Martínez “inicio una serie de insultos, agravios, gritos, muestras de prepotencia y demás en contra de los vecinos, a lo que también se sumo en insultos Alejandra del Río, motivo por el cual los vecinos dimos por terminada la reunión, destacando que no se nos presentó ningún proyecto concreto y además fuimos atacados”.

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