Ciudad de México, octubre 9, 2024 12:53
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Madero, advertido a tiempo del riesgo de encubrir a Jorge Romero y Alberto Villarreral, paga las consecuencias de los escándalos Brasil y ‘diputables’

El dirigente del Partido Acción Nacional, Gustavo Madero, fue advertido tanto por correligionarios suyos como por periodistas sobre el riesgo que representaba solapar las tropelías tanto de su coordinador de la fracción parlamentaria del PAN en la Cámara de Diputados, Luis Alberto Villarreral, como del actual delegado panista en Benito Juárez, Jorge Romero Herrera.

El líder chihuahuense continuó con el solapamiento a “los impresentables”, como les llamó el senador panista Javier Corrral, y vinieron las consecuencias: Primero el caso de los funcionarios de la Delegación Benito Juárez, amigos personales de Romero Herrera, presos en Brasil por dar tremenda golpiza a un ciudadano de ese país; luego, el caso del también funcionario de la DBJ Pedro Torreblanca, hermano del actual secretario general del PAN en el DF, Santiago Torreblanca (miembro de la secta de Los Ocean, encabezada por el hoy jefe delegacional), al que el propio Romero tuvo que despedir por sus expresiones racistas a través de las redes sociales, y finalmente el video escándalo de los diputados bailando con supuestas ‘teiboleras’ en Puerto Vallarta, dado a conocer por Reporte Índigo.

El caso de los diputados “cachondos” terminó en que Madero se vio obligado a remover a Villarreal de la bancada panista en San Lázaro –después de que ignoró las denuncias sobre los “moches” en que se vio involucrado el legislador– y las sanciones contra Romero (quien ha sido señalado de manera documentada de usurpar profesión, alterar padrones de militantes internos, esconder información sobre obras de construcción irregulares, comprar un penthouse con “descuentazo” de una inmobiliaria consentida , amedrentar periodistas, mandar a jóvenes de Acción Juvenil a “reventar” un debate de candidatos a la jefatura delegacional local…) están pendientes. Como de comedia, todavía Madero dio palmadita al hombro a Romero y, en una reunión reciente con militantes panistas del DF, exclamó: “¡No te dejes, Jorge!”.

Las consecuencias, por supuesto, son contra el propio Madero, a quien se atribuye la responsabilidad de tener al blanquizaul “sumido en escándalos” de corrupción. “Es muy triste que el PAN vaya de escándalo tras escándalo y todos cercanos a Madero, todos”, acusó este martes 12 el senador Ernesto Cordero. Ahí está Moreno Valle, la gente de Jorge Romero, en Brasil, y el tema de Villarreal, que por cierto no estaba solo, estaba con Villalobos y con Martín López”.

Aún antes de los escándalos, que se han desatado en el lapso de seis semanas, Francisco Ortiz Pinchetti, director de Libre en el Sur, preguntaba de manera abierta al dirigente panista, en su columna semanal en SinEmbargo: “¿Dime con quién andas, Gustavo Madero?”. Y lo alertaba de que su gente allegada, a la que protegía, no era leal, sino que actuaba por intereses políticos. El siguiente es el texto íntegro de la columna, publicada el 13 de mayo:

Al expresar su respaldo a la candidatura de Gustavo Madero Muñoz en la fangosa contienda por la presidencia nacional del Partido Acción Nacional, el senador panista Javier Corral Jurado dijo que el candidato a la reelección en los comicios internos del próximo domingo 18 de mayo “es un hombre honesto”, aunque precisó que “lo que le falla es que lo rodean algunos impresentables”. Estoy de acuerdo con él en ambas apreciaciones. Lo que habría que dilucidar es si se puede ser honesto y a la vez estar no sólo cerca o rodeado de sujetos “impresentables”, sino además ser su aliado y recibir su apoyo político y económico en aras de un objetivo que puede parecer válido en sí mismo, como ganar la elección interna. Pienso que no.

El chihuahuense Corral Jurado –un político de impecable trayectoria por cierto– no dijo nombres. Al leer su declaración en Reforma (10 de marzo pasado), pensé de inmediato en un “impresentable” absoluto que apoya a Madero Muñoz: el actual jefe delegacional en Benito Juárez, Jorge Romero Herrera, el único delegado que le quedó al PAN en el Distrito Federal en las desastrosas elecciones de 2012. Su fuerza radica en eso: es el único panista que puede dar chamba a sus correligionarios en la capital del país. Así de simple. Y tiene a una legión de ellos en la nómina delegacional o contratados por honorarios, incluidos por supuesto sus más cercanos compinches. Es así como tiene ahora literalmente secuestrado al PAN capitalino. Es el que manda y el que le da órdenes inclusive al presidente regional, Mauricio Tabe Echartea, que fue coordinador de su campaña y a quien él impuso en el cargo. Todo mundo lo sabe. Eso es lo que le ofrece al dirigente nacional con licencia, que acepta el apoyo de un “impresentable” de tal calaña a cambio de tener a su favor de manera incondicional la estructura partidista en el DF y el voto de la menguada militancia chilanga, que en realidad representa apenas el 3.75 por ciento de los panistas registrados en el país (sólo les quedan 8,177 afiliados en todo el DF).

Tan es el dueño del PAN-DF el delegado juarense, que es quien hace arreglos y toma las decisiones fundamentales. Así, a nombre del partido negoció en secreto una alianza nada menos que con el ahora depuesto presidente del PRI en el DF, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre –acusado de prostituir secretarias y recepcionistas con recursos públicos de su sede partidaria– para ir juntos contra el PRD en las elecciones locales de 2015. Ambos personajes se reunieron en el restaurante Suntory de la colonia Del Valle, a la que asistieron además de Romero Herrera y Gutiérrez de la Torre el diputado local panista Santiago Taboada y el legislador Tonatiuh González, del PRI. A pesar de que los protagonistas lo mantuvieron en completo sigilo, el columnista Adrián Rueda se enteró del hecho y lo difundió en su columna Capital Político del diario Excélsior, el martes 27 de agosto de 2013, sin ser nunca desmentido.

Romero Herrera, de cuya estatura ética y política da idea el hecho de que como candidato se hiciera pasar por “licenciado” en Derecho, sin serlo, y que como tal firmara de manera ilegal documentos oficiales como funcionario público (lo que originó sendas demandas por usurpación profesional ante la PGJDF y ante la Contraloría General del DF por parte de un grupo de vecinos encabezados por Delia González Cobos y Marco Aurelio Ramírez Rosas, respectivamente), ha sido reiteradamente acusado de falsificar el padrón interno del PAN para manipular la designación de dirigentes, consejeros y candidatos, incluida su propia nominación. Él formó con sus incondicionales, sus súbditos, una suerte de secta que se mantiene hasta la fecha. Se autonombran Los Ocean, porque en una “cantina de mariscos”, llamada Ocean Drive, ubicada en avenida de La Paz 48, en San Ángel, era dónde solían reunirse. En el periódico Libre en el Sur publicamos desde noviembre de 2012 la historia completa, avalada por el testimonio de un joven militante del PAN, Miguel Antonio Morales Zepeda ((Registro Nacional de Miembros: MOZM850511HDFRPG), que participó en las acciones ilegales de El Fürer, como llaman sus protegidos al hoy jefe delegacional. http://ow.ly/wHHK2

Gracias a su relación sentimental con Mariana Gómez del Campo, que entonces era dirigente del PAN capitalino, obtuvo en 2006 una diputación plurinominal en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y la presidencia de la comisión de Juventud de la misma. Su trabajo legislativo fue absolutamente gris; pero lo aprovechó para dar chamba a todos los miembros de su camarilla, ya sea como asesores, secretarios o funcionarios de su módulo de atención ciudadana y ponerlos a trabajar… en su proyecto político personal. Pagados sus sueldos con recursos públicos, ellos se dedicaron de tiempo completo a la falsificación del padrón panista y a la afiliación corporativa de nuevos militantes, como lo describió y documentó a detalle Morales Zepeda. “Yo falsifiqué cédulas de afiliación”, confesó el denunciante, que hizo del conocimiento de estos hechos al CEN del PAN y el propio Gustavo Madero. “Los miembros del grupo se comprometían a traer copias de la credencial de elector de determinado número de ahijados”, relató. “Traían los fajos de copias fotostáticas y con base en ellas llenábamos las cédulas, cosa absolutamente indebida, ya que el estatuto establece que los aspirantes deben inscribirse de manera personal e individual. Algunas veces las cédulas venían ya firmadas; en otras ocasiones yo las firmaba, imitando la firma que aparecía en la copia del IFE. Ese mismo mecanismo, por cierto se usaba en otras delegaciones, como Coyoacán, Miguel Hidalgo o Cuajimalpa, a cargo de la gente de Mariana”.

Morales Zepeda presentó en 2011 sendos documentos dirigidos a la Comisión de Vigilancia del Registro Nacional de Miembros del PAN y al presidente nacional del partido, de los que me entregó copias (con sellos de “recibido”). En el primero, fechado el 25 de marzo de 2011, solicitaba audiencia para rendir su testimonio y presentar pruebas de la afiliación corporativa perpetrada en Benito Juárez “siendo cómplice obligado de dicha afiliación”. En el otro escrito (fechado el 8 de junio) pedía la intervención precisamente de Gustavo Madero Muñoz para que se sancione a los culpables de “las serias irregularidades, faltas e infracciones a las normas (…) teniendo como resultado la afiliación irregular de numerosas personas”. De ninguna de las dos cartas recibió respuesta. También denunció los hechos y entregó pruebas personalmente al director del Registro Nacional de Miembros del PAN, Oscar Moya Marín. Nada pasó. “Un tejido de intereses y complicidades a todos los niveles del partido asegura la impunidad”, acusó. Y ante el silencio del dirigente nacional, que optó por solapar a los infractores, recurrió primero ante el Tribunal Electoral del DF y luego ante la instancia federal.

En enero pasado, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ordenó al Instituto Federal Electoral (IFE) –a través de una sentencia inapelable y con el voto unánime de los magistrados– investigar esos hechos y, en su caso, sancionar a los responsables, que podrían ser inhabilitados hasta por ocho años para ocupar cargos de elección popular. La sentencia del Tribunal Electoral (expediente SUP-RAP-169/2013), del 23 de enero de 2014, revoca la resolución CG237/2013 del Consejo General del IFE en el sentido de declarar la improcedencia por incompetencia de la denuncia interpuesta por el militante panista Morales Zepeda, quien acusó al entonces diputado local Romero Herrera, su superior jerárquico, “de ordenarle y obligarlo junto con otras personas, bajo la amenaza de perder su empleo, manipular y llenar información de formatos correspondientes a las solicitudes de diversos ciudadanos para adquirir la calidad de miembros activos de dicho Instituto político”.

En la sentencia, que es definitiva, el Tribunal asentó que los hechos denunciados por Morales Zepeda “violan diversos preceptos del Código Federal Electoral, de los Estatutos y del Código de Ética, del Reglamento de Miembros y del Reglamento sobre la Aplicación de Sanciones del Partido Acción Nacional”, por lo que la entidad judicial da vista de su fallo al presidente del comité Ejecutivo Nacional del PAN, entonces en funciones, Gustavo Madero Muñoz, “para que conforme a lo establecido en su normativa interna determine lo que en Derecho corresponda”. De nuevo no ha habido respuesta.

Tras el fallo del TEPJF, el propio Morales Zepeda denunció en entrevista con Marco Antonio Martínez para SinEmbargo.mx, en la que reiteró sus acusaciones, que había recibido amenazas de muerte por teléfono, cuya autoría desconocía. Aseguró no obstante que no se detendrá en su demanda de que sean castigados Los Ocean (todos ellos actualmente con cargos de alto nivel en la DBJ, en la ALDF o en la estructura partidista del DF) que inflaron el padrón panista. Expresó su confianza de que el IFE hará una investigación a cabalidad, lo que podría desembocar en una sanción a Romero Herrera que lo imposibilitaría a postularse a cargos de elección por un lapso de entre cinco y ocho años, lo que significaría simplemente el fin de su carrera política.

Por lo demás, metido en la grilla partidista más que en la atención a los numerosos problemas de la demarcación que supuestamente gobierna, Romero Herrera (que llegó a la jefatura delegacional luego de una muy cerrada –e impugnada—victoria con sólo 700 votos de ventaja sobre la perredista Leticia Varela, en una votación de más de 239 mil sufragios), ha hecho una gestión de simulaciones y desaciertos, entre crecientes denuncias vecinales sobre casos de corrupción en temas como las construcciones ilegales y el ambulantaje. Quedó debidamente documentado, por ejemplo, el “descuentazo” de 1.6 millones de pesos (el 35% de su valor) que le otorgó en 2010 la inmobiliaria Grupo Rouz en la adquisición de un penthouse de lujo de dos plantas y con una superficie de 234 metros cuadrados, ubicado en Gabriel Mancera 1542, en la colonia Del Valle Sur (folio P484214/2010, del Registro Público de la Propiedad del DF, donde efectivamente aparece Romero Herrera como comprador, “abogado”, con clave de CURP número ROHJ790103HDFMRR08) cuando era director general de la Coordinación del Gabinete del gobierno delegacional encabezado por el también panista Mario Palacios Acosta, a quién él impuso también en él cargo. A cambio de ello, esa empresa ha gozado de plena impunidad y ninguno de sus desarrollos, incluido el emblemático edificio ilegal de Millet 39, en Extremadura Insurgentes, ha sido tocado por la autoridad delegacional. Otro tema es el de la proliferación de los nuevos “puestos grises” de ambulantes, que el propio delegado promueve abiertamente en colusión con el líder de informales que los fabrica y vende a 60 mil pesos cada uno, según reiteradas denuncias vecinales.

Todo ello se refleja en la pésima percepción que tienen los juarenses sobre su administración. Según la única encuesta que ha sido publicada hasta ahora, realizada por la empresa Votia, el panista resultó contundentemente reprobado por sus gobernados, al obtener un 5.3 de calificación. Fue además el peor calificado de los tres titulares de las delegaciones centrales del DF. La difusión del sondeo por parte del periódico Máspormás, en vísperas de su publicitado “Primer Informe”, desató la rabia del intolerante delegado, que arremetió contra ese diario en las redes sociales. El portal SinEmbargo.mx publicó luego una crónica que detalla el despilfarro y el acarreo registrados en ese evento, celebrado en el Pepsi Center del WTC, donde consiguió del dueño un precio “realmente simbólico” por la renta, según se ufanó. Al referirse en su columna semanal en Máspormás a la renuncia al PAN del exgobernador de Nuevo León, Eduardo Elizondo, por considerar que ese partido cayó en la corrupción y la simulación al acceder al poder, el periodista Salvador Camarena escribió el 24 de febrero pasado, que Jorge Romero Herrera, precisamente, “simboliza el PAN que se extravió al llegar al poder”. Y el panista tronó otra vez.

De las tropelías del “impresentable” está absolutamente enterado Madero Muñoz. Se lo han dicho en persona panistas destacados como los exdirigentes capitalinos Carlos Gelista González y José Luis Luege Tamargo, el exdelegado en Benito Juárez Fadlala Akabani, el exdiputado local y exdelegado interino en Miguel Hidalgo Alfredo Vinalay y muchos más, que han denunciado la falsificación del padrón interno. Conoce el fallo del TEPJF, las denuncias periodísticas, las impugnaciones internas. Y sabe también que el abierto y contundente apoyo que le ofrece el delegado en Benito Juárez no obedece por supuesto a una convicción política ni ideológica, ni a una simpatía personal siquiera. Tiene un costo: quiere ser diputado y coordinador de la fracción panista en la ALDF para desde ahí promover su candidatura a la jefatura de gobierno del DF en 2018. Imagínense. Es su proyecto. En 2012 apoyó a Ernesto Cordero, hoy rival de Madero Muñoz, en la contienda por la candidatura presidencial del PAN, que ganó Josefina Vázquez Mota. Le falló. Hoy chaquetea sin más y le apuesta al chihuahuense, que acepta su apoyo, se hace guaje y lo solapa. Ahí no hay lealtades, obvio. Sólo intereses, ambiciones. El dicho popular, como casi todos, es sabio: “…y te diré quién eres”. Válgame.

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