Ciudad de México, octubre 4, 2024 22:11
Opinión Arantxa Colchero

Madres, sin frivolidad

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Sí puedo decir que mi mamá es la mejor del mundo, lugar común pero así lo siento. Ella siempre está ahí, quisiera que nunca se fuera. Además, ella es todo un ejemplo de la mujer que luchó por llegar donde está, venció todas las barreras. Estudió licenciatura, maestría y doctorado con cuatro hijos. Se partía en mil pedazos para dejar casa limpia, comida, y estar pendiente de todos.

POR ARANTXA COLCHERO

Sé que me estoy adelantando a escribir sobre el día de las madres que en México se festeja el 10 de mayo, pero justo lo hago porque no creo que debería de ser como es ahora, quizá no debería de existir, no así por lo menos.

El origen más reciente en la historia del día de las madres son las manifestaciones pacíficas organizadas por Julia Ward Howe en Boston con madres víctimas de la guerra de Secesión y por Ann Jarvis en Virginia por los derechos de las mujeres. ¿Cómo de estos eventos tan relevantes para las mujeres pasamos a festejar un día tan superficial, dónde comprar un regalo y salir a comer para festejar a las “mamitas” parece suficiente para honrarnos?  

Ser madre es una experiencia única, fuerte, maravillosa, llena de retos. Algunas decidimos vivirlo muy de cerca, no perdernos nada y acompañar la maternidad con otras cosas importantes como trabajar, cultivar espacios propios, amistades o el amor. Un desafío. Además de disfrutar cada instante a un hijo, debemos educarlo, favorecer su independencia y crecimiento, no sobreprotegerlo y siempre darle seguridad de amor incondicional. Con la duda permanente de si lo estás haciendo bien y buscando hacer tu vida propia. Aceptarse imperfecta ayuda a ambos, pero te confronta con las expectativas propias más profundas y de los otros, que se exacerban el día de las madres.   

Sí puedo decir que mi mamá es la mejor del mundo, lugar común pero así lo siento. Ella siempre está ahí, quisiera que nunca se fuera. Además, ella es todo un ejemplo de la mujer que luchó por llegar dónde está, venció todas las barreras. Estudió licenciatura, maestría y doctorado con cuatro hijos. Se partía en mil pedazos para dejar casa limpia, comida, y estar pendiente de todos. Con esa fuerza vital que la caracteriza, impulsó que nos fuéramos a vivir a Francia por dos años, dónde hizo su doctorado y tuvimos una experiencia de vida inigualable. Mi madre es divertida, culta y se informa de todo, todos los días para discutir de cualquier tema. Ella sigue trabajando en la academia y no dejará de hacerlo. No merece un festejo frívolo al año.

No está mal tomar un día, quizá muchos más, para honrar el ser madres y ser mujeres, pero no así. No con regalos forzados, no con la idea de que somos lo mejor que hay, mamás perfectas que no podemos salirnos del guion. Yo quisiera honrar ese día sola, quizá con otras mujeres/madres o personas muy cercanas, para estar conmigo, con ellas/ellos, hacer recuentos o no hacerlos, solo estar. De preferencia en un espacio de la naturaleza con muchos árboles. Creo que eso haré este año, un año de pérdidas, de dolor, pero también de profundas reflexiones, aprendizajes, vivencias extraordinarias y de muchos cambios.

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