Ciudad de México, octubre 9, 2024 18:50
Francisco Ortiz Pardo Opinión

EN AMORES CON LA MORENA / Marañas de cables

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El gozo gratuito y natural para la gente (que cabe en los derechos humanos) es alterado, una vez más, por el negocio sin límite, ahora por parte de empresas de luz y comunicación que con sus cables contaminan visualmente nuestros parques, calles y colonias y ponen en peligro la vida humana.

POR FRANCISCO ORTIZ PARDO

A pesar de tratarse de una basílica de dimensiones importantes la que la alberga, la escultura del Moisés de Miguel Ángel en Roma yace un tanto al margen de los turistas, que al no saber dónde se encuentra optan por las obviedades de los museos de El Vaticano o la Fuente de Trevi. O incluso el Coliseo, que está ahí muy cerquita. Toda esa zona tiene valor patrimonial, en realidad, ya que en Roma hay una ruina en cada esquina; pero es imposible imaginar que frente a la fachada de dicha Basílica de San Pedro Encadenado haya cables colgando de postes horrendos que no solo agreden la vista y echan a perder la toma fotográfica, sino que vergonzosamente darían evidencia del desprecio de los italianos por su propia historia e identidad.

Pues bien, a diferencia de dicha basílica, que ha quedado a salvo del maltrato de las multitudes gracias a la fortuita discreción y falta de curiosidad –con todo y el caos inhumano prevaleciente en Roma entre esas reliquias sin fin, los autos y los tumultos de gente–, el pueblo originario de Xoco, en la alcaldía Benito Juárez, no solo ha sido desfigurado primero por el trazo de grandes avenidas en el ombligo geográfico de la capital mexicana y luego por el abuso de los desarrollos inmobiliarios, sino que la única joya colonial con la que cuenta es ninguneada de manera ofensiva contra los habitantes del terruño, sus tradiciones y la identidad de nuestra ciudad. 

Efectivamente, lo que hay frente los accesos de hierro a la iglesia de San Sebastián, prácticamente el único bien patrimonial además del panteón civil donde fue asesinado ese gran defensor de la primitiva democracia mexicana que fue Belisario Domínguez, son unas marañas de cables que impiden la vista de su hermosa fachada desde afuera del enrejado. Antes la Torre Mitikah, la que se presume ya como la más alta de Ciudad de México y que supuestamente financió una mitigación por las afectaciones urbanas del entorno, prácticamente “apachurró” con su desproporcionado tamaño al templo colonial. Me imagino que al consorcio Fibra Uno ya no le alcanzó el presupuesto para llevar a cabo un proyecto de cableado subterráneo, dada con la limitada ganancia que le queda por la venta de departamentos de lujo desde donde se puede apreciar todo Coyoacán y sus Viveros. 

El gigante Mitikah “apachurra” a la capillla colonial de San Sebastián, en Xoco. Foto: Francisco Ortiz Pardo

La capilla de San Sebastián Mártir, ubicada en el mero centro del viejo pueblo de Xoco, fue construida en 1663 por los frailes franciscanos con el apoyo de cientos de manos indígenas. Su fiesta patronal se realiza el domingo siguiente a cada 20 de enero en honor de quien fue un soldado y senador martirizado y asesinado por el propio ejército romano al que perteneció, en el año 256. Se trata de uno de los santos más venerados del mundo y también de los más representados en obras artísticas. Sus restos se encuentran en una iglesia sencilla en Roma, aunque por su importancia se le considera basílica. Por supuesto que su fachada tampoco tiene estorbos visuales. 

El panorama se extiende ya prácticamente a cada esquina, a lo largo y ancho de las 56 colonias de la alcaldía BJ –la de más alto “desarrollo humano” del país, según las mediciones de la ONU, lo que no puede volver más contradictorio el asunto—, lo mismo en zonas patrimoniales que en colonias residenciales o de alta plusvalía.

Tristemente el de Xoco es solo un botón de muestra, tal vez el más lastimoso, pero del abuso que cometen empresas que van desde la Comisión Federal de Electricidad hasta las televisoras que ofrecen en sus paquetes servicios de telefonía e internet no solo haciendo uso del espacio público sino utilizando como propios los postes para dejar enredados en forma de círculos metros y metros de alambrerío sobrante que a la vez es un riesgo de protección civil para los habitantes de una zona que aporta el mayor ingreso per cápita del país. No es necesario documentar los cientos de casos porque simplemente están a la vista para quien mueva el cuello hacia arriba. Hay cables que parecen mangueras y otros como hilos de corriente doméstica, entre los que es común ver los que quedan sueltos a la mano de cualquier peatón. Es ya inaudita la contaminación visual. ¿De qué trata realmente la llamada “calidad de viuda”?

El panorama se extiende ya prácticamente a cada esquina, a lo largo y ancho de las 56 colonias de la alcaldía BJ –la de más alto “desarrollo humano” del país, según las mediciones de la ONU, lo que no puede volver más contradictorio el asunto—, lo mismo en zonas patrimoniales como las de Mixcoac, Nativitas o el citado Xoco que en colonias residenciales como Del Valle, Nápoles y Narvarte o de alta plusvalía como Insurgentes San Borja y San José Insurgentes. Y es que no se entiende que no haya ni legisladores ni autoridades que remedien el asunto, primero que nada, obligando a dichas empresas a invertir en una infraestructura para “enterrar” su cablerío.

Foto: Francisco Ortiz Pardo

Tal asunto resulta aún más indignante cuando afecta los árboles, que no pocas veces son víctimas en cambio de la poda inmoderada… ¡para liberar los cables! Un caso emblemático es el que tratamos en este espacio a propósito del riesgo de mutilación que corre un laurel de la india por la inminente construcción de un edificio de cuatro plantas en la colonia Tlacoquemécatl Del Valle, que ya cuenta con los permisos respectivos sin ninguna restricción ambiental.

En diciembre de 2021, Libre en el Sur dio cuenta de los múltiples cables que arruinan la vista de la zona patrimonial de la colonia Insurgentes Mixcoac. En el lapso de los nueve meses desde entonces, la situación ha empeorado, a pesar de que han existido diversas y sensatas iniciativas ante el congreso local que la politiquería entre las diferentes bancadas termina por frustrar, pues en tiempos de polarización se juega a los premios y a los castigos y quien la paga es la ciudadanía. “Además del deterioro visual, esa aglomeración desordenada de cientos de cables de luz, teléfono, fibra óptica, internet, televisión por cable y otros servicios constituye un verdadero peligro para los habitantes de calles como Cádiz, Algeciras, Goya, Jerez o Valencia, en las inmediaciones del viejo casco del pueblo de Mixcoac”, pusimos en aquella información del fin del año pasado.

Nadie puede negar las linduras de la alcaldía Benito Juárez, especialmente sus parques. Pero cercado todo ello por las marañas de cables resulta casi imposible encontrar el ángulo exacto en la cámara de un simple celular que permita lograr la imagen de esos valores estéticos. El gozo gratuito y natural para la gente (que cabe en los derechos humanos) es alterado, una vez más, por el negocio sin límite. Ignominioso.

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