Ciudad de México, diciembre 8, 2024 04:15
Arantxa Colchero Opinión

No les hables en masculino

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No juzgar nos dejaría espacio para pensamientos más positivos y propositivos. No juzgarnos incluso sería un gran logro para una vida más plena.

POR ARANTXA COLCHERO

A ellas no les gusta que les hables en masculino. Y tienen razón. Tanto esfuerzo para transformarse con las herramientas y recursos que cada una tiene, como para que les recuerdes que en su nacimiento fueron hombres.

Las mujeres trans son personas cuya identidad de género difiere de su sexo masculino al nacer. En muchos casos, esta contradicción la experimentan desde edad muy temprana. Algo pasa, el cuerpo que tienen no les pertenece. ¿Por qué? Eso no importa, la recomendación es que los niños en esa condición puedan recibir apoyo de sus familiares, sin prejuicios, para que puedan valorar con apoyo de expertos su devenir.

A pesar de que la Organización Mundial de la Salud dejó de considerar a la homosexualidad y otras orientaciones sexuales como un trastorno de la salud mental en 1990, en muchos países las mujeres trans siguen siendo no aceptadas, rechazadas, discriminadas o, peor aún, invisibles. Su vulnerabilidad es mayor que la de otros grupos con orientaciones sexuales diferentes como los hombres que tienen sexo con hombres. ¿Cómo lo sabemos?

Entrevistar a mujeres trans requiere una metodología particular. No es como una encuesta de hogar, que no sería adecuada porque tendrías que visitar muchas casas hasta encontrarlas y quizá en ese entorno preferirían no contestar. Tienes que ir a sitios dónde ellas se reúnen con amigas o amigos, para ligar, o sitios dónde trabajan como estéticas o sitios de trabajo sexual.

Eso hicimos. Reunimos a un grupo diverso de mujeres trans que conocían bien a sus pares o que tenían trabajo con ellas. Este grupo nos dio una lista inicial de sitios de encuentro. En campo corroboramos que existieran los sitios y preguntamos por otros. Estos sitios funcionaron como el marco muestral para la encuesta, es decir, de esta lista seleccionamos una muestra aleatoria de sitios para la encuesta en Ciudad de México. ¿Qué encontramos?

La historia resumida sin cifras es la siguiente. Algunas mujeres trans tienen que salir de casa desde la adolescencia porque no son aceptadas. Si dejan truncos sus estudios, las opciones laborales son limitadas y una proporción importante tiene que dedicarse al trabajo sexual. Las mujeres trans usan hormonas para tener un aspecto más femenino, algunas usan modelantes y pocas se hacen cirugías.

El problema es que estas transformaciones sexogenéricas, no siempre son prescritas o administradas por personal de salud porque existe una oferta muy limitada de espacios clínicos especializados, y con frecuencia ellas sufren de complicaciones médicas. Todo este contexto las coloca en una vulnerabilidad que las expone a enfermedades de transmisión sexual, problemas de salud mental y adicciones. Además, más de un tercio de las mujeres trans han sentido rechazo o discriminación en su vida. La ausencia de servicios públicos libres de discriminación es una barrera importante para que ellas se atiendan.

Qué diferente sería para ellas y para muchas otras personas, que la sociedad percibe como fuera de la “normalidad”, que dejáramos de juzgar al otro. No juzgar nos dejaría espacio para pensamientos más positivos y propositivos. No juzgarnos incluso sería un gran logro para una vida más plena. Para las mujeres trans y otros grupos, mayor aceptación social sería un paso crucial, acompañado por supuesto de políticas públicas integrales que contemplaran sus necesidades desde su infancia. Ojalá se logre.

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