Que no acaben las campañas
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LETICIA CALDERÓN CHELIUS
“Eres una ingrata” me dijo un vecino, -“No les das ningún reconocimiento a las autoridades de la Delegación BeniJuarez que últimamente han cambiando algunas banquetas de la colonia, han barrido la plaza varias veces, quitaron los focos que no servían y ya no los dejan prendidos todo el día y a veces, prenden la fuente y se ve muy bonita”-. “Además”, -me insistió- “pusieron bancas nuevas por varias partes de la Delegación y mucha gente esta muy agradecida por eso”-, Me quedé pensando si es verdad que soy una ingrata y me di cuenta que pues si, que si criticar es ingratitud, lo soy.
Y claro, desde la lógica de nuestra cultura política mexicana tan dada a agradecer hasta el exceso, quien cuestiona, pone el dedo en la yaga o insiste en que las cosas pueden estar mejor, eso es mala ondez o ganas de criticar. En mi caso no le doy ningún crédito a lo que para mi debería ser la norma, el principio para lo cual todo debería funcionar como reloj suizo sobre todo a un nivel tan básico como una Delegación. Así que no le veo la gracia a que la autoridad barra de vez en cuando, preserve lo que ya existe y no abuse de su puesto para sacar provecho personal.
Para eso les traigo aquí la solución. Mi propuesta es que las campañas electorales sean más largas, que se prolonguen unos cuantos meses más e incluso, que se extiendan un año. ¿Les parece un exceso? Piénsenlo. Es justamente en este estado de gracia en que la autoridad trabaja mejor, aparece por las colonias que ni conocían y hacen obras que en tres años de gestión simplemente no estuvieron en su lista de pendientes. Además, como por el rumbo hemos tenido mítines de los diferentes partidos políticos y cada equipo promete tantas cosas, ante lo cual la autoridad actual no puede quedarse atrás y promete lo mismo y su resto.
Es una forma de decirnos que ahora sí, vamos a recuperar la seguridad perdida, que ellos si van a ponerle un limite a los carteles inmobiliarios y que la zona volverá a ser, si no la mejor, por lo menos no de los rumbos más deteriorados en tan poco tiempo. ¿Ahora ya me entienden? Como que las campañas crean un estado de ensueño y genera un animo ciudadano envalentonado que ayuda a exigirle a los que quieren el puesto a que se comprometan y si no, se supone que la sociedad se los demandará….pero como casi siempre la sociedad es muy olvidadiza, muy aguantadora y para ser sinceros, bastante dejada, por eso, pueden volver a prometer, aunque no hayan cumplido y ni quien les demande…..
De ahí que las campañas sean como el noviazgo adolescente, inocencia, caritas alegres, sonrisas de lado a lado, el mejor de los ánimos y las ganas de sentir que el futuro esta en la palma de la mano. Por eso mi propuesta, insisto, es que las campañas se alarguen otro poquito. Es verdad que ya de por si son como las posadas con su pre posadas, posada y pos posadas e igual tenemos pre campaña, campaña y a lo mejor tendremos pos campaña, pero el animo, las ganas de soñar y sobre todo, las posibilidades de que las autoridades se muevan por el interés de que la ciudadanía vea que están chambeando justo cuando la evaluación sobre su gestión es lo que está en juego, vale la pena. De hecho, se consigue más y responden más rápido y de mejor modo estando en campaña que siendo ya autoridad. ¿A poco no?
Solo piénsenlo, insisto. Si nos ponemos duros a lo mejor y hasta se paran obras con permisos de construcción de dudosa aprobación y sin estudios de impacto ambiental, con suerte se logra que detengan el atentado contra el Poliforum Cultural Siqueiros y se condicione la macro obra que se pretende hacer en el estadio azul. Es más, en una de esas la autoridad actual decide, para distinguirse de otros partidos que les andan quitando la bandera de pro-bicis, marcar bien las ciclovías que eran buena idea, pero como que se les olvidaron y pues el deterioro es evidente para los que por aquí vivimos.
Ya entrados en gastos a lo mejor y conseguimos que aparezcan los recursos destinados a las afectaciones de los sismos y deciden resolver las afectaciones para que se vea que “ellos si cumplen”.
¿Lo ven? No es una locura ni ganas de torturarlos. Tampoco crueldad innecesaria obligarlos a ver la cara risueña de los que se presentan como candidatos a gobernarnos en fotos, posters y hasta volantes en entregas a domicilio. Si a cambio hacen algunas de las cosas que nunca hicieron como deberían, ya ganamos algo antes de que, cuando se acabe el noviazgo electoral, de plan nos digan a todos ingratos.