Ciudad de México, mayo 2, 2024 04:24
Ana Cecilia Terrazas Dar la Vuelta Opinión Vida

DAR LA VUELTA / La vida a sorbitos

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“Ahí nos enseñarán a varias generaciones, estoy segura, a tomar té como se debe, ceremoniosa y tranquilamente, así como a suspendernos en el tiempo”.

POR ANA CECILIA TERRAZAS

Hace 20 años, cuando la gente casi no bebía té en México –más que cuando se enfermaba o tomaba algún té helado por equivocación (o era una persona proveniente de Asia o del Reino Unido)– mi amiga Zelda decidió convertirse en una importadora y distribuidora de este producto. Abrió junto con su esposo Roberto una monísima y acogedora esquinita llamada justamente así, La esquina del té, en la calle de Amsterdam, en la colonia Condesa.

Celebraba yo la imaginación y entusiasmo, la emprendeduría incansable de una de las mujeres con mejor y más fuerte energía que he conocido, pero en el fondo tenía la duda siempre sobre qué tan buen negocio sería eso.

Hoy puedo decir que ha sido un negocio familiar estable y bondadoso, en el que no circula tanto el dinero como las buenas frecuencias, las historias de éxito moderado, los momentitos de paz y convivencia, mismos que se han acumulado durante todo este tiempo abrazando a la familia, a su clientela, a la empresa.

Una extensión de esa esquina, Tú más té, con otro objetivo, ocurrió hace poco también en la cabeza de mi amiga. En la calle de Cerezas número 71, en la colonia del Valle, más cerca de la avenida Coyoacán, a la mitad, digamos, del parque de Tlacoquemécatl si se circula por Adolfo Prieto, este pasado septiembre abrió un lugarcito pequeño, acogedor y lindo, para compartir en un hábitat íntimo la experiencia esa que tanto se añora y desea para estar presentes en el presente aunque sea un ratito, para vivir más despacio y realmente hacer conexión con nosotros mismos o simplemente para estar algo más a tono con la paz.

Ahí nos enseñarán a varias generaciones, estoy segura, a tomar té como se debe, ceremoniosa y tranquilamente, así como a suspendernos en el tiempo. El método o tradición con el que esta boutique de especialidad se distingue se llama Gong Fu. El té que ahí se sirve (tienen europeo, herbales, frutales, saborizados y blends porque mi amiga es sommelier de té y anfitriona de Gong Fu, por supuesto) es para ser bebido con tiempo, con calma, sin prisas.

Lo que acabo de decir es el mayor lujo que alguien puede darse en este siglo XXI, más aún en una ciudad capital como esta. La invitación es a que pongamos nuestra propia persona a manera del cuenco (Gaiwan) en el que se sirva el té y a que podamos gozar la vida de a poquito, a sorbitos, de martes a domingo, entre las 9 y las 20:30 horas.

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