La victoria del pueblo
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POR MARCO ANTONIO ROMERO SARABIA
Fue exactamente hace un año cuando la historia de este país dio un giro radical. Lo que para propios y extraños llegó a parecer imposible, se consumó la noche del 1 de julio. Andrés Manuel López Obrador alcanzó la Presidencia de la República convirtiéndose en el candidato más votado en la historia del país. 30 millones de votos lo llevaron a Palacio Nacional con la esperanza de enterrar al régimen de corrupción y privilegios que había colocado a la nación al borde del colapso.
Doce meses después, el balance es positivo. Si bien, hay críticas legítimas que se han hecho desde la sociedad a determinadas acciones del gobierno, la actual administración ha entregado resultados destacables en un periodo muy corto de tiempo.
La caída en la inflación, el alza en la inversión extranjera directa, la reducción de los privilegios en el gobierno y el fortalecimiento del peso, fueron algunos de los logros que la tarde de ayer presentó el Presidente López Obrador en su primer informe al pueblo, con una plancha del Zócalo de la Ciudad de México a reventar, demostrando que el respaldo popular no sólo se mantiene, sino que, como lo indican las mediciones de popularidad, va a la alza.
Sin embargo, tomando siempre en cuenta el desastre que se heredó del periodo neoliberal, falta demasiado por hacer. La gente clama por resultados inmediatos, por ejemplo, en el ámbito de la seguridad.
Andrés Manuel goza de un enorme sentido de la historia y sabe que solamente pasará a la historia como un buen Presidente si llega la tranquilidad a las familias. La tranquilidad de poder salir a la calle con tranquilidad, pero también la tranquilidad de que los hijos sean admitidos en la escuela, o la tranquilidad de poder llegar a fin de mes.
Por ahora, el Gobierno de México ha trabajado de forma incansable para entregarle al pueblo los resultados que, con esperanza y entusiasmo, exigieron en las urnas. El camino apenas está comenzando, pero hasta el momento podemos tener la tranquilidad de que, por primera vez en decenas de años, en Palacio Nacional despacha un hombre honesto y entregado al pueblo. Ni él ni nosotros tenemos derecho a fallarle al pueblo.