Ciudad de México, noviembre 21, 2024 15:48
Sociedad

La pandemia marca nuevas tendencias inmobiliarias, según especialistas de la UNAM

La dinámica inmobiliaria ha llevado a que las soluciones de vivienda no siempre tengan buenas condiciones de iluminación, ventilación o acceso a espacios abiertos. Por ello, las personas que actualmente buscan un sitio para arrendar o comprar se fijan en que éste tenga balcones, terrazas o jardines, y la oferta que no cuenta con estas cualidades se va quedando afuera”, aseveró Guillermo Buchan López profesor de asignatura en el Taller de Arquitectura en la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

Comentó también que el valor de un inmueble está asociado al del suelo y, por ello, el metro cuadrado de una vivienda en una zona céntrica dentro de una urbe es más alto que en la periferia.

Sin embargo, en el momento que la sociedad bajó su movilidad este costo empezó a cambiar, ya que las personas dejaron de buscar inmuebles cerca de escuelas u oficinas, y se disgregaron a áreas poco demandadas. La nueva normalidad ha permitido laborar y estudiar desde casa.

El arquitecto explicó que las tendencias más recientes en oficinas se orientan a que el ocupante tenga un grado de comodidad importante, tanto físico como psicológico. Por lo que color, texturas, dimensiones y, sobre todo, iluminación, ventilación y temperatura ideal recrean ese ambiente reconfortante que le ayuda a un trabajador a desempeñar mejor sus funciones.

“No necesariamente lo que se hace es en un escritorio, puede ser en un sillón donde incluso se puede estar acompañado de alguien más con quien conversar, levantarse del asiento, estirarse o usar la caminadora para pensar; en los casi 10 meses que llevamos en confinamiento, todo lo anterior se vuelve igual de relevante, pero dependerá de los recursos financieros de cada quien”, subrayó.

A decir del también coordinador de proyectos en la Dirección General de Obras y Conservación de la Universidad Nacional, algunas estrategias que implementan las administraciones de los inmuebles, especialmente las que se dedican al coworking u oficinas compartidas, tienen que ver con la reducción de costos, porque en general los ingresos disminuyeron y no se pueden mantener los mismos precios de operación que antes.

Afirmó que esos espacios se vuelven vulnerables a contagios del SARS-CoV-2, pues al ser de uso común deben tratarse de manera más estricta en cuanto a medidas sanitarias y filtros de seguridad. Sin duda, seguirán en función siempre y cuando garanticen salud, seguridad y comodidad de quienes los ocupan.

Guillermo Buchan López apuntó que la dinámica del mercado llevará hacia otro tipo de producto, por lo que los arquitectos, desde la academia, tiene que anticiparse o ir a la par de las necesidades de la sociedad mexicana para esbozar las líneas por las que debe moverse la producción de espacios.

La disminución del trabajo en oficinas y el cierre de escuelas por la emergencia sanitaria ocasionaron que la vivienda “empiece a verse conflictuada”, en especial cuando son varios miembros de la familia y deben realizar estas actividades al mismo tiempo, sostuvo.

Mencionó que la falta de conectividad (acceso a Internet) es un tema crítico hoy en día, así como la carencia de espacio propio para laborar o estudiar, el cual es fundamental para tener concentración y privacidad.

No contar con un lugar apto, destacó, se explica porque la mayoría de las personas carecen de vivienda propia, la arriendan, lo cual les impide hacer adecuaciones que les permitan sobrellevar la situación.

“Considero que algo que puede ser útil y eficiente es escoger cierto espacio que nos permita efectuar varias actividades; por ejemplo, la mesa del comedor que en esta temporada se ha vuelto, para muchos, su lugar de trabajo o de estudio, de igual manera la sala o hasta los dormitorios”, enfatizó Buchan López.

En este sentido, el académico universitario señaló que se ha propuesto en la legislación establecer que los patrones otorguen aportaciones a su personal para que puedan cubrir los gastos extraordinarios derivados de la pandemia, toda vez que laborar todo el día en casa implica consumo extra de luz, costos indirectos de equipo, así como de herramientas de trabajo.

Al respecto, recordó que en México algunas instituciones dan apoyo económico para que el empleado pague el servicio de energía eléctrica y realice adaptaciones al interior de su vivienda, con el propósito de contar con un espacio adecuado para sus actividades. Lo anterior, además, mitiga riesgos laborales, como el traslado o cuando alguien se enferma y tiene que ausentarse.

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