Ciudad de México, mayo 2, 2024 05:51
Itzel García Muñoz Opinión

Por el bien de nuestra ciudad, no más propaganda electoral

Los artículos de opinión son responsabilidad exclusiva de sus autores.

El  problema es que no existe una institución que vigile que las citadas organizaciones políticas cumplan a cabalidad con lo que la ley ordena.

“Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla

mientras el género humano no escucha”. Víctor Hugo

POR ITZEL GARCÍA MUÑOZ

Quienes habitamos la Ciudad de México somos realmente afortunados porque sobrevivimos en una urbe con serios problemas de contaminación ambiental, aunado a la escasez de agua y la falta de áreas verdes. Una ciudad que cada año tiene más contingencias ambientales que ponen en riesgo la salud de los capitalinos frente a la ineptitud de las autoridades y la ausencia de políticas ambientales que disminuyan, año con año, los niveles de contaminación.

A pesar de lo anterior, desde antes de que iniciaran los procesos electorales, las y los capitalinos observamos como nuestras colonias y avenidas principales fueron invadidas con un sinnúmero de lonas, mantas, carteles, volantes, pendones, etc debido a la competencia “interna” de quienes suspiraban a los puestos de elección popular. Toda esa basura electoral afecta el paisaje urbano, genera estrés y molestia de quienes habitamos esta ciudad y, lo que es peor, contamina y mucho. 

Antes de que iniciara el famoso periodo de precampañas, mi hija que entonces tenía  12 años y una servidora, junto que algunas vecinas retiramos cientos de carteles y alrededor de 528 lonas en las colonias Nonoalco y San Juan en Mixcoac durante el periodo de tiempo que duró el proceso interno del partido MORENA  para designar a la o el precandidato a la jefatura de gobierno por dicha fuerza polìtica.  Las lonas fueron entregadas a personas vecinas de la zona que las donaron a refugios de animales. Otras tantas las regalamos  a los negocios de la zona que las reciclan dándoles usos distintos. También tuve que pagarle al camión de la basura para que accediera a llevarse las enormes bolsas con cientos de carteles porque era demasiada basura, así las cosas.

Por otra parte, es importante saber que el marco legal electoral obliga a los partidos políticos a retirar la propaganda electoral al concluir las elecciones, y se supone, reitero que se supone, que también deben encargarse del reciclaje. El  problema es que no existe una institución que vigile que las citadas organizaciones políticas cumplan a cabalidad con lo que la ley ordena, así que no tenemos claro cuál será el destino de todas las toneladas de basura electoral que hay en las calles de nuestra ciudad, tremendo asunto en una urbe que carece de servicios eficientes de limpia  y recolección de basura.

Además de todo el desastre medioambiental que produce, la propaganda electoral  representa un desperdicio de recursos que bien podrían invertirse en mejorar las escuelas, el sistema de salud pública, los parques, el mobiliario urbano y un largo etc en una urbe con tantas necesidades por cubrir.

Finalmente, retomando el tema de la contaminaciòn ambiental quiero apuntar que dada la falta de cumplimiento de las leyes; así como de la inexistencia de instituciones fuertes que vigilen que la propaganda electoral sea fabricada con materiales biodegradables,  se reutilice o recicle, lo mejor para nuestra salud y el medio ambiente capitalino es que se reduzca por completo el uso de pendones, pancartas, lonas, volantes y cualquier otro tipo de material de promoción electoral que produzca contaminaciòn por residuos.

Debido a nuestra apatía de décadas y la falta de compromiso con nuestro entorno, estamos viviendo la era del calentamiento global. El cambio climático constituye un enorme desafío que la humanidad no puede ni debe ignorar. Es un problema global que requiere soluciones locales porque la Tierra no está en peligro, la humanidad sí lo está.

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