Ciudad de México, diciembre 6, 2024 12:12
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DAR LA VUELTA / Nomenclatura urbana

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En la colonia del Valle se puede circular por la calle de Parroquia y atravesar en el trayecto Oso, Tejocotes, Recreo, Búfalo, San Francisco y Patricio Sáinz; ¿alguna relación? No, seguramente ninguna.

POR ERNESTO LEE

Algunas veces he reflexionado sobre el porqué de los nombres de calles y avenidas. No me queda duda del porqué existen en México incontables calles con los nombres de: Avenida Cinco de Mayo, Juárez, Hidalgo, Revolución e Independencia.

Sin embargo, hay otros que me parecen una incógnita o un verdadero misterio. En la ciudad de Guanajuato, por ejemplo, existen muchas calles con nombres que resultan muy originales, como el callejón de Puerta Falsa o la céntrica calle Sangre de Cristo. Así, no es difícil escuchar a los locales decir: “En Puerta Falsa 6, tienes tu casa” o “Te espero en Sangre de Cristo 14”.

En la Ciudad de México, en la colonia del Valle, se puede circular por la calle de Parroquia y atravesar en el trayecto Oso, Tejocotes, Recreo, Búfalo, San Francisco y Patricio Sáinz; ¿alguna relación? No, seguramente ninguna.

Recuerdo aquella amiga que un día me dijo -con auténtica incertidumbre- que no entendía porqué la Avenida División del Norte se ubicaba más bien en el sur de la Ciudad de México, ni qué era exactamente lo que dividía esa avenida.

En una ocasión abordé un taxi y le pedí que me llevara a la calle de “Rrrodan”, dije haciendo uso de mi mejor francés, pero el conductor me corrigió: “Es Rodin, joven, Rodin.” Y tenía razón, la calle se llama Augusto Rodin.

Foto: Erneto Lee

También estaba mi amiga chilena, que cuando venía su padre desde su país natal le hacía pasar un momento difícil cuando ella le preguntaba: “¿Papá, en qué calle estamos?” … cuando transitaban por Tlacoquemécatl.

Las colonias Nonoalco, Insurgentes Mixcoac, Nochebuena y San Juan, en la Demarcación Territorial Benito Juárez, tienen lo suyo con sus calles con nombres de pintores y escultores europeos, pues muchas veces resulta, por decir lo menos, simpático pronunciar nombres franceses o italianos en español, cuando caemos en la cuenta de que en realidad no se pronuncian como se escriben, en su lengua original. Así, para muchos, Poussin termina siendo Pousín, Giotto acaba en Jioto, y Jean Cousin pasa a Juan Cousín.

En una ocasión abordé un taxi y le pedí que me llevara a la calle de “Rrrodan”, dije haciendo uso de mi mejor francés, pero el conductor me corrigió: “Es Rodin, joven, Rodin.” Y tenía razón, la calle se llama Augusto Rodin.

Se salvan de los problemas de la pronunciación, claro, los artistas españoles y otros: Murillo, Rubens, Donatello, Goya, aunque en el caso de este último me hubiera gustado que la calle (antes denominada Avenida de las Flores), se llamara Francisco José de Goya y Lucientes, para que no se confundiera con el ¡Goya, Universidad!

Cuando he tenido oportunidad de visitar museos que exhiben obra de Fragonard, Holbein, Frans Hals, El Greco u otros grandes pintores, no puedo dejar de asociar los nombres de esos creadores de obras maestras con las calles de los alrededores de mi barrio y, por supuesto, casi reír al recordar que existe un puesto de barbacoa que orgullosamente ostenta el nombre de “La barba de Rembrandt”, y que se instala en la calle con el nombre de uno de los pintores que más admiro.

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