Ciudad de México, octubre 12, 2024 20:04
Ciudad de México Derechos Humanos

‘He vivido 14 años encadenada a un proceso; lo volvería a hacer’: Miranda de Wallace

ALEJANDRO SALAS

“A ver, dígame, qué persona cuerda va a estar ligada 14 años a un juez, a un juzgado maloliente en el que solamente estás viendo a unos criminales que repiten una y otra vez la lectura de todo lo que le hicieron a tu hijo, removiéndote las entrañas y sangrándolas. Solamente un enfermo mental”.

“Yo los pude haber mandado matar, no nada más golpear. Yo los pude haber levantado como hicieron ellos con mi hijo, …los hubiera desaparecido de la faz de la Tierra, ¿y sabe qué?, no me arrepiento …a pesar de haber vivido 14 años encadenada a un proceso, lo volvería a hacer, porque mi alma y mis principios valen más que estos miserables y que los ruines que ahora los defienden”.

Isabel Miranda de Wallace se refiere a la banda que el 11 de julio de 2005 secuestró a su hijo y, de acuerdo con su dicho y las investigaciones ministeriales y el proceso penal compuesto por 72 tomos, lo asesinó y mutiló su cuerpo con una sierra metálica la madrugada del día siguiente.

Y responde a quienes antes y ahora sostienen que su hijo Hugo Alberto Wallace Miranda -que tenía 36 años de edad- está vivo, a quienes afirman que el caso es una farsa y a las personas y organismos que “se atreven” a defender y exculpar a criminales, que dice, no sólo están procesados por el secuestro de su vástago, sino por otros casos probados, incluyendo asesinatos.

Isabel Miranda de Wallace. Foto: Guillermo Granados/ Notimex

Pide cinco minutos a AMLO

En entrevista con Notimex, la mujer que se volvió activista a raíz del secuestro y asesinato de su hijo, maestra de profesión y empresaria, le envía un mensaje al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien era jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal al tiempo que Hugo Alberto fue victimado.

Le pide cinco minutos, dice, a manera de réplica porque en algunas de sus conferencias mañaneras ha sido acusada sin pruebas por “una bloguera que se dice periodista”, por las mentiras e invenciones que ahí se han divulgado y porque él y gente de su entonces equipo de procuración de justicia saben de su caso, e incluso capturaron a algunos de los asesinos.

“Que el presidente me escuche, que sepa que es (sic) mentira las cosas que están diciendo y que bueno, vea mi expediente, todas las pruebas que hay y todos los procesos que tiene esta organización criminal …yo lo único que pido es ser escuchada”.

De traje sastre casual en color claro, con lentes que reflejan su filtro en una mañana soleada, la presidenta de la organización Alto al Secuestro, quien admite haber sido “ilusa” al tratar de incursionar en la política a invitación del Partido Acción Nacional (PAN), reitera el reto que en días pasado lanzó en la red social Twitter.

“El reto es para todos, sobre todo a la madre de Brenda Quevedo Cruz (involucrada en el crimen) que ha dicho que mi hijo está vivo; entonces me parece muy claro que si saben dónde está mi hijo, pues que vayan por él y lo traigan. El reto es que quien afirme que mi hijo está vivo que lo presente a más tardar el 5 de octubre”.

“Es la fecha que se vence para obtener un millón de pesos, eso es muy fácil, y lo dono a la institución que decida a quien presente a mi hijo, … de otra manera ellos quedarán exhibidos como gente que trata de lucrar con la pena ajena”.

Miranda de Wallace no menciona por sus nombres a los comunicadores que han contradicho su versión, pero es clara en una de sus alusiones a Guadalupe Lizárraga del medio digital estadounidense Los Ángeles Press.

“Yo le pido al presidente Andrés Manuel López Obrador que igual que escuchó a estas personas en la mañanera, incluso de manera indebida le puso gente que la cuide a esta persona que fue a decir que estaba amenazada, …pues no señor presidente, nadie ha amenazado a esa trepadora”.

Ellos son los asesinos

Y entonces la mujer que realizó por su cuenta una buena parte de la investigación y persecución de varios de los acusados del secuestro y homicidio de su hijo, muestra una parte del organigrama de la banda y expone, como lo ha hecho en muchas ocasiones, la participación y algunas confesiones de los criminales que obran en el expediente.

“Le voy a mostrar a quienes defienden, a George Khory Layon, quien está ligado con el ejecutado de Plaza Artz, él tenía contacto con Jacobo Tagle Dobín y a Frayre, para hacer de las suyas, para secuestrar. Él les pagó a ellos para ejecutar al empresario (Eduardo Salazar)”.

“Brenda, según Juana Hilda (ambas involucradas en el proceso) se dedicaba al narcomenudeo. Juana era pareja de ‘La Barbie’, quien está procesado en Estados Unidos por narcotráfico, entonces a quienes están defendiendo es a criminales de alta peligrosidad y narcotraficantes”, sostiene.

Miranda de Wallace tiene a la mano y en la mente el rompecabezas de lo que fueron los últimos días de vida de su hijo, en los que dice, fue víctima de la banda de secuestradores liderada por César Freyre Morales.

Parte de su resumen, que basa en las investigaciones ministeriales, periciales, reconstrucción de hechos, declaraciones, testimoniales y el proceso que se abrió hace 14 años inicia con un reencuentro aparentemente casual que tuvieron Jacobo Tagle Dobín y su novia Brenda, con su hijo Hugo Alberto Wallace y un primo de éste en un cine del sur de la Ciudad de México.

Esto fue a finales de junio de 2005. Tagle Dobín le pidió el número telefónico a Hugo Alberto y le dijo que le presentará a unas amigas muy guapas. Días después, el 3 de julio, Jacobo Tagle Dobín y su novia acuden a cenar con la amiga de ambos, Juana Hilda y el hoy occiso.

La cena fue en el restaurante Cambalache. Juana Hilda fue presentada como prima de Brenda, con el nombre de Claudia, quien era novia de César Freyre Morales, con quien vivía en la colonia Extremadura Insurgentes.

El 11 de julio, Juana Hilda citó a Hugo Alberto en el Eje 7 e Insurgentes para ir al cine, y esa misma noche ambos acudieron al departamento de Freyre Morales, donde lo privaron de su libertad. En el proceso penal obra que fue torturado y asesinado.

Además de Juana Hilda y Tagle Dobín, el Ministerio Público involucra en el crimen a Brenda, César Freyre, Armando González, los hermanos Alberto y Tony Castillo, Jael M. y a George Khoury Layón.

“También Jacobo Tagle Dobín hizo otro recorrido en una reconstrucción de hechos, diciendo donde separó Brenda Cruz partes del cuerpo de mi hijo, incluso César Freyre nos lleva a casa de un santero donde llevaron manos de mi hijo por si yo pedía señales de vida de mi hijo me pudieran mandar un dedo. Imagínese, esos son los monstruos, los que defienden estas personas sin escrúpulos”.

Pero más allá, de eso, comenta Wallace, toda la organización criminal que victimó a su hijo tienen otras acusaciones por secuestro con procesos en la Ciudad de México, donde mataron a un empresario; en Morelos, donde asesinaron a otro secuestrado, y en el Estado de México, y uno de ellos incluso en Baja California.

“Me parece que no saben (quienes los defienden) que, si salen, alguien se los puede topar cometiendo lo mismo; déjeme decirle que Freyre secuestró a su propia familia”, comenta la presidenta de la asociación Alto al Secuestro.

Vivir con el corazón partido

Isabel Miranda de Wallace ha sido apoyada por diversos sectores de la sociedad y también cuestionada por algunas personas, las menos, dice, ya sea por dudas o invenciones en el proceso por el secuestro y asesinato de su hijo, por su paso por la política y su cercanía con algunos políticos e incluso por su activismo.

Sin embargo, la desaparición de su hijo y la forma en que fue asesinado le cambiaron la vida para siempre, porque dice, cuando se pierde a un hijo de esa forma, se vive con el corazón partido.

“Después de la pérdida de un hijo, ver un nuevo día y no entender qué haces en este mundo sin tu hijo… es un dolor indescriptible el que cuando te estás bañando lloras y se confunden las lágrimas en la regadera. Como madre añoro a mi hijo, lo extraño, me duele su ausencia y lo que más me duele es la forma en que se fue de este mundo”.

La maestra, como le dicen sus allegados y conocidos, dice que si hoy está de pie y luchando porque se haga justicia en el caso de su hijo es porque precisamente él es el motor de su vida.

“Soy una mujer muy creyente, creo mucho en Dios. Le pido que no me suelte, que me agarre de su mano, porque no tendría fuerzas…”.

Miranda de Wallace dice estar consciente de que en el proceso de su hijo finalmente todos los involucrados serán sentenciados y purgarán largas prisiones y duda que algunos sean exonerados.

“La única forma en que ellos pudieran quedar libres sería porque alguien de muy arriba, y le hablo del presidente de la República o un secretario de Estado dieran la indicación. Es la única forma, que le ordenaran a un juez, …pero yo confío (en la justicia)”.

Miranda de Wallace menciona que le han agradado algunas posturas externadas por el presidente López Obrador en algunas de sus conferencias mañaneras, en las que habla de los derechos de las víctimas.

“El presidente Andrés Manuel López Obrador, tengo entendido, es una persona creyente y él cree en Dios. Yo también creo mucho en Dios; yo apelo indudablemente a la rectitud del presidente, en su fe, en el ser humano, antes que en el estadista”, apunta Isabel Miranda de Wallace.

 

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