Ciudad de México, octubre 5, 2024 09:01
Elecciones 2024 Itzel García Muñoz Política

La importancia de respetar la ley electoral

El no respeto al principio de imparcialidad puede trastocar de manera determinante el resultado de una elección.

POR ITZEL GARCÍA MUÑOZ

“El buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria un poder que pretende hacerse superior a las leyes”. Cicerón

La sociedad mexicana ha sido y es muy permisiva con la violación de las leyes así como de las reglas más elementales de convivencia. Cuántas veces hemos visto que las y los automovilistas se pasan un alto o invaden los pasos peatonales; que quienes pasean sus mascotas las llevan sin correa, no recogen su excremento o lo que es peor, tiran las bolsas de las heces fecales en los árboles o en el lugar que mejor les acomode. Y que me dicen de las autoridades, que son quienes deberían poner el ejemplo porque están obligadas a cumplirlas y son las primeras que las violan. Conforme a mi experiencia, aseguro que la mayoría de nuestras lectoras o lectores ha visto más de una vez a la policía circular en sentido contrario en las avenidas y las calles de esta ciudad cobijados por la impunidad de una placa policial.  Y en ese marco de la ausencia de la cultura de la legalidad resulta que frente a los comicios que se avecinan una parte de la población mexicana justifica las ilegalidades de diversos actores incluidos  los partidos políticos.

Ahora bien, dada la coyuntura electoral, enfocaré mi atención en la importancia de que todos los servidores públicos, incluido el presidente, respeten la legalidad electoral, en particular, el principio de imparcialidad en las contiendas electorales que consiste en que se abstengan de desviar recursos públicos con fines electorales, así como de  influir a favor o en contra de algún partido político o coalición, persona precandidata  o candidata.

Cabe resaltar que fue a petición del hoy presidente, a través del Partido de la Revolución Democrática (PRD) que en la reforma constitucional y legal 2007-2008 se amplió sustancialmente la regulación del principio de imparcialidad aludido con el objetivo de garantizar la igualdad y equidad en las competencias electorales.

De acuerdo con la ley y los criterios del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el no respeto al principio de imparcialidad puede trastocar de manera determinante el resultado de los procesos electorales, sobre todo cuando hay pocos puntos de diferencia entre el primero y segundo lugar. La sanción a este tipo de conductas puede llegar a consistir en la nulidad de los comicios.  Además, el incumplimiento al principio de imparcialidad deslegitima el triunfo de la o el candidato que obtiene la mayoría de votos en razón de que existió una competencia desequilibrada.

La legalidad electoral debe ser el eje principal que limite la actuación de quienes participan en los comicios, esto es autoridades, partidos políticos, candidatos, ciudadanos, observadores, etc. Su incumplimiento afecta sustancialmente al desarrollo del país en términos de democracia, justicia, paz, crecimiento económico y buen desempeño institucional.

Durante este proceso electoral, el presidente ha protestado  cuando a través de innumerables sentencias el Tribunal citado ha ordenado que se abstenga de intervenir en las elecciones. Frente a esta exigencia del órgano jurisdiccional que debe velar por el respeto irrestricto a las leyes, el presidente ha enfocado su discurso en denostar  a la y los magistrados electorales con dos objetivos:  lavarse las manos en relación al incumplimiento del deber de apegar su actuación al marco legal y deslegitimar un triunfo de la oposición, en caso de que ésto suceda.

Para exigir a las autoridades el debido cumplimiento de las leyes es indispensable que las conozcamos y respetemos. Justificar la transgresión al Estado constitucional, y democrático de derecho en favor de un proyecto político puede traer como consecuencia una regresión al régimen autoritario del partido hegemónico que tanto trabajo costó superar, ¿acaso es eso lo que queremos?

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