Ciudad de México, abril 24, 2024 02:11

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LETICIA CALDERÓN CHELIUS

Todos los partidos políticos tienen personajes impresentables. Todos. Algunos son el colmo de la obviedad a través de desfalcos evidentes a la nación y triquiñuelas insuperables. Carlos Romero Deschamps, líder del sindicato de petroleros recientemente reelecto hasta el año 2024, es el símbolo del charrismo inaugurado por el PRI, el sello de la casa, el nepotismo en persona. Además de su larguísima carrera como líder sindical y un enriquecimiento inexplicable, carga sobre si la sombra  de las fotos de su hija junto con su perro viajando en avión particular por países entre más lejanos y exóticos mejor, porque así se puede presumir más en face book.

Napoleón Gómez Urrutia, otrora secretario general del Sindicato de Trabajadores Mineros, fue señalado por haber realizado un fraude a sus camaradas de lucha por 55 millones de dólares. El asunto es espinoso porque este personaje lo mismo ha recibido varios premios internacionales a favor de los derechos humanos, como investigado por la Interpol en el año 2012, quien luego de emitir una ficha roja para capturarlo, se desistió de buscarlo al considerar que era un perseguido político.  Será el sereno pero la duda permea su candidatura al Senado por Morena.

Por su parte, el PAN ubicó a Josefina Vázquez Mota como la primera de la lista de candidatos plurinominales al Senado. Esto implica que Josefina será Senadora sin siquiera despeinarse. Sin embargo, Vázquez Mota esta señalada por la Auditoria Superior de la Federación de haber recibido en los años 2014, 2015 y 2016, a nombre de la organización Juntos Podemos, más de mil millones de pesos que le fueron entregados sin licitación alguna desde la Secretaría de Relaciones Exteriores  y “manejados con total opacidad, omitiendo explicar de manera puntual y exhaustiva la manera como se ejercieron”. Ese asunto sigue como expediente abierto sin aclarar, pero dado el lugar donde se le ubicó en la lista de candidatos, la futura Senadora gozará de la impunidad en que se ha traducido el fuero. Así que ya podemos ir cantando aquella de “Del dinero y de Camelia, nunca más se supo nada…”.

Estos solo son ejemplos pintorescos para amenizar el lugar común de los impresentables en todos los bandos. Sin embargo, además de estos personajes que sorprenden por la sangre fría que tienen para aparecer en público y mantener la sonrisa intacta cuando tantas voces cuchillean a su paso, hay otro tipo de “personajes políticos” que a la larga, tienen mucho más relevancia porque conforman grupos que buscan perpetuarse en el poder a través de la transferencia del cargo entre ellos. Estos grupos son la piedra en el zapato de la democracia porque cuando logran colocarse y planean traspasarse la estafeta del poder como simple reemplazo entonces si, a ver quien los saca de ahí.

Quiero ejemplificar este nivel de la política a través de la experiencia local.  Esta semana circuló por las redes sociales, la foto del candidato del Frente PAN-PRD, Ricardo Anaya, rodeado de varios caballeros entre los que se ubican Jorge Romero, Santiago Taboada, Christian Von y un chico rechoncho que se sumó sonriente a la foto, tomada al cierre del mitin de esa coalición en la Delegación Benito Juárez. Lo que muestra la foto es que, aunque los caballeros se ven jóvenes, cada uno de los que posan ha ocupado ya algún cargo en la Delegación e incluso dos han sido Delegados (Romero y Von). Tres son actualmente candidatos a diferentes cargos y por eso sus caras nos son conocidos ya que han inundado la Delegación con carteles, volantes y mantas donde aparecen sonrientes.

Como grupo, este equipo ha mantenido el poder en esta circunscripción de manera continúa desde hace 12 años. Lo bueno, lo malo y lo feo de la Delegación se les puede atribuir de manera directa porque no hay nadie más a quien premiar o a quien echarle la culpa de lo que aquí pasa, porque en esta Delegación desde hace más de una década gobiernan como grupo compacto y cerrado y por tanto, no ha habido nadie que pueda hacer efectiva la exigencia de transparencia y rendición de cuentas que por cierto, es la base de la democracia. Esto significa que nadie ha revisado las cuentas, las licitaciones, las obras hechas y en proceso, las inversiones y los planes de trabajo de ninguno de estos caballeros durante años.

 

Es verdad que los grupos políticos son la base de todo equipo que busca el poder. Sin lealtad y confianza no se

Romero y su grupo, conocido como Los Ocean, con Ricardo Anaya. Foto Especial

 

puede armar un partido competitivo. La pregunta es hasta que punto las compañías políticas son equipos por vocación y fortaleza, y cuando son más bien clanes de amigos, compadres en las buenas y las malas, secretos que se guardan por sobre cualquier cosa. A partir de este ejemplo podemos repensar muchas cosas y entender que el poder que otorga el voto es también una llave que permite abrir la misteriosa caja donde se ponen los contratos ocultos y las cuentas resguardadas. Piénsenlo, ¿De cuántas cosas no nos enteraremos cuando lleguen otros a abrir los expedientes secretos, sea a nivel presidencial, estatal o aquí mismo, en esta nuestra querida Delegación?

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