Ciudad de México, abril 26, 2024 13:45

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LETICIA CALDERÓN CHELIUS

En toda elección hay ganadores y perdedores. Los ganadores tienen ante si el horizonte de sus sueños y los ideales que enarbolaron que se pueden transformar en programas de gobierno y proyectos de trabajo. El mayor desperdicio sería que un grupo que llega al poder con el apoyo del voto mayoritario no aprovechará para hacer realidad lo que dijo que haría. Teóricamente esto implicaría que, de no hacerlo, en un futuro sus electores lo rechazarán e incluso los podrían repudiar hasta en las calles y en las redes sociales.

Los perdedores por su parte, tienen una gran oportunidad ante si. Ser una oposición constante, crítica, exigente. Un grupo que representa a los que creen que las cosas deben ser distintas y que deben pedir congruencia al que ostenta el poder. La responsabilidad que le dieron sus votantes es que tienen la legitimidad para exigir, en su nombre,  que lo que se prometió se cumpla sin disimulos.

Esto puede pasar así cuando además de que hay claros ganadores y perdedores el nivel de participación es abrumador como ocurrió en la Delegación Benito Juárez donde votó un 73.5% del electorado.  Los resultados entonces hablan de la voluntad de los ciudadanos para expresarse políticamente pero compromete doblemente, a los que empeñaron su palabra.

Foto: Especial

 

En la Benito Juárez la Coalición ganadora obtuvo 123, 237 votos de los cuales el PAN solito obtuvo 110, 379 más los que la chiquillada que encabezó el PRD le aportó con 6,214 votos y 4,022 de Movimiento Ciudadano, a lo que hay que sumarle la morralla de los otros partidos de ese efímero Frente político. O sea, que salvo el nananana cantada por el niño Yuawi, la suma de partidos no le sirvió ni le estorbó al PAN para ganar, pero si mostró que los panistas estuvieron dispuestos a aliarse con sus mayores adversarios con tal de sumar votos que ni siquiera les dieron. Pragmatismo político le dicen algunos.

Los morenos de MORENA quedaron en segundo lugar en esta demarcación con 84,689 votos  de los cuales el Partido del Trabajo (PT) les aportó 3,343 votos (ellos solitos obtuvieron 75,789 votos), más votos sueltos de sus aliados como Encuentro Social (2,775 votos) y el resto franca chiquillada en extinción.

El PRI obtuvo 28,066 votos de priistas locales y lo que si sorprendió es que El Partido Verde Ecologista de México, que no es ni Verde, ni ecologista, vaya, ni siquiera Partido salvo para cobrar sus beneficios, obtuviera 7,608 votos en una demarcación que congrega población de escolaridad por encima del promedio nacional. Seguramente estos votos de benitojuarenses son parte de los que le permitirán al PVEM sobrevivir de panzaso y mantener así los privilegios y recursos millonarios que obtiene desde hace años sin que  sepamos hasta este momento que han aportado al debate nacional.

Los dos partidos que menores votos obtuvieron son el Humanista (partido local) que obtuvo 5,474 votos y Nueva Alianza con 2,217 boletas a su favor.  Ambos partidos en proceso de extinción y en su caso, de realinearse hacia el futuro.

Con estos resultados no hay duda de que el electorado de la BeniJuarez tiene sangre en las venas y se movilizó a lo grande. Salimos a votar, a expresar simpatías por uno u otro proyecto y sobre todo, apoyo por las candidaturas que estaban en la boleta local. Evidentemente triunfó el “status quo” y junto con Guanajuato la Benito Juárez es lo que le quedó al PAN después del naufragio electoral. Otras entidades como Yucatán y Puebla aún en debate, no tienen la tradición panista que ostentan  los azules locales.

Para efectos políticos lo importante es que sus votantes les creyeron, depositaron su confianza en ellos y a decir verdad, fue claro que no les importó mucho si por años fueron señalados por ser políticos voraces, por haber sido denunciados innumerables veces de vender cada metro cuadrado de esta demarcación al mejor postor, y haberse beneficiando del uso del suelo para negocios inconfesables. Les dieron su voto sin miramiento aunque las propuestas fueran las recicladas de la elección anterior.

Lo único que cambia en esta nueva etapa política es que esta vez hay una oposición más obvia, un discurso generalizado que implicará que rindan cuentas y sobre todo, una situación política nacional en que esta demarcación estará en la lupa porque cómo gobiernen aquí,  será la prueba de que el PAN puede sobrevivir al tsunami nacional o de plano no tiene futuro. Esta situación nos puede beneficiar mucho porque quienes ganaron tendrán que demostrar que tras 12 años gobernando no son novatos y por tanto, no empiezan de cero. A diferencia de todo el resto de la ciudad, los que ganaron aquí solo tienen que entrar a sus oficinas donde no hay nada que limpiar ni corregir. ¿O me equivoco?

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