Ciudad de México, abril 30, 2024 22:15
Revista Digital Julio 2023 Sin categoría

Los perros de José Revueltas

“Sobre un montículo del Parque Hundido, “Pepe”, como era conocido por amigos cercanos, dirigió a su expectante audiencia, con la pasión política que le caracterizaba, sus ideales marxistas y los deseos más profundos para la sociedad mexicana, a manera de alegoría y en un lenguaje apto para su público: los perros”.

POR GABRIEL ALFONSO HERNÁNDEZ

José Maximiliano Revueltas Sánchez, sí, el de la barba blanca de chivo; de formación ideológica marxista; el hermano menor de un musico (Silvestre Revueltas Sánchez), el dibujante, arquitecto, pintor y vitralista, iniciador del movimiento muralista mexicano (Fermín Revueltas Sánchez) y una actriz de cine y teatro, bailarina y escritora mexicana (Rosaura Revueltas Sánchez); de forma persona lo considero un escritor; intelectual más comprometido durante la prolífica era de la Dictadura Perfecta el RIP de los años 60s;  activista político; rebelde; prisionero político acusado de haber sido actor intelectual del movimiento del 68; el Premio Nacional de Literatura en el año de 1943 por “El luto humano”.

Me lleva a recordar una anécdota que me lo conto un pajarito y me permito compartir a las y los amigos.

Un día como cualquier otro en la Ciudad de México año de 1960, José Revueltas, acompañado de su amigo, el innovador muralista Héctor Xavier Guerrero, tras estar en su departamento ubicado en la calle de Holbein 91, C.P. 03710 Colonia Ciudad de los Deportes, hoy Alcaldía Benito Juárez, tomando unas copas de vino sin ningún festejo aparente, salen para comer unas tortas en el Parque Hundido.

Una vez preparados para devorarlas fueron asaltados por la mirada insistente de un perro callejero. Esto molestó a Revueltas, que le aventó una migaja diciendo: “este perro lleva una vida de perro”; luego son dos, luego cinco, hasta que una jauría de aproximadamente veinte vagabundos se congrega en torno a José, quien al observar el mitin canino y aprovechando la lucidez alcohólica para blandir su espontánea declamatoria, pronunciar uno de los discursos, ¿ficticios?, más críticos, proféticos y certeros de la literatura política mexicana, dirigido, a modo de sátira, a una comunidad de individuos desorganizados, agachones y gandallas.

Acto seguido, varios superkanes que hicieron del parque su hogar se conglomeraron alrededor de Silvestre y Guerrero para disputarse el alimento. Tal vez fue el impulso del alcohol o tal vez la oportunidad que siempre buscó para expresarse sin miedo a ser reprimido, pero encontró aquí el momento perfecto para recitar un discurso político hacia sus camaradas: los perros. Sobre un montículo, “Pepe”, como era conocido por amigos cercanos, dirigió a su expectante audiencia, con la pasión política que le caracterizaba, sus ideales marxistas y los deseos más profundos para la sociedad mexicana, a manera de alegoría y en un lenguaje apto para su público.

Ilustración: Santiago Solís / Ideazapato

Este es el Discurso de Revueltas a los perros en el Parque Hundido, del ensayista Enrique González Rojo Arthur, quien retoma esta anécdota contada por amigos del círculo y decide transcribir ese día en un poema-discurso. En este libro ilustrado, González Rojo utiliza frases que Revueltas habría dicho en la vida real y narra los hechos de manera exquisita.

*Compañeros canes:*

Aprovecho esta concentración

para tomar por asalto la palabra

y decirles mi desdén, mi resistencia, mi furia

por la vida de perros

a que se les ha sometido

y que ustedes aceptan

sumisamente

con una larga, peluda y roñosa

cobardía entre las patas:

(En este momento comienza una animación por parte de los superkanes).

Camaradas perros callejeros:

¿Van a continuar luchando unos con otros?

¿Van a rodear el hueso

el pobre hueso conquistado,

con la cerca de púas

del gruñido?

¿Y lanzarse a dentelladas

contra el que también vive las manos del hambre

cerrándose en su cuello?

Ah mis pinches

mis bonitos perros:

¿qué pasó con la táctica?

¿dónde sus olfateos de dialéctica?

Cada uno de ustedes ha acabado por ser el ámbito

en que sólo las pulgas están organizadas

autogestivamente.

Algunos

(ya los conozco)

pretenden luchar

para que el número de Sociedades Protectoras

de Animales

aumente al mismo ritmo

del crecimiento demográfico

de los perros.

Canallas.

Otros

por el mejor trabajo

de los veterinarios.

Sinvergüenzas.

Unos más

porque las vacunas antirrábicas

se repartan a pasto.

Farsantes.

(Murmullos de aprobación por parte de los superkanes)

Camaradas perros:

Ustedes lo saben mejor que yo.

Lo espío ya en sus ojos:

hay que hacer a un lado la perrera egoísta

o el árbol por la individuación humedecido.

Desenterrar el hueso colectivo del atreverse.

Darles existencia histórica a las fauces

y soltar las tarascadas

en el número preciso requerido

para el triunfo.

Yo lo he soñado así.

En mi puño mi fuero interno mis lágrimas

clandestinas

yo he pensado que llegará un día

camaradas

en que por fin no sea

el perro hombre del perro.

(Ladridos sin mostrar los diente pero entusiastas)

Mas quiero algo decirles.

En esta lucha.

En este joderse.

En esta pasión

no vaya a ser que otros les coman el mandado.

No vaya a ser que los perros guardianes.

No vaya a ser que los perros de presa

o los perros policía.

No vaya a ser que los canes cultivados

los que cuelgan su rosal de ladridos

en medio de los jardines.

No vaya a ser que los advenedizos

los que sólo hasta ahora merodean

a sus propias mandíbulas y dientes.

No vaya a ser.

No vaya a ser que aquellos

cuando ustedes destruyan este mundo

se erijan en los nuevos mandarines

chorreantes de colmillos

y que ustedes se queden

sufriendo nuevamente

su existencia de perros

(Aullidos exaltados, como forma de comunicarse)

(y por los siglos de los siglos; no falto la nota discordante)

José guardó silencio.

Bajó del montículo que le servía de estrado.

Y una insinuante perra que atravesó la calle

le dio en la madre al mitin

a la pálida flor de la justicia

a la solemnidad del crepúsculo

y a la conciencia de clase

que fugaz

se había encendido

en esta efímera concentración

de perros callejeros.

Fuentes:

“Discurso de José Revueltas a los perros en el parque hundido”. Enrique González Rojo Arthur. Editorial Zapato, 2013

 Luis Rivera Márquez. En Polemón. Semanario mensual que sale todos los días a veces. 2015

Anécdota de Luis Rivera Márquez. En Super Cachorros. Cultura y Ciencias Caninas.

“Falsos canes recuerdan al escritor José Revueltas en su 39 aniversario luctuoso”. Ángel Vargas en La Jornada.

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