Ciudad de México, mayo 3, 2024 00:47
Francisco Ortiz Pinchetti Opinión

POR LA LIBRE/ No se puede repicar y andar en la procesión

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Los “incidentes anormales” ocurridos en el Metro en semanas recientes y la toma policiaca de la alcaldía Cuauhtémoc, donde supuestamente se almacenaba propaganda “negra” contra la jefa de Gobierno, son apenas dos ejemplos de lo que ocurre en la capital.

POR FANCISCO ORTIZ PINCHETTI

El mayor problema actual de la jefa de Gobierno de Ciudad de México es el intentar gobernar en función de su posible candidatura presidencial. Claudia Sheinbaum Pardo quiere, como dice el dicho, repicar y andar en la procesión. 

El resultado es un desastre: los problemas se le vienen encima y van formando una maraña sin que atine ni a solucionarlos como debiera ni a torearlos mediáticamente como quisiera, a pesar de contar con el apoyo incondicional no solo su equipo de gobierno, sino también de la fiscal general capitalina, doña Ernestina Godoy, que debiera ser autónoma e independiente.

Lo único que importa ahora, a como dé lugar, es cuidar la imagen de la mandataria local, con vistas a la sucesión presidencial de 2024.

Los “incidentes anormales” ocurridos en el Metro en semanas recientes y la toma policiaca de la alcaldía Cuauhtémoc, donde supuestamente se almacenaba propaganda “negra” contra la jefa de Gobierno, son apenas dos ejemplos de lo que ocurre.

En el primer caso, Claudia ha evadido toda responsabilidad y en cambio recurrió al amparo de su jefe y obtuvo el pleno respaldo no sólo declarativo sino también concreto, con el absurdo envío de seis mil efectivos de la Guardia Nacional para vigilar las instalaciones del Sistema Transporte Colectivo.

(Harto significativo es por cierto el hecho de que mientras la ciudad se conmocionaba ante el choque de trenes en la línea 3 del colectivo, ella se encontraba en gira proselitista en Morelia, Michoacán, por lo que tardó tres horas en llegar al lugar del accidente. Lo dicho por el dicho).

O sea, por petición de Claudia y decisión del Presidente se efectuó de hecho una militarización del transporte más importante, que utilizan diariamente más de cinco millones de capitalinos.

El objetivo obvio era el de crear un escenario de alerta ante posibles actos de sabotaje, para desviar la atención sobre el verdadero motivo de tales “incidentes”: la falta de mantenimiento de trenes, vías, estaciones y demás instalaciones debido al recorte presupuestal sufrido por el STC y la ineptitud patente de los funcionarios responsables de la operación para enfrentar los problemas inevitables de un transporte viejo que requiere constantes reparaciones.

   Ambos ejemplos denotan en efecto los afanes de la máxima funcionaria de la capital del país, gobernante de más de 12 millones de personas, se privilegiar el cuidado de su imagen por encima de sus obligaciones torales.

Lo más grave fue que los “incidentes” continuaron a pesar de la presencia militar. Y entonces se optó por armar una historia de intriga y sabotaje para perjudicar a la mandataria en sus aspiraciones presidenciales.  Y se recurrió al clásico expediente de culpar al “chivo expiatorio “, en este caso el maltrecho conductor del convoy que alcanzó a otro en la Línea 3 del Metro, con saldo de una joven muerta y más de cien lesionados, versión que fue rechazada tajantemente por el Sindicato de Trabajadores del sistema.

Y se trata de soslayar de paso que en lo que va del actual gobierno, los “incidentes” en el Metro, sobre los cuales las autoridades encabezadas por Claudia no han asumido responsabilidad alguna han costado 29 muertos, centenares de heridos y pérdidas materiales incuantificables.

En el otro caso, el operativo para capturar el material impreso que según una “denuncia ciudadana” se hallaba en una de las dependencias del edificio sede de la Alcaldía encabezada por Sandra Cuevas, enemiga declarada de Sheinbaum Pardo, resultó un fisaco. Hasta ahor no se ha informado de ninguna incautación formal ni menos alguna denuncia contra los responsables de semejante barbaridad.

La presencia del contralor general de la Ciudad, que causalmente pasaba cerca de la alcaldía, completó la evidencia de que lejos de atenderse una “denuncia ciudadana” en realidad se trató de un montaje planeado por las propias autoridades capitalinas, con o sin la anuencia de su jefa. Da la impresión de que se ha decidido dejar que el asunto se diluya en el fragor noticioso cotidiano.

Ambos ejemplos denotan en efecto los afanes de la máxima funcionaria de la capital del país, gobernante de más de 12 millones de personas, se privilegiar el cuidado de su imagen por encima de sus obligaciones torales.

El efecto negativo de esos hechos y ochos hechos recientes ocurridos en la metrópoli se reflejó ya en algunas encuestas de opinión, como las realizadas y publicadas por el diario El Financiero, donde los números favorables de Claudia aparecen mermados de manera no contundente pero sí significativa. Y eso es realmente lo que le preocupa.

Y mientras ella trata de amortiguar ese efecto negativo y al hacerlo parece enredarse más en ellos, los verdaderos problemas de la ciudad den materia de movilidad, transporte, agua potable y sobre todo seguridad no tienen la debida atención y día a día se agravan. Es sabio el refrán. Válgame.   

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