Ciudad de México, octubre 4, 2024 21:31
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Vomitar en las urnas

Lo recuerdo perfecto. Tan bella expresión tendría que ser aplicada algún día en nuestro país. Eran los tiempos en que Felipe González, el ya legendario líder socialista español con quien España caminó en la consumación de su transición democrática, había dado una desconcertante sorpresa a los pacifistas del mundo: Revelaba la integración del país ibérico en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), predominantemente controlada por los Estados Unidos. Las más liberales personalidades de la cultura de élite en España reaccionaron con energía. El cantautor Joaquín Sabina disparó un fusil: “Si Felipe González me vuelve a pedir el voto yo vomitaré en las urnas”, dijo. El episodio viene a cuento porque el Partido Acción Nacional –el partido de la transición desde el poder— anuncia una supuesta “refundación”, que ya desde ahora suena a burla. Y es que comúnmente las cosas comienzan por el principio, y no veo que en esa agenda se tenga como primer punto la “depuración” de los tumores, aquellos agentes patógenos que secuestraron a este partido y lo llevaron al desastre: gente sin escrúpulos, advenedisos, oportunistas… que han pisoteado los mejores principios humanistas en aras de la frivolidad, como ha dicho el veterano militante César Leal, uno de los contados panistas que en su momento entendió al “foxismo” como instrumento del cambio, más allá y a pesar del propio partido, que poco hizo para lograr ese triunfo. “El PAN está herido de muerte”, sabe quien conoce a ese instituto desde sus entrañas. Se premiará a quienes no se debe premiar, estoy seguro. Se denostará a quien haga la crítica sensata, y hasta se le expulsará. Predominará una nueva generación de falsos panistas de mala alcurnia y los liderazgos con mayor calidad moral serán hechos a un lado. Esperemos que estén listos a pagar las consecuencias de ello. La pérdida para México es relativa, pues el PAN auténtico y congruente no existe más. Pero de veras que si esa refundación queda en una mentira, que no me vuelvan a pedir el voto, que me darán ganas de vomitar en las urnas.

Cubilete

No habla bien del gobierno de Marcelo Ebrard que sus obras terminen en la improvisación. “No está padre” –como dicen los chavos–, que al Eje 7 Sur Félix Cuevas-Extremadura le hayan echado una embarrada de asfalto que al rato, como sucede, estará roto por el paso de los camiones y la lluvia. Por lo pronto dejaron suelta la gravilla, que además de la contaminación es un peligro para los motociclistas. ¿Por qué a la obra faraónica del Metro 12 no le incluyeron un plan integral de movilidad, si ya el gasto fue descomunal? Podría haberse aprovechado para dejar ese eje como una vía modelo, con concreto hidráulico y parques lineales (con los que además nos repusieran las decenas de árboles que fueron talados), además de la ya anunciada ciclovía. Látima.

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Aún está a tiempo el delegado panista de Benito Juárez, Mario Palacios, de ofrecer una disculpa a los vecinos por sus omisiones. No querrá quedarse con mala fama como la de su antecesor, Germán de la Garza. ¿O sí?

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Aviso importante: Si va al Parque Hundido en esta temporada de lluvias le recomendamos llevar una balsita y equipo de buceo y salvavidas. Si tiene suerte podrá presenciar el espectáculo de los renacuajos vivos.

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