Ciudad de México, noviembre 24, 2024 07:20
Revista Digital Noviembre 2020 Vestigios

Imágenes icónicas de la Revolución

Francisco I. Madero en su manifiesto a la nación convocó al pueblo a levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910 y fueron Aquiles Serdán y su familia de los primeros en seguir el llamado para terminar con el régimen que por más de 35 años gobernó al país.

ADRIÁN CASASOLA

Este mes se cumplen 110 años del inicio del movimiento armado que cambió el rumbo del país a principios del siglo XX. México se encontraba aparentemente en el momento cumbre de la era porfirista. Habiendo ganado en las elecciones de 1910 y en vías de seguir gobernando hasta 1916 todo parecía transcurrir con normalidad.

Diversos movimientos ciudadanos se fueron conformando, desde círculos antirreeleccionistas hasta periodistas como los hermanos Flores Magón, fueron conformando un sector que cuestionó el régimen y la profunda desigualdad existente en el país.

El presidente Porfirio Díaz afirmó en 1908, durante una entrevista para un periódico extranjero que México ya estaba listo para una democracia, pero esa declaración no concordaba con la realidad que se vivía día a día en la ciudad y en el campo mexicanos. Los grandes latifundios, las jornadas excesivas y mal pagadas y las tremendas desigualdades sociales crearon un ambiente propicio para intentar derrocar al presidente e intentar crear condiciones de mayor igualdad entre la población.    

Francisco I. Madero en su manifiesto a la nación convocó al pueblo a levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910 y fueron Aquiles Serdán y su familia de los primeros en seguir el llamado para terminar con el régimen que por más de 35 años gobernó al país.

A la lucha revolucionaria se unieron personajes que hoy son emblemáticos de la lucha revolucionaria, como  Francisco Villa, líder de la División del Norte y Emiliano Zapata, quien desde 1909 era el representante de los pueblos de Morelos y que buscaba, desde niño, terminar con la desigualdad existente en su estado.

Hacia mayo de 1911 y luego de que el ejército federal fuera derrotado en puntos clave al norte del país por los revolucionarios, el presidente Porfirio Díaz renunció a su cargo y se convocaron a las primeras elecciones democráticas del siglo XX en nuestro país.

Al asumir el poder, el residente Francisco I. Madero solicitó a los líderes y ejércitos revolucionarios que lo apoyaron para derrocar al dictador que se retiraran y esperaran a que los objetivos del movimiento se cumplieran. Esto generó descontento pues al paso de los meses y con un gabinete en donde se mantuvieron muchos representantes del antiguo régimen, nada parecía cambiar, dando origen al Plan de Ayala zapatista, reclamando la restitución de las tierras comunales de Morelos y el cumplimiento de las promesas revolucionarias.

Al ser asesinado el presidente Madero, traicionado principalmente por su Secretario de Guerra y Marina, Victoriano Huerta, que fue apoyado por intereses norteamericanos, la lucha revolucionaria se extendió durante varios años más y se fue transformando, creando alianzas en contra del presidente usurpador en 1913, y reuniéndose durante la Convención Revolucionaria de Aguascalientes en 1914 una vez derrotado Huerta, más no fue hasta el año de 1917 al convocarse una nueva constitución impulsada por Venustiano Carranza, que mucho de los ideales revolucionarios pudieron plasmarse en papel y llevarse a cabo. Luego de siete años, las promesas emanadas de la Revolución eran una realidad.

Foto 1: Porfirio Díaz, retrato en el castillo de Chapultepec. Foto: A. V. Casasola, circa 1910

Foto 2: Francisco I. Madero votando en una urna de madera. Foto: A.V. Casasola, circa 1911

Foto 3: Grales. Francisco Villa y Emiliano Zapata en Palacio Nacional. Foto: Agustín V. Casasola, circa 1914. 

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