Ciudad de México, noviembre 22, 2024 12:48
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Metro 12: Inseguridad, desvíos, polvo, ruido, caos vial…

Transcurrió ya un largo año desde que el 30 de noviembre de 2009 el Eje 7 Sur fue cerrado a la circulación vehicular por el inicio de la construcción de la Línea 12 del Metro. Entonces dio principio un vía crucis para centenares de comercios establecidos en la zona, para miles de automovilistas que tienen que soportar un caos vial permanente y sobre todo para decenas de miles de vecinos cuya vida se ha visto irremediablemente trastocada. Esto, además, en medio de una desinformación que ha creado mayor confusión e incertidumbre, pues ninguna autoridad ha precisado, por ejemplo, cuándo acabará esa pesadilla. Los apoyos económicos por parte del gobierno del DF han sido prácticamente nulos, insuficientes. Tampoco ha habido respuesta a la petición del jefe delegacional en Benito Juárez, Mario Alberto Palacios, para la creación de un fondo especial de 63 millones de pesos para obras de mitigación.
Decenas de negocios han tenido que cerrar sus puertas y los restantes han soportado estoicamente el descenso de sus ventas hasta en un 70 por ciento, lo que ha implicado enormes sacrificios y el despido de empleados, los necesarios para sobrevivir. Residentes de colonias como Miravalle y Ermita, han sufrido inclusive daños estructurales a sus viviendas, además de padecer una suerte de “estado de sitio” al verse rodeados por obras, el tránsito incesante de vehículos de carga, día y noche; el polvo y el ruido permanentes. “Ha sido una catástrofe inesperada”, define Emma Pérez Granados.
A lo largo de las avenidas Ermita Iztapalapa, Popocatépetl, Municipio Libre, Félix Cuevas y Extremadura, en territorio de Benito Juárez, las zonas de obra han incrementado la peligrosidad de la demarcación, que de por sí ocupa uno de primeros lugares de la ciudad en asalto a transeúntes, robo de vehículos con violencia y atracos a comercios. Caminar de noche por los callejones formados entre las disminuidas baquetas y la cerca de lámina de la obra, resulta una temeridad… a la que se ven obligadas cotidianamente miles de personas para llegar a sus hogares en colonias como Del Valle Sur, Tlacoquemécatl, Extremadura Insurgentes, Actipan, Insurgentes Mixcoac, Portales o Santa Cruz Atoyac. En la Zona Cero de la construcción, sobre las mencionadas avenidas juarenses, la DBJ ubicó en un censo a 230 establecimientos comerciales, que han sido directamente afectados. Pero la onda expansiva de la colosal construcción y sus repercusiones impacta un radio de cuando menos 10 cuadras a la redonda, donde otros miles de negocios son víctimas del caos que incide directamente en la afluencia de clientes. Y los dueños de casas, departamentos y locales comerciales en el área han padecido la depreciación de sus propiedades, por lo que el diputado local panista Mauricio Tabe Echartea ha propuesto al secretario de Finanzas del GDF otorgarles una exención del impuesto predial y una reducción del 50 por ciento en la tarifa de agua… sin encontrar tampoco respuesta..
En un recorrido por Félix Cuevas, Libre en el Sur constató los estragos causados por la construcción de la Línea Dorada. Un ejemplo es la serie de comercios contiguos que han quebrado, en la acera norte del Eje 7 Sur, entre la avenida Coyoacán y Martín Mendalde. Son siete los locales cerrados, grafiteadas ya sus cortinas metálicas, donde estuvieron la fonda Los Pelícanos, las Empanadas Santa Fe, la rosticería Más que Pollo, un despacho legal, la cerrajería Yllan, los Caldos de Gallina y los Laboratorios Biogalper. A un paso, en la esquina de Félix Cuevas con Mendalde, sobrevive un restaurante que tiene ahí 22 años: el Tío Mike. Platica su propietaria, Guillermina González, que la afluencia de clientes ha caído a un 30 por ciento de lo que era normal, sobre todo a raíz del cierre del cruce de avenida Coyoacán. “Es imposible esperar que la gente venga a desayunar o a comer en medio de este terrenal y de este ruido insoportable”, comenta. Dice que tuvo que despedir ya a dos de sus empleados, a los que ella misma ha sustituido. Y que recibe un “apoyo” del gobierno del DF equivalente a apenas dos salarios mínimos mensuales. “Es la peor crisis que he vivido”, dice. “No creo resistir mucho más”. Pero mucho más le falta todavía a esta pesadilla. El plazo para terminar la obra, señalado inicialmente por Marcelo Ebrard para abril de 2011, se prolonga una y otra vez. Ahora se habla de abril, si, pero de 2012.
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