Ciudad de México, noviembre 22, 2024 01:10
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La secta de Jorge Romero al desnudo

La edición impresa de Libre en el Sur correspondiente al mes de noviembre de 2012, destacó un reportaje especial en el que el testimonio de un ex colaborador del hoy jefe delegacional en Benito Juárez –que cobraba en su despacho de la ALDF– y los archivos de su propio clan, en poder del periódico juarense, documentaron como nunca antes la afiliación corporativa de militantes al PAN, la falsificación del padrón interno, imposición de dirigentes, el reparto de chambas y canonjías, la red de complicidades, la corrupción. Como si se hubieran repartido un botín, todos los miembros de esa secta –todos– detentaron cargos y recibieron sueldazos en la estructura de la Delegación Benito Juárez, en la ALDF y/o en los comités delegacional y regional del DF del Partido Acción Nacional. Actualmente, Romero Herrera se dispone a brincar en busca de una diputación plurinominal en la ALDF, cuya nominación por el PAN aseguró ya a finales de enero, que le garantice impunidad y el mantener su poder dentro del panismo capitalino sin tener que someterse a ninguna votación en los comicios del 7 de junio de 2015. Para ello, claro, este “chapulín azul”, como ya le dicen, abandonará en breve su cargo en la DBJ. Este es el texto íntegro del reportaje.

Francisco Ortiz Pinchetti /especial

Le llaman “H. Ejército Chino”, en alusión nada sutil a los Guerreros de Terracota, las más de siete mil figuras de arcilla a tamaño real descubiertas en la provincia de Xi’an en 1974. Es el nombre del proyecto concebido y ejecutado por Jorge Romero Herrera y su secta para apoderarse de la delegación Benito Juárez y controlar desde ahí al PAN delegacional y al Comité Directivo capitalino. Un plan ejecutado en su fase inicial entre 2007 y 2009, cuando el hoy jefe delegacional ocupó una diputación local plurinominal en la IV Legislatura (2006-2009) de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), donde presidió la comisión de Juventud apoyado por la entonces dirigente panista en la capital Mariana Gómez del Campo, con quien sostenía una relación sentimental.

Romero Herrera partía de una premisa fundamental: la hegemonía histórica del PAN en Benito Juárez. “Es imposible, hermanito, que el PAN pierda en Benito Juárez”, solía repetir. “Aquí los amarillos no entran”. A partir de esa verdad inconmovible apoderarse del partido era apoderarse de los cargos de elección popular, apoderarse de la Delegación, apoderarse del comité delegacional panista, apoderarse del poder.

El centro de operaciones del clan era el módulo de Atención Ciudadana del entonces legislador, costeado con recursos públicos por la ALDF. La oficina ocupaba un departamento de la planta baja del edificio ubicado en avenida Universidad 331, entre Concepción Beistegui y Torres Adalid, en la colonia Narvarte. Todo el personal administrativo y operativo, que recibía sueldo de la propia Asamblea, estaba dedicado al proyecto político, que tenía como eje la afiliación masiva y corporativa de militantes al PAN, mediante mecanismos que violan las normas establecidas por los estatutos y reglamentos del partido, concretamente los artículos 2, 17, 18 y 21 del Reglamento de Miembros del PAN, que regulan la afiliación. Todo: tráfico y manipulación de cédulas de afiliación, falsificación de documentos y firmas, simulación de talleres de capacitación, aprobación mecánica de adherentes. El objetivo: contar con un ejército de más de mil nuevos seudomilitantes, para asegurar como mínimo a una tercera parte de ellos como incondicionales votantes en los procesos internos de selección de dirigentes y candidatos. Todo ello, que había sido reiteradamente denunciado, es ahora fundamentado por testimonios y documentos.

El grupo de Romero Herrera, auto denominado Los Ocean porque tenían como lugar de reunión –y diversión– una “cantina de mariscos” llamada Ocen Drive, ubicado en la avenida de La Paz 48, en San Ángel, era y es obviamente un círculo cerrado. Una facción. Lo integran desde entonces, Santiago Taboada Cortina quien entre 2006 y 2009 era asesor en la comisión de Juventud de la ALDF presidida por su amigo Romero Herrera; Andrés Atayde Rubiolo, asesor también; Santiago Torreblanca Engell, secretario particular del diputado; Mauricio Tabe Echartea, secretario Técnico de la Comisión; Christian Von Roehrich, asesor y coordinador operativo del módulo de Atención Ciudadana; Luis Mendoza Acevedo, coordinador formal del módulo; y Víctor Mendoza Acevedo, adscrito también a la oficina de avenida Universidad.

Todos ellos cobraban en la ALDF, igual que el personal administrativo del módulo. Todos, también, provenían de Acción Juvenil, sector panista del que casi todos, incluido Romero Herrera, fueron dirigentes delegacionales o regionales. A ellos se integró temporalmente el ahora ex delegado Mario Alberto Palacios Acosta, a quien impusieron con el padrón manipulado –e impugnado– como candidato a la jefatura delegacional juarense en la contienda interna de 2009. A cambio, al llegar a la DBJ, creó para Romero Herrera un cargo que no existía: director general de Coordinación de Gabinete y Proyectos Especiales, desde donde de hecho gobernó.

Los Ocean se reunían ocasionalmente también en una casa ubicada en Providencia 1142, esquina con Porfirio Díaz, en la colonia Del Valle, que conseguía otro allegado al grupo, Emilio Javier Martínez Morales… hoy convertido por Romero Herrera en director general de Administración de la DBJ. Otros “hermanos” son Christian Lujano Nicolás, antecesor de Romero Herrera en la dirigencia juvenil y en la diputación local y actual director general de Participación Ciudadana en la DBJ; Roberto Alfaro Parrilla, a quien impusieron en 2008 como presidente del comité delegacional del PAN juarense, y Erika Bailón Rodríguez, que era una muy eficiente recolectora de supuestos adherentes y es ahora suplente de Christian Von Roehrich en la diputación local plurinominal que hoy detenta. Miguel Antonio Morales Zepeda, de 27 años de edad, es miembro activo del PAN desde el 25 de abril de 2007 (Registro Nacional de Miembros: MOZM850511HDFRPG).

Entre 2007 y 2009 Morales Zepeda formó parte del equipo de logística del entonces diputado local Romero Herrera, adscrito a su módulo de Atención Ciudadana y con un sueldo por honorarios de dos mil 329.42 pesos quincenales a cargo de la ALDF. En entrevista con Libre en el Sur denuncia las maniobras fraudulentas en las que él participó. “Yo como otros del grupo llené cédulas de afiliación y firmé muchas de ellas, las falsifiqué”, dice. “En esos documentos está mi caligrafía, para comprobarlo pido que me hagan un examen caligráfico”. Asume que fue cómplice de esas adulteraciones. “Cómplice obligado, si se quiere, porque yo era un subordinado y un empleado de Jorge, pero cómplice al fin”.

–¿Se arrepiente?

–Sí. Me arrepiento de no haber tenido el valor para denunciar estas porquerías en su momento. Ahora lo hago, porque como panista siento vergüenza y porque creo que todavía se puede corregir el rumbo. Es necesario que esto se sepa.

Y describe el mecanismo: “Mariana, que era la dirigente en el DF, le proporcionaba al grupo de manera irregular los blocks de formatos de afiliación, foliados. Por instrucciones de ella nos lo entregaba uno de sus allegados, Rafael Medina Paderzini. A mí me tocó ir a recogerlos varias veces a la sede del Regional, en la colonia Roma. Los miembros del grupo se comprometían a traer copias de la credencial de elector de determinado número de ‘ahijados’. Traían los fajos de copias fotostáticas y con base en ellas llenábamos las cédulas, cosa absolutamente indebida, ya que el estatuto establece que los aspirantes deben inscribirse de manera personal e individual.

Algunas veces las cédulas venían ya firmadas; en otras ocasiones yo las firmaba, imitando la firma que aparecía en la copia del IFE. Ese mismo mecanismo, por cierto se usaba en otras delegaciones, como Coyoacán, Miguel Hidalgo o Cuajimalpa, a cargo de la gente de Mariana”. Libre en el Sur tiene en su poder la base de datos interna de Los Ocean, en la cual puede identificarse fácilmente la afiliación corporativa de adherentes al partido. En ella aparecen los nuevos “panistas” agrupados por lotes, bajo el nombre de su respectivo “padrino” o “dueño” (sic). Los folios son además consecutivos, lo que demuestra también su incorporación en bloque. Sólo en una de las relaciones parciales (intitulada “La ruta del H. Ejército Chino”), correspondiente a un lapso de apenas ocho meses, entre junio de 2007 y marzo de 2008, aparecen los nombres, números de folio, direcciones y registro del IFE de 653 nuevos adherentes.

Están agrupados por bloques correspondientes a sus respectivos “padrinos”. Así, aparecen 22 de Atayde, 29 de Von Roehrich, 53 de Martínez Morales, 40 de Erika Bailón, 135 de Palacios Acosta, 161 de Romero Herrera, 81 de Tabe, 32 de Taboada, 16 de Torreblanca y ocho de Víctor Mendoza. En algunos casos hay referencias familiares o amistosas como “hermana de Eduardo”, “mamá de Reyes”, o “cuñado de Mario”, con lo que queda claro que se afilió a familias enteras. Están por ejemplo, juntos, la hermana, el cuñado, la mamá y el papá de Ángel Luna Pacheco, actual director general de Prevención del Delito y Protección Civil en la administración delegacional de Romero Herrera.

También aparecen algunos vecinos de otras delegaciones, que posteriormente serían falsamente “mudados” a domicilios en Benito Juárez, lo que según explica Morales Zepeda constituye un delito federal. Otro archivo contiene el listado del padrón interno, pero agrupando a los militantes en bloques con fondos de diversos colores: amarillo, verde, rosa, rojo. Es para identificar a los allegados de los “contras”, es decir, a los que Los Ocean consideran sus enemigos dentro del partido. Hay otro documento con 456 nombres de miembros activos (MA) que los identifica en forma individual, anteponiendo un número a su nombre, del uno al cuatro. Así, si tiene un uno es que “pertenece” a “Oscar”, si tiene un dos, es cercano a “Alejandro” si tiene un tres, es de “Muciño”; si tiene un cuatro, es “indefinido”. Hay también una relación de “yunques” (sic), clasificados por colonia.

Está también la base de datos de los “talleres de capacitación” donde se identifica a los falsos “asistentes”. Y mucho más. Con su ejército de terracota, Jorge Romero Herrera y su camarilla impusieron sucesivamente a Roberto Alfaro Parrillla como dirigente delegacional del PAN, en 2008; a Mario Alberto Palacios Acosta como candidato a la jefatura delegacional, en 2009, y a Luis Mendoza Acevedo como presidente del comité panista en Benito Juárez, en 2010 (quien por cierto hoy es a la vez director general de Coordinación de Gabinete y Proyectos Especiales de la DBJ, el mismo cargo que su jefe ocupó en el trienio anterior). En todos los casos fueron acusados por sus propios compañeros de partido de hacer trampa con un padrón interno adulterado. Y nada pasó.

En 2012, Romero Herrera impuso su propia candidatura a la delegación juarense. Su postulación fue impugnada de manera múltiple por sus contrincantes. Y nada pasó. Además, Los Ocean coparon el Consejo Regional del PAN del Distrito Federal, del que actualmente son miembros, por supuesto, todos: Atayde, Taboada, Luis Mendoza, Tabe, Víctor Mendoza (actual director de Afiliación del CDR), Von Roehrich, Lujano y Santiago Torreblanca, recién nombrado además director de Planeación Estratégica de la DBJ. Los adherentes del PAN deben cumplir de acuerdo a la normatividad interna cuatro requisitos para convertirse en miembros activos del partido: una antigüedad de seis meses, haber cursado un taller de capacitación, aprobar un examen de conocimientos básicos sobre el partido y ser admitidos por el comité Delegacional con el aval de un militante.

“Todo este procedimiento se violaba”, acusa Morales Zepeda. “Las fechas de ingreso se manipulaban sin más, a favor de los “ahijados” de los miembros del grupo. Los cursos eran ficticios, pues como casi nadie asistía, los simulábamos llenando nosotros los registros de asistencia e invitando a algunos cuates del juvenil, o empleados del comité, para que aparecieran en la foto junto al cartel del taller y así ‘documentar’ su realización. A mi me tocó varias veces participar en el montaje de la escenografía. Nosotros mismos adulterábamos los exámenes que ni siquiera se habían presentado o en los cuales el aspirante salía reprobado. Los arreglábamos. También elaborábamos las constancias. Le llevábamos los bonches a Rafa Medina (entonces secretario de Organización y Formación del Regional DF) para que las firmara, dirigidos a Alfaro, el presidente del PAN en BJ. Y la activación de los adherentes propuestos por el equipo de Jorge, avalados por ellos mismos, se hacía de manera automática y a veces masiva. Luis Mendoza era entonces el director de Afiliación del CDD. Imagínese. Su gente pasaba fast track”.

Morales Zepeda presentó en 2011 sendos documentos dirigidos a la Comisión de Vigilancia del Registro Nacional de Miembros del PAN y al presidente nacional del partido, de los que entregó copias (con sellos de “recibido”) a Libre en el Sur. En el primero, fechado el 25 de marzo, solicitaba audiencia para rendir su testimonio y presentar pruebas de la afiliación corporativa perpetrada en Benito Juárez “siendo cómplice obligado de dicha afiliación”. En el otro escrito (8 de junio) pedía la intervención de Gustavo Madero para que se sancione a los culpables de “las serias irregularidades, faltas e infracciones a las normas (…) teniendo como resultado la afiliación irregular de numerosas personas”. De ninguna de las dos cartas recibió respuesta.

También denunció los hechos y entregó pruebas personalmente al director del Registro Nacional de Miembros del PAN, Oscar Moya Marín. Nada pasó. “Un tejido de intereses y complicidades a todos los niveles del partido asegura la impunidad”, acusa. El desastre electoral sufrido por el PAN en Benito Juárez el pasado 1 de julio (cuando perdió el emblemático distrito 17 local y estuvo a punto de perder la diputación federal del distrito 15 y la propia jefatura delegacional, en la que la ventaja del candidato panista fue de apenas 700 votos) desmintió a Romero Herrera; pero no parece haberlo persuadido de una nueva realidad, a juzgar de la integración de su equipo de gobierno y sus maniobras para apoderarse directamente del Comité Directivo Regional del DF, a través de la imposición de su “hermano” Mauricio Tabe Echartea como presidente a través del control que ejerce sobre el Consejo Regional, que es el órgano elector.

Morales Zepeda describe a Jorge Romero Herrera como un tipo “intolerante y autoritario, irascible, capaz de amenazar, de estallar en gritos y hasta de golpear el escritorio al reprender a sus propios incondicionales, como me tocó verlo varias veces”. Sin embargo, trata de “hermanos” hasta a los vendedores ambulantes e invoca a Dios constantemente. Todo un caso. “Cuando alcances el poder, hermanito, no lo sueltes”, suele decir el líder de la secta. (En la foto, una imagen en que se muestra cómo el clan de Romero afilió en Benito Juárez a gente de otras delegaciones).

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