Ciudad de México, noviembre 23, 2024 06:08
Opinión Francisco Ortiz Pinchetti

POR LA LIBRE/Cena de Navidad

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No se trata sin embargo de amargarnos la fiesta. Pienso que la experiencia nos ha enseñado a disfrutar la vida sin exponerla. Evitar aglomeraciones, usar cubre boca, guardar distancia social, no concurrir a reuniones en lugares cerrados, son algunas medidas eficaces…


POR FRANCISCO ORTIZ PINCHETTI
La verdad es que traemos mucha cuerda como para resignarnos a otra Navidad sin festejo. El encierro a que nos obligó la pandemia y luego las medidas precautorias que durante meses nos han limitado, hacen que anhelemos con redoblado ímpetu volver a la normalidad.

Es natural, dicen muchos, que busquemos la forma de celebrar, aunque sea en el ámbito meramente familiar. Abrazarnos, compartir regalos, jugar con los niños, disfrutar como antes la Cena de Nochebuena.

Ciertamente las tendencias de las semanas recientes indican claramente una disminución en la incidencia de Covid-19, el número de contagios y hospitalizaciones. Eso ha hecho que las autoridades capitalinas, por ejemplo, organicen festejos varios y una verbena popular en el zócalo para que cualquiera asista con sus hijos, aunque eso fomente una concentración casi tumultuaria.

Si, qué bonito poder volver a gozar de esas y otras cosas propias de estas fechas. Sin embargo, la realidad es otra: debe prevalecer la responsabilidad, personal y colectiva, por encima de las ansias de convivir, compartir y disfrutar. Si, perecía que el cielo se abría y el fin de la pesadilla llegaba. No es así.

Sería iluso pensar, como parece que lo hacen nuestros gobernantes, que nuestra ciudad y nuestro país son ajenos a la creciente ola de contagios por la nueva variante Ómicron en países de Europa y Estados Unidos. La OMS ha advertido de la proliferación del coronavirus con una velocidad mucho mayor. Aunque habría indicios de que es menor la severidad de la enfermedad con esta nueva variante, otras evidencias nos dicen lo contrario: igual hay casos sumamente graves y en consecuencia fallecimientos. El clima frío es un factor adicional en contra.

Tampoco es verdad que la vacunación sea protección mágica contra la Ómicron. Las estadísticas señalan lo contrario, aunque en México nuevamente tratamos de negarlo, de minimizar el riesgo, por razones más políticas que científicas. Igual que al principio de la pandemia.

No se trata sin embargo de amargarnos la fiesta. Pienso que la experiencia nos ha enseñado a disfrutar la vida sin exponerla. Evitar aglomeraciones, usar cubre boca, guardar distancia social, no concurrir a reuniones en lugares cerrados, son algunas medidas eficaces. Podemos sin duda tener una feliz Navidad cerca de nuestros seres queridos, pero sin acelerarnos. Eso si, nos va a salir más carita la cenas. ¡Felicidades a todos! Válgame.

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