POR LA LIBRE/ El cartero
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Foto: especial.
“Muchas veces el cartero nos trajo noticias felices, relatos y textos de amor, aunque también cartas que no hubiéramos querido recibir jamás. Y sobre todo nos regaló esa emoción de escuchar el llamado de su silbato y acudir a la puerta con la expectativa de una grata sorpresa…”
POR FRANCISCO ORTIZ PINCHETTI
Era emocionante escuchar el silbido peculiar del cartero y correr a la puerta para recibir la correspondencia del día. Y luego revisar los sobres uno por uno en busca de la carta.
Hoy, ese ejercicio ha pasado prácticamente a la historia. La eventual visita del antiguo mensajero se limita a la entrega de algunas comunicaciones bancarias, recibos de pago o instancias de cobro.
Me refiero al tema en ocasión de que hace un par de días, el 9 de octubre, se celebró el Día Mundial del Correo, instituido por la Unión Postal Universal (UPU) desde 1969.
Alrededor del mundo existen 663 mil oficinas de correos en las que trabajan más de cinco millones de empleados. Gracias a sus servicios se entregan millones de cartas y paquetes en los lugares más diversos y lejanos del planeta.
La celebración de este día tiene como objetivo central el crear conciencia entre la población sobre la importancia que tiene este servicio en la vida cotidiana de las personas a nivel comunicacional y la manera en que contribuye en el desarrollo económico y social de los países.
El próximo 12 de noviembre se celebra precisamente el Día del Cartero, cuando tenemos la oportunidad de retribuirles en algo su servicio...”
El problema es que cada vez es menos necesario. Los medios electrónicos y digitales de comunicación han sustituido la romántica costumbre de escribir cartas.
En México, sobrevive este servicio público que fue instituido en 1884, hace 129 años. Aunque ya se supone en franca decadencia, el Sistema Postal Mexicano (SPM) creado en 1986 y convertido en Correos de México en 2009, maneja un estimado de 345.5 millones de piezas anuales (casi un millón al día), según datos de 2021.
La correspondencia se distribuye a través de dos mil 659 rutas, y siete mil 345 carteros en activo. Las piezas postales son distribuidas por tres mil 714 motocicletas, 1 mil 631 bicicletas y 647 vehículos; cuenta con siete mil 254 oficinas, de ellas hay mil 335 conectadas. Los vehículos de Correos de México recorren diariamente tres millones 700 mil kilómetros, lo que representaría darle la vuelta al mundo tres veces al día. Y hay en la República, todavía, más de 19 mil buzones… todavía.
La cobertura internacional de Correos de México abarca 192 países. Moviliza diariamente 128 toneladas de correspondencia, mensajería y paquetería.
Sin embargo la imagen del cartero tradicional, con su mochila colgada del hombro, su uniforme, su gorra y su silbato, es ya en nuestra memoria una melancólica referencia. Muchas veces, ellos nos trajeron noticias felices, relatos y textos de amor, aunque también cartas que no hubiéramos querido recibir jamás. Y sobre todo nos regalaron esa emoción de escuchar su llamado y acudir a la puerta en espera de una grata sorpresa.
El cartero era y es todavía un personaje de la ciudad, muy respetado por cierto. Todavía en los años setentas y ochentas del año pasado adquiría una marcada prominencia durante el mes de diciembre de cada año, cuando era el encargado de entregar nuestras tarjetas de Navidad a familiares y amigos.
El próximo 12 de noviembre se celebra precisamente el Día del Cartero, cuando tenemos la oportunidad de retribuirles en algo su servicio. Es común que ellos entreguen en nuestras casas un sobre para que en él depositemos nuestra gratificación económica para ellos. Ojalá y seamos generosos. Válgame.
Era emocionante escuchar el silbido peculiar del cartero y correr a la puerta para recibir la correspondencia del día. Y luego revisar los sobres uno por uno en busca de la carta.
Hoy, ese ejercicio ha pasado prácticamente a la historia. La eventual visita del antiguo mensajero se limita a la entrega de algunas comunicaciones bancarias, recibos de pago o instancias de cobro.
Me refie