Los regalos del Centenario
Vista de la Inauguración del Reloj Otomano (regalo del Imperio Turco) el 22 de septiembre de 1910. Autor: Hugo Brehme c. 1910
ADRIÁN CASASOLA
Este año se cumplen 211 años del inicio de la guerra de Independencia de México y 111 de las celebraciones porfiristas sobre este importante evento histórico, que sirvió de marco para mostrarle al mundo “el orden y progreso” que tanto presumía el gobierno.
Dentro de aquel año de celebraciones, una pieza fundamental para la maquinaria porfirista era que las naciones del mundo voltearan hacia nuestro país y pudieran admirar la modernidad y el potencial para invertir en México. Fue entonces que se extendió la invitación a 51 naciones de todas las latitudes a ser parte de los festejos y por supuesto, a formar parte de los beneficios que implicaba su participación, como la posibilidad de invertir en una nación confiable, progresista y con sanas finanzas a través de concesiones petroleras y disfrutar de beneficios fiscales, entre otras ventajas.
Durante todo el mes de septiembre se llevaron a cabo eventos como el Congreso Internacional de países Americanistas, se presumieron las obras públicas como las realizadas en el drenaje urbano, la nueva cárcel de San Jerónimo y la ceremonia de encendido de las decoraciones luminosas visto por primera vez en México y cuya tradición perdura hasta nuestros días y se disfruta desde entonces durante septiembre y diciembre.
Atienden al llamado 32 de las 51 naciones convocadas y comienza el arribo de cuerpos diplomáticos e invitados especiales que incluían artistas, escritores e intelectuales de la época. Tomando el modelo de la Exposición Universal de París en 1889, los países participantes traen como regalos diversas obras artísticas representativas de sus naciones simbolizando la amistad y las relaciones diplomáticas sanas entre México y países tan diversos como España, Japón, Estados Unidos, Francia, Alemania, Nicaragua, China, El Imperio Turco-Otomano, Chile, Italia y Rusia entre muchos otros.
Tanto los países que asistieron a las celebraciones en aquel septiembre de 1910 como los habitantes de nuestro país ignoraban lo que sucedería un par de meses después con el inicio del movimiento revolucionario que cambiaría para siempre la historia y el destino de nuestro país y nos transformó en la nación que somos hoy en día.
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