Análisis en ‘La Crónica’ sobre la DBJ: delincuencia creciente, feminicidios, corrupción gubernamental, caos urbano… en ‘el mejor lugar para vivir’
El crecimiento de la delincuencia y particularmente del asesinato de mujeres en la delegación Benito Juárez convierte a esta demarcación en una de las más peligrosas de la capital mexicana, concluye el analista Saúl Arellano en su artículo publicado este domingo en el diario ‘La Crónica’, tras examinar las estadísticas oficiales. Además, anota, “la tolerancia ante la existencia de franeleros que han expropiado la vía pública en prácticamente toda la delegación; de talleres mecánicos que prácticamente se han apoderado de calles en la colonia Portales, así como el inmenso desorden vial y comercial en una colonia como la Del Valle, están generando no sólo el deterioro urbano, sino la elevación de la delincuencia y el conflicto social”. Este es el texto íntegro de su artículo sobre “el mejor lugar para vivir” según presumen las autoridades delegacionales.
Saúl Arellano
La Crónica de Hoy | Opinión
Durante muchos años, las administraciones de la delegación Benito Juárez, en el Distrito Federal, han ponderado reiteradamente que esta demarcación ocupa el primer lugar nacional en lo que al Índice del Desarrollo Humano se refiere. En sentido estricto tienen razón; el nivel de escolaridad, ingreso y acceso a servicios de salud es comparable, de acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, al que tienen países del centro de Europa.
Sin embargo, habría que preguntarse hasta dónde el lema que aparece en esta delegación, que reza “el mejor lugar para vivir”, puede sostenerse a la luz de la evidencia que existe en torno al grado de violencia extrema que se ejerce en esa demarcación en contra de las mujeres.
De acuerdo con los datos oficiales, en los últimos 10 años, en el Distrito Federal el porcentaje promedio de mujeres que han sido asesinadas, con respecto al total de los homicidios que se cometen, asciende al 13.2%; es decir, de los 9,497 asesinatos ocurridos entre los años 2002 y 2011, en 1,259 casos las víctimas fueron del sexo femenino.
En el caso de la delegación Benito Juárez, el indicador es apenas similar al del promedio de todo el Distrito Federal; en efecto, de los 745 homicidios contabilizados entre los años 2002 y el 2011, en 91 de los casos las víctimas asesinadas fueron mujeres, es decir, un promedio anual de 13% de víctimas mortales mujeres.
La cuestión es relevante porque si bien los datos se han mantenido relativamente estables a los largo de la última década, el problema se encuentra en que ha habido años en que la incidencia de homicidios en contra de mujeres se ha ubicado en niveles sumamente altos e incluso atípicos si se comparan con los promedios nacionales.
En el año 2007, de acuerdo con las estadísticas de homicidios del INEGI, el porcentaje de homicidios contra mujeres, respecto del total, fue de 16.9%, el porcentaje de homicidios de mujeres se ubicó en 12.7%, mientras que en el global del Distrito federal se ubicó en 14.4%.
El otro dato alarmante se encuentra en el año 2011, en el cual el porcentaje de homicidios cometidos en contra de mujeres en esta demarcación ascendió al 16.4% del total, dato contrastante con el agregado del Distrito federal, el cual se ubicó en 12.7%; mientras que a nivel nacional se ubicó en 9.9%.
Lo anterior significa que en el año 2011, proporcionalmente hablando, en la delegación Benito Juárez del Distrito Federal hubo un 40% más de homicidios cometidos en contra de mujeres, que el promedio registrado para todos los homicidios del país.
La situación es delicada porque cabe la pregunta ¿de verdad se puede hablar del mejor lugar para vivir, en una demarcación en la cual las mujeres están siendo asesinadas, proporcionalmente a una mayor escala que en el resto del país? A mi juicio, es un dato a reflexionar y en el cual, el delegado, Jorge Romero Herrera debería poner una atención especial.
A la par de esta violencia homicida en contra de las mujeres, Benito Juárez se está convirtiendo cada vez más en sinónimo de desorden urbano, que no es resultado sino de la enorme corrupción que existe en el Gobierno de la demarcación.
La tolerancia ante la existencia de franeleros que han expropiado la vía pública en prácticamente toda la delegación; de talleres mecánicos que prácticamente se han apoderado de calles en la colonia Portales, así como el inmenso desorden vial y comercial en una colonia como la Del Valle, están generando no sólo el deterioro urbano, sino la elevación de la delincuencia y el conflicto social.
Lo anterior puede mostrarse a través del porcentaje de muertes accidentales y violentas que “aporta” la delegación Benito Juárez al total del Distrito Federal. Por ejemplo, entre los años 2001 y 2011, del total de muertes registradas por homicidios, suicidios y accidentes, el promedio anual que ocurrieron en la Delegación equivale al 9.2% respecto del total acaecidas en el D.F. Información contrastante con el peso poblacional de esta demarcación pues según el censo del 2010, en ella vive aproximadamente el 4.35% del total de los habitantes del Distrito Federal.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Consejo Nacional de Seguridad Pública, en la delegación Benito Juárez se cometieron casi el 7% de los delitos contabilizados en el fuero común, con un total de 24,410 delitos sólo en el año 2011.
Entre los años 2011 y 2012 se han denunciado 4,806 casos de robos (de distintos tipos) con violencia; han sido presentadas ante el MP 52 denuncias por violación, así como otros 222 casos de delitos sexuales, la mayoría cometidos en contra de niñas, niños y mujeres. Por si fuera poco, las extorsiones crecieron de 50 casos en el 2011, a 72 en el 2012.
Así, mientras la delincuencia y sus aliados o protectores en la autoridad delegacional hacen de las suyas, la ausencia del Gobierno se hace notable, con la consecuente pérdida de la calidad de vida en lo que se presumía, hasta hace poco tiempo, ser el mejor espacio para vivir.
(http://www.cronica.com.mx/notaOpinion.php?id_nota=724150)
